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Red Internacional
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Transfobia. La transfobia nos mata. Todos somos Ekai

Desde Chrysallis Euskal Herria, asociación de familias de menores trans, informaban hoy que Ekai, el hijo de 16 años de una de estas familias se había quitado la vida. La transfobia nos mata y necesitamos más luchadores y luchadoras para pararlo.

Viernes 16 de febrero de 2018

Yo podría ser Ekai. Tú también podrías haberlo sido. Cuando un 43% de los jóvenes LGBTI han tenido pensamientos suicidas a causa del acoso y la tasa de suicidio en jóvenes LGBTI es más de cuatro veces superior al resto y la principal causa de muerte, con cifras aún más altas entre las personas trans, no podemos sino hablar de asesinatos por transfobia.

Ekai tenía 16 años y crecer mientras te niegan tu identidad es una terrible batalla de supervivencia. La página web de Chrysallis Euskal Herria reflejaba hoy en un comunicado la situación que había llevado a tal desenlace:

“El inmenso dolor de Ana y Elaxar es también el nuestro, al igual que lo han sido sus batallas. Batalla por lograr el cambio de nombre en el registro; batalla por recibir en la “unidad de género” de Cruces el tratamiento hormonal que necesitaba y que nunca llegó; batalla por conseguir que en su instituto se realizara la formación para que la comunidad escolar pudiese comprender su realidad y así poder respetarla, y que no se hizo… un cúmulo de batallas cotidianas. Demasiadas para un adolescente, en este caso. Esta batalla la hemos perdido como sociedad y a Ekai nadie puede devolverle ya la vida.

Pero vamos a seguir luchando. Por la memoria de Ekai. Por aquellos chicos y chicas que siguen esperando a recibir en el Hospital de Cruces el tratamiento que necesitan. Por aquellas chicas y chicos a quienes han denegado el cambio de nombre. Por todas esas niñas, niños y jóvenes a quienes se les está negando una y otra vez su identidad. Por los que vendrán detrás. Por una ley que les proteja. Por una sociedad informada que comprenda y acepte los hechos de diversidad y en la que estas chicas y chicos puedan crecer, puedan desplegar todo su potencial, puedan vivir. Para que nunca, nadie, tenga que volver a pasar lo que Ana y Elaxar están pasando.”

Los culpables impiden que se aprueben las ya de por sí limitadas leyes contra la LGBTIfobia. Los culpables eliminan las partidas presupuestarias para prevención del bullying LGBTIfóbico. Los culpables retrasan la edad de reconocimiento legal de las personas trans. Los culpables catalogan la transexualidad como una enfermedad. Los culpables restringen los tratamientos hormonales a menores trans. Los culpables no implementan educación sobre diversidad sexual en las escuelas. Los culpables llevan sotana y reciben millones del Estado. Los culpables difunden discursos LGBTIfóbicos desde el poder impunemente. Los culpables son declarados “de interés público”.

Y ahora simplemente miran para otro lado.

En muchas ocasiones los menores trans y sus familias libran interminables batallas legales para conseguir un nombre asociado al género autopercibido, sin poder en buena parte de los casos hacerlo hasta la mayoría de edad, ya que con frecuencia, jueces y fiscalías tratan de denegar los cambios o hacerlo hacia nombres unisex.

Además, el cambio de sexo y de nombre sólo es posible para quienes tienen la nacionalidad española y han superado un examen psico-médico que precisa del diagnóstico patologizante de “disforia de género” tras dos años de terapia hormonal y la ausencia de cualquier otro diagnóstico de trastorno mental anterior.

La esperanza de vida media de las personas trans es de 35 años, la tasa de paro de un 85% y en los últimos 8 años más de 2.000 personas trans han sido asesinadas en todo el mundo sin contar los casos de suicidio.

No queremos más noticias como ésta. Para ello la indignación y la rabia no pueden transformarse en silencio y dolor, sino en una lucha en homenaje de Ekai, de Alan y de tantas y tantos otros que han peleado sin cesar por ser quienes son y que les llamen como se llaman. Levantar un movimiento LGBTI combativo que revolucione apuntando contra el sistema patriarcal y capitalista que horada cada día nuestras vidas buscando el fin de toda opresión y la más amplia libertad.


Jorge Remacha

Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.