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Red Internacional
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La transfobia mata: suicidio de un niño trans victima de acoso escolar

Hace unos días una trágica noticia llegaba a los medios de comunicación sobre el intento de suicidio de unes gemeles, y posterior muerte de une de elles, a causa del acoso y el buylling que recibían por su identidad de género.

Viernes 24 de febrero de 2023

El suicidio de estes menores que no llegaban a cumplir trece años sucedió en Sallent (Barcelona) el pasado 22 de Febrero y sucedía después que tanto el hermano menor como la hermana mayor dejaran sendas notas de suicidio a sus familiares explicando la situación que les había hecho llegar a ese punto.

El hermano, Iván, se identificaba como un chico y así exigía que se le llamara, por mucho que a otros medios reaccionarios les cueste aceptarlo. El niño de apenas 12 años recibía el acoso y las burlas de los niños de su barrio a causa de su condición sexual, que viene tomando fuerza entre las causas principales que pudieron llevar a detonar la situación extrema del niño. La hermana por su parte declaraba en la nota que se solidarizó con su hermano y por eso también se suicidó.

Mientras esto sucede la mayoría de medios y también los investigadores del caso mantienen una actitud completamente reaccionaria primero tratando a Iván en femenino de manera pública a pesar de las peticiones del menor; y, segundo, relegando la cuestión del buillyng a un segundo plano por un suicidio “multicausal”. Al principio de la investigación incluso se ocultó el hecho de que Iván sufría acoso escolar.

Uno de los familiares de las víctimas, su abuelo, señala el acoso continuo, no solo a sus nietes, pero en especial a elles por factores xenófobos, puesto que tenían acento argentino, y, después que Iván pidiese que se refirieran a él como tal, añadiendo motivos tránsfobos al acoso. El abuelo asegura que quince días antes del terrible suceso ya empezaba a reconocer a su nieto como Iván a pesar de que él no lo había confesado.

El día en el que sucedió todo se consiguió estabilizar a la hermana que había cometido el intento de suicidio en solidaridad con su gemelo pero no al joven Iván que fallecía el mismo día. El caso ha sacudido a las asociaciones LGTB que exigen una mayor atención sobre les menores trans en especial que sufren tasas altísimas de acoso, se observa que al 90% de les menores trans han sido acosades de alguna manera en su entorno, en especial en el colegio.

El caso no es una situación aislada sino que se trata de una cuestión estructural tanto del modelo escolar como del sistema en general, que marginalizan y fomentan el acoso y la discriminación de las personas trans. Que además se combina con una situación de aislamiento social hacia las personas y una saturación laboral de progenitores que hace que no puedan preocuparse de sus hijes estén bien y reciban una educación y atención correctas en casa.

Además esta noticia también tiene una gran importancia en un momento en el que las llamadas a la atención al suicidio han crecido hasta doce veces entre les jóvenes según Anar, encargada de gestionar las llamadas a la atención al suicidio. Esto no indica una debilidad generacional o una falta de cultura del esfuerzo como quieren hacer creer los políticos de derecha, pero tampoco es únicamente reducible a un problema de atención psicológica.

Que haya tanta gente, especialmente jóvenes, que tienen pensamientos suicidas, depresión, ansiedad… no se corresponde solo a la falta de atención psicológica sino, en especial, a un problema con el sistema de producción en el que vivimos que por un lado deja sin esperanzas de futuro a generaciones completas, pero también produce individuos completamente aislados los unos de los otros y que son incapaces de comprenderse entre ellos.

Quienes más sufren estas consecuencias son les jóvenes de clase trabajadora, en riesgo de exclusión social y que pertenecen a grupos oprimidos como personas racializadas, colectivo LGTB, migrantes… pues en ellos ya desde que van a la escuela, como en el caso de les gemeles de Sallent se les somete a un acoso y rechazo brutal.

En un sistema en el que no hay salida aparente y en el que los grupos de extrema derecha fomentan y normalizan cada día más el acoso a los sectores más oprimidos y discriminados de la sociedad la solución no puede ser pedir más inversión para psicólogos ¿de qué sirven si mis padres trabajan de sol a sol y no se pueden encargar de mí? ¿de qué sirven si no hay una educación basada en la diversidad y el respeto? ¿de qué sirve si el futuro que me espera es una distopía capitalista?

Es por ello que si bien el caso de Iván es uno más entre muchos otros, no debemos lamentarnos y seguir como si nada hubiera pasado, es necesario que busquemos que este caso de acoso hasta la muerte al que se sometió a un menor de 12 años no sea “uno más”, sino que sirva para que extender la rabia y la organización contra todas la violencias de este sistema que fomenta la transfobia y la discriminación contra los colectivos LGTB.