Desde que estalló el caso Lava Jato son cientos los personajes ligados a la política tradicional los que se han subido al banquillo de acusados por casos de corrupción y fraude en casi todos los países del subcontinente.

Antonio Paez Dirigente Sindicato Starbucks Coffe Chile
Domingo 17 de diciembre de 2017
Para nadie es desconocida la estrecha relación que existe entre dinero y política, aunque tampoco podemos decir que toda activad política necesariamente está atada al dinero. Lo que sí es seguro, es que la elite política, de casi todos los países latinoamericanos, ha entendido como “normal” el recibir e incluso exigir prebendas antes o durante el ejercicio de sus cargos públicos a fin de financiar sus campañas y luego devolverla como favores. La trama Odebrecht es absolutamente ilustrativa de ello.
Con más de un centenar de involucrados, varios cientos de millones de dólares sobre la mesa y varios presidentes y expresidentes siendo investigados, la verdadera red internacional de corrupción que organizó la constructora brasileña Odebrecht ha revelado los nexos, incluso internacionales, que existen entre dinero y política, entre las licitaciones y las coimas pagadas para acceder a ellas, finalmente este caso se trata de poder, corrupción y robo.
Desde el 2013, la comisión especial formada en Brasil para investigar el modus operandi con el que operaban los sobornos que exigía Petrobras para la adjudicación de las licitaciones, dineros que fueron repartidos entre políticos y empresarios.
Durante la investigación salió a la luz que la empresa Odebrecht había llevado este sistema no solo en Brasil, sino que también lo exportó a nivel latinoamericano. La empresa de construcción pagó sobornos y financió campañas políticas para luego adjudicarse millonarios contratos de obras públicas y estatales en Brasil, Argentina, Ecuador, Chile y Perú. Durante esta semana la trama de corrupción golpeó al reciente presidente electo Pedro Pablo Kuczynski (PPK).
Brasil, Argentina, Ecuador, México y Perú
Luego de la destitución de Dilma Rousseff, el golpista Temer se vio rápidamente envuelto en la trama de sobornos de Odebrecht. Durante las investigaciones del 2017 Temer perdió a sus principales nombres de su gobierno en el último período y ahora su brazo derecho, el jefe de Gabinete Eliseu Padillha, está amenazado por la declaración “espontánea” del amigo de Temer, el ex asesor de la presidencia José Yunes, que lo incriminó y salvó al presidente de la República. Los testimonios de la mayor constructora del país pueden poner en riesgo su ya precaria popularidad e incluso la gobernabilidad. Sin embargo, los tiempos y escenarios están aún abiertos, según la capacidad que tenga Temer para realizar la reforma previsional, principal ajuste exigido por el empresariado.
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Durante el 2016 se conocieron los diversos sobornos que pagó la empresa Odebrecht a funcionarios de Argentina. Entre los años 2007 y 2014 habrían entregado más de 35 millones de dólares en coimas a funcionarios Kirchneristas.
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Desde el 2 de octubre el vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas se encuentra bajo arresto producto del mismo caso. Las acusaciones apuntan a que Glas, como titular de Sectores Estratégicos entre 2010 y 2016, se habría beneficiado en más de 13,5 millones de dólares gracias sobornos pagados entre 2012 y 2016.
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También en México el presidente Peña Nieto ha sido acusado de haber recibido dineros de Odebrecht para financiamiento de la campaña del 2012. Según fuentes mexicanas Carlos Fadigas, ex director de Braskem, la filial petroquímica de Odebrecht, no solamente confirmó la entrega de dinero durante la contienda electoral del 2012, sino que declaró que Marcelo Obredecht se reunió en Brasil y en México con el candidato priísta Enrique Peña Nieto (tres ocasiones en total antes de ser presidente).
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Como decíamos más arriba el último caso en salir a la luz es el financiamiento que habrían entregado al presidente del Perú PPK.
Pero desde hace varios meses que la justicia venia siguiendo los pasos de la constructora en nuestro vecino del norte. Recodemos que en lo que va de la investigación, los presidentes Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016) y funcionarios de sus administraciones han sido acusados de recibir sobornos por más de 29 millones de dólares para la adjudicación de importantes obras estatales como la línea 1 del metro de Lima, la carretera Interoceánica, entre otras.
Ahora Kuczynski deberá enfrentar el juicio del parlamento peruano tras admitido que recibió dineros de Odebrecht a través de una de sus empresas (First Capital).
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Nada nuevo bajo el sol
Lo que finalmente sale a la luz con todas las investigaciones derivadas de la comisión Lava Jato es la verdadera finalidad de los políticos que han gobernado Latinoamérica por años. Sean de los partidos más rancios de la derecha o los reclamados como “progresistas” (Kirchner, Rousseff, Correa u otros) todos reciben de forma “normal” dineros de empresarios con el fin de financiar sus campañas y enriquecerse a costa de las miserias de la mayoría de la población.
Aunque aún no se ha terminado de abrir una gran arista del caso Odebrecht en Chile, persisten las aristas políticas de los casos PENTA y SQM donde empresas realizaron financiamiento ilegal a campañas políticas que terminaron con la formalización de Iván Moreira y Jovino Novoa entre otros. O en el caso Corpesca que involucra al ex ministro de Piñera, Pablo Longueira, al senador Jaime Orpis y varios senadores de la Derecha y la Nueva Mayoría. Este último caso demostró cómo las empresas compran a parlamentarios para que voten leyes a su favor, dejando entrever el carácter de clase de los actuales parlamentos de Chile y Latinoamérica.