Esta semana, los y las de abajo irrumpieron en la escena provincial ante los ataques del gobernador Suárez. La lucha por la defensa de la salud y la educación pública marcarán la agenda del próximo período. La coordinación de todas las peleas es esencial para la autoorganización de todos los sectores para pararle la mano al Gobierno
Lunes 28 de septiembre de 2020 00:00
Las masivas asambleas de escuelas y plenarios del Sute, donde se votó el rechazo a la nueva Ley de Educación y un gran caravanazo para este martes y miércoles, y las movilizaciones del viernes en distintos departamentos de la provincia, no salieron de la nada. Hace meses que la bronca se está acumulando contra un Gobierno provincial que, en medio de la profunda crisis sanitaria, siguió con los ataques contra las y los trabajadores de la educación.
El congelamiento del salario, sin paritaria, el no pago del aguinaldo y los problemas generados por una virtualidad que aumentó las horas de trabajo, al tiempo que no se establecen las mínimas condiciones para garantizar la conectividad para miles de estudiantes, fueron gotas que iban llenando un vaso que pronto se colmó con la provocación del gobierno con un proyecto de Ley que pretende avanzar contra todos los derechos.
En este marco, los plenarios del Sute expresaron esa bronca y la disposición de salir a luchar, incluso tomando la idea que el sindicato había lanzado en los mandatos, se pusieron a la cabeza de caravanazos masivos en San Martín, Rivadavia, el Valle de Uco, San Rafael y General Alvear, y que preanuncian lo que promete ser una masiva movilización este 29 y 30, en el caravanazo convocado y que saldrá desde el Parque Central a las 16 hs.
Las y los trabajadores de la educación son la punta de lanza de miles en toda la provincia que vieron en esta pandemia perder sus condiciones de vida a niveles de una crisis histórica. El desempleo en la provincia registró su índice más alto de los últimos años, duplicándose en solo 6 meses. La pobreza crece a pasos agigantados, preanunciando que el 50 % de los niños y niñas podría estar por debajo de la línea de la pobreza para fin de año y que el salario promedio en nuestra provincia debería ser de 40 mil pesos mensuales para no ser pobre.
El ejemplo de las maestras, votando sesionar en sus plenarios en apoyo a la lucha que vienen llevando adelante las y los trabajadores de la salud es una muestra de solidaridad muy importante y que debe traducirse en un llamado a la unidad de todos los sectores populares para enfrentar estos ataques.
En los hospitales, donde se combate la pandemia en primera línea y se vive en carne propia la crisis sanitaria, la situación no es distinta. Miles de trabajadoras y trabajadores precarizados de la salud vienen luchando por sus derechos laborales y en defensa de la salud pública. La precariedad laboral, con enfermeras que no solo cobran salarios de miseria, sino que tampoco tienen acceso a condiciones seguras de trabajo, dejando la vida mientras que las respuestas del gobierno sólo viene socavando la atención en los hospitales y centros de salud, poniendo en riesgo la atención a todos los mendocinos y mendocinas.
La cantidad de contagios entre el personal sanitario, que ya se cobró la vida de 8 enfermeros y enfermeras, junto con la cantidad de aislados, hizo que se tuvieran que cerrar servicios enteros en importantes hospitales por falta de personal. Esta crisis sanitaria no tiene nada de natural, es consecuencia directa de las políticas del Gobierno, que aumentó solo 80 camas UTI desde que comenzó la pandemia o no garantiza el testeo masivo, mientras pagó cuatro veces más a los bonistas que especulan con la deuda pública de lo que destinó a la salud pública.
Las y los precarizados de la salud, desde marzo se vienen organizando y luchando por sus derechos y dieron un primer paso conquistando un pase a planta arrancado al Gobierno que aún tiene que hacerse efectivo. Ahora continúan su lucha por el reconocimiento de la categoría profesional para las y los licenciados en enfermería.
El ejemplo de las maestras, votando sesionar en sus plenarios en apoyo a la lucha que vienen llevando adelante las y los trabajadores de la salud es una muestra de solidaridad muy importante
La unidad del conjunto de trabajadoras y trabajadores, saldando las diferencias impuestas, entre efectivos, de planta, tercerizados, prestadores, enfermeras, médicos, etc. es fundamental para dar esta pelea. Unificando desde abajo a las y los trabajadores de los distintos sindicatos de la salud que muchas veces, aún levantando reclamos justos, terminan dividiendo a los trabajadores.
Que se pueda confluir no solo en acciones sino también en todas las formas de debate y deliberación para coordinar la lucha es vital, poner en pie asambleas interhospitalarias donde se debata democráticamente y se voten a mano alzada un plan de lucha junto a otros sectores, así como se votó en los plenarios del SUTE un pronunciamiento en solidaridad con la salud.
Las trabajadoras de la salud, firmes en su lucha, este miércoles pasado se movilizaron a casa de Gobierno para exigir el reconocimiento de las licenciadas en enfermería y no fueron recibidas por ningún funcionario público que diera respuesta a sus reclamos. Esta impunidad del Gobierno provincial, que no recibe a las verdaderas esenciales en medio de la crisis y ataca a las maestras en medio de una situación crítica para las familias de la provincia, podría tener un freno con una masiva movilización de todos y todas las afectadas por esta crisis.
Motivos para la coordinación y autoorganización de todas las luchas, hay de sobra
En la memoria popular aún resuena el ejemplo de la lucha por la 7722, donde las imparables movilizaciones de diciembre hicieron retroceder al gobierno y lograr una conquista que aún les duele a varios en la casa de gobierno y la legislatura provincial. Esa debe ser la guía para pensar cómo enfrentar los ataques. Una masiva movilización de todos los que defienden la salud y la educación pública puede ser un primer paso para organizar también a los jóvenes que tuvieron que dejar de estudiar o que trabajan en lugares precarios para poder ayudar a sus familias, a los miles que perdieron su trabajo o aún con trabajo no llegan a fin de mes, a quienes se quedaron en la calle y que pelean por una vivienda, a las mujeres que aún en la pandemia siguen luchando por sus derechos y contra todo tipo de violencia.
Los masivos caravanazos del Sute son una oportunidad para que se exprese en las calles esa unidad que hay que seguir construyendo, como con el agua, poner en pie coordinadoras en defensa da la educación y la salud, la unidad de todos y todas las que están luchando para que no seamos nosotros quienes paguemos los costos de esta crisis, es esencial.