×
×
Red Internacional
lid bot

Coronavirus. La unión de las trabajadoras y los trabajadores no es la unión con el Gobierno

En el Estado Español hace más de una década que las trabajadoras y trabajadores, la juventud, las pensionistas, las migrantes y las cuidadoras estamos en crisis, agravada ahora la situación al extremo por la pandemia mundial.

Irene Ruiz

Irene Ruiz @IreneYpunto

Miércoles 22 de abril de 2020

Que actualmente estamos viviendo una crisis económica, política y social a nivel internacional sin precedentes no lo puede negar nadie, que la transformación del mundo, tal cual lo conocemos es ya inevitable, tampoco. Pero en el Estado Español hace más de una década que las trabajadoras y trabajadores, la juventud, las pensionistas, las migrantes y las cuidadoras estamos en crisis, agravada ahora la situación al extremo por la pandemia mundial.

Los diferentes gobiernos, ya fuesen del PSOE o del PP, han ido practicando recortes en el gasto público como en la educación y los servicios sociales, ambos han privatizado servicios como la sanidad, han priorizado el pago de la deuda externa y los intereses de las grandes empresas y multinacionales europeas sobre las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora, han rescatado a la banca con dinero público y practicado exenciones fiscales a las grandes fortunas, han “flexibilizado” el despido convirtiéndolo en libre bajo pago de indemnizaciones irrisorias...y un largo etc.

No es cosa del PP, como los medios de comunicación pro-gobierno y los aparatos de propaganda del Partido Socialista y Unidas Podemos quieren hacernos creer y así tratar de polarizar una situación en la que solo cabe ubicarse con el gobierno o con la derecha.

Muchos de estos ejemplos de precarización de las condiciones de vida de la clase trabajadora las ha llevado adelante el PSOE. Probablemente el más comprometedor fue cuando José Luis Rodríguez Zapatero modificó el articulo 135 de la Constitución Española, pactando con el PP, para anteponer el pago de la deuda a cualquier gasto público y social, lo que supone una modificación constitucional de un calado sin precedente y que va en contra del supuesto carácter social del Estado español, uno de los pilares de la Constitución española que se diferencia de una constitución liberal precisamente en una “pretensión proteccionista” de la sociedad.

Esta misma Constitución que en otros momentos se presenta como inmodificable para ambos partidos cuando resulta de una petición social, se modifica rápidamente en connivencia con el Partido popular, con el que el PSOE ha pactado y votado conjuntamente la mayoría de leyes, sobre todo en el Parlamento Europeo, para beneficiar al capital nacional y europeo por encima del pueblo trabajador.

Este es el Partido del Gobierno, el mismo PSOE de siempre, solo que hoy ha sido legitimado y blanqueado por una izquierda que antes, al menos, aparentaba ser oposición, aunque su objetivo final siempre fuese poder formar parte del Gobierno, y “llevar a la izquierda al PSOE” en última instancia.

Pues bien, ahora de una manera u otra, tras las agrias discusiones que llevaron a rupturas, dinamitaron Izquierda Unida y construyeron Podemos, acabaron reencontrándose a la fuerza en Unidas Podemos, con episodios mediante como el de Ahora Madrid o la salida de Anticapitalistas; han conseguido su objetivo.

Pablo Iglesias es vicepresidente del Gobierno, algo que ni Anguita pudo soñar, es hora de hacer un balance de posibilidades. Es decir, si esto es todo lo que el “Gobierno más progresista de la historia” puede hacer para proteger a la clase trabajadora en el marco de una crisis sanitaria, social y económica global y de una destrucción de empleo sin precedentes, mientras se les inyecta 200.000.000 millones de euros a las grandes empresas, el balance para la clase trabajadora en su conjunto, parar llegar donde estamos, sale negativo.

Lo cierto es que, a pesar de la desconfianza que esta izquierda le tiene a la organización de la clase trabajadora, al margen de la mayoría sindical y sin apoyo del gobierno, se están dando casos de autoorganización de los trabajadores y trabajadoras para defenderse desde el principio de la crisis como la paralización de la producción en la fábrica de Mercedes al inicio de la crisis o el reciente ejemplo de los trabajadores y trabajadoras de Telepizza.

Pero también se están llevando adelante iniciativas que demuestran el poder creador de la clase trabajadora, su capacidad de adaptación y sobre todo su voluntad de poner toda su potencia al servicio de la lucha contra el virus como los trabajadores de Airbus en Francia o entre los estudiantes que plantean poder ser parte de la lucha y la solución contra esta pandemia.

Para la clase trabajadora ya no existen cortafuegos en la economía actual, y los que quedan, como las pensiones que mantienen a muchas familias, o los sistemas de protección social, están en quiebra. Esta crisis que acaba de empezar y lo que salga de ella, o la peleamos y la ganamos las trabajadoras y trabajadores o la gana el gran capital.

Es hora de romper con el malmenorismo, que nos lleva a contemplar como “la mejor opción posible” al PSOE que señalaba el 15M, una lógica impotente que lleva sistemáticamente a renunciar a dar cualquier pelea al Régimen y al sistema económico. El Gobierno del Ibex 35 no está con nosotras, y la unidad de las trabajadoras no es la unidad con el Gobierno.

Si estás de acuerdo, es hora de tomar partido. Contacta con nosotras y únete a los círculos virtuales de Izquierda Diario, para mediante el debate y la difusión de las ideas, construir la izquierda que necesitamos para vencer.


Irene Ruiz

Burgos

X