Se reunieron tras los cortocircuitos con Macri por ganancias. Resolvieron no tomar medidas de lucha a pesar del ajuste. Buscan acuerdos legislativos para alcanzar cambios en el impuesto al salario.
Fernando Scolnik @FernandoScolnik
Viernes 26 de febrero de 2016
Hace no más que unas semanas, los dirigentes de las distintas CGT se preparaban para sellar un pacto que les permitiera pasar los próximos meses sin salir de la comodidad, aunque millones de trabajadores sufrieran los costos del ajuste.
El plan era sencillo: cambios en ganancias, aumento moderado en las paritarias, manejo de los fondos millonarios de las obras sociales, y acuerdo sellado.
“La reunión fue positiva”, había dicho esperanzado Antonio Caló al salir de Casa Rosada el 11 de febrero, luego de una reunión con Mauricio Macri, de la que también participaron Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, entre otros.
Sin embargo, el más que modesto cambio que implementó el macrismo en el impuesto al salario, hizo que este plan atraviese hoy cortocircuitos.
Tan lejos y tan cerca de aquella reunión con el Presidente, ayer el líder metalúrgico dijo que "estamos desilusionados, porque nosotros entendíamos que, aparte de subir el mínimo no imponible, el gobierno también iba a mandar este año al Congreso la denominada tablita de Machinea para cambiar las escalas, pero eso no pasará".
Días atrás había sido Hugo Moyano quien había disparado que el gobierno “prometió algo en campaña que no está cumpliendo”, y no se privó de comparar a Macri con Carlos Saúl Menem, al decir que “esto me hizo recordar a una frase que algún ex presidente dijo: si decía lo que iba a hacer, no me iba a votar nadie”.
El “desplante” que le hizo el macrismo a las cúpulas sindicales se da en el marco de un gobierno en crisis que, con rumbo incierto, cambia día a día, como se vio también en la paritaria docente. En este contexto, los dirigentes de la CGT, “recalculando”, debaten cómo hacer valer su peso.
La unidad de la CGT y la búsqueda de acuerdos legislativos
Esa situación determinó entonces un cambio de estrategia, que fue resuelta ayer al mediodía en una reunión realizada en la sede de la CGT Azopardo. Que el nuevo rumbo no iría en el sentido de la lucha, había quedado claro, al menos de parte de la CGT de Caló, mediante una solicitada publicada esta semana, cuyo inequívoco título era “70 días de gobierno, aún resta margen para el diálogo”. Denotaba de entrada que la paciencia de las cúpulas sindicales siempre es infinitamente mayor que la de los trabajadores que sufren los costos del ajuste. Se vio también este miércoles, por ejemplo, en el paro de ATE: después de una larguísima demora de los dirigentes en convocar a la lucha frente a los miles de despidos en el Estado, los trabajadores mostraron en las calles su gran predisposición para salir a enfrentar el ajuste. Un paro general convocado por las CGT, como exigen la izquierda y el sindicalismo combativo, probablemente demostraría lo mismo.
Pero los planes de los dirigentes son bien distintos. La principal resolución del encuentro de los líderes de las tres CGT fue consensuar con la oposición legislativa al macrismo la unificación de cerca de 50 proyectos sobre modificación del impuesto al salario, e impulsar esa iniciativa en el Congreso Nacional.
La nueva estrategia implica mostrar autonomía y apoyarse pragmáticamente en alianzas cambiantes para lograr sus objetivos, como una forma de hacer valer su poder de negociación. “Vamos a trabajar con nuestros diputados y convocaremos también a los de Sergio Massa y a los que estaban con Daniel Scioli, porque ellos en campaña prometieron que iban a impulsar ese cambio este mismo año”, dijo ayer Caló respecto a la estrategia legislativa para alcanzar los cambios en ganancias. De hecho, ayer compartieron la sobremesa con los dirigentes sindicales, además de diputados de extracción gremial, los legisladores massistas Graciela Camaño y Marco Lavagna, quienes les presentaron su propuesta de elevar el mínimo no imponible a 60.000 pesos.
En el encuentro anunciaron también la conformación de un “Observatorio Laboral” que teóricamente se encargará de determinar las estrategias a implementar no solo para lograr la modificación de ganancias sino que además se abocará al tema de la defensa de los puestos de trabajo y los despidos en el sector público y privado. Pero, al igual que en otros planos, son solo palabras. Difícilmente sea un “observatorio” el que frene los despidos.
Sobre la unidad de la CGT, Antonio Caló dijo ayer que la reunión “fue el primer paso para la reunificación del movimiento obrero”, mientras que Carlos Acuña señaló que desde las tres CGT se perseguirá no solo la modificación de "la famosa tablita" sino de aquí en más "exigir que los candidatos cumplan con la promesa electoral" que hicieron durante la campaña.
Respecto de las paritarias, el líder de los metalúrgicos apuntó que “el piso de aumento es 30%, luego cada gremio discutirá de acuerdo a su actividad”.
Sin embargo, lejos están los dirigentes de acordar en todos los planos. Respecto del “protocolo antipiquetes”, Hugo Moyano le había dado su aval días atrás, mientras que la CGT de Caló lo repudió en la solicitada publicada esta semana.
En lo que están todos de acuerdo, es en buscar las estrategias para hacer valer el peso de las cúpulas sindicales dentro de la escena política nacional, como una forma de negociar sus prebendas de dirigentes millonarios. Los avances hacia una posible unidad de la CGT se inscriben en ese marco.
Fernando Scolnik
Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.