El sábado pasado, las calles de las principales ciudades brasileñas fueron tomadas por la juventud y por sectores de trabajadores para manifestarse contra Bolsonaro. Decenas de miles demostraron voluntad de lucha en los actos más grandes desde el comienzo de la pandemia.
Lunes 31 de mayo de 2021 21:14
La jornada de lucha, que comenzó siendo convocada contra los recortes en la educación que viene aplicando Bolsonaro, aprobados por la Cámara de Diputados y el Senado, se transformó en una jornada contra el Gobierno en su conjunto, su negacionismo ante la pandemia, el desempleo y el hambre. Varios sectores de trabajadores ya habían estado llevando a cabo acciones de resistencia incluso antes de las manifestaciones, como la huelga en las fábricas de abastecimiento de LG, las luchas de los trabajadores de la educación en San Pablo o Minas Gerais, los choferes de transporte público (en todo el país), los barrenderos o los trabajadores del metro de San Pablo, luchan contra los ataques del gobernador Dória y la empresa. Se unieron con el ánimo que demostraron los actos del sábado, especialmente en la juventud, que superó los límites del “quedarse en casa”, una política defendida por todas las instituciones del régimen para contener las manifestaciones,
Bolsonaro, los militares, el Congreso y también el Poder Judicial se unen para llevar a cabo ataques, como la autorización de despidos masivos, las reformas de ajuste, la privatización de Eletrobras, el correo y Petrobras, mientras los patrones ajustan los salarios. Los trabajadores y jóvenes que luchan contra los recortes están pagando el precio de la pandemia mientras no hay vacuna para todos, muchos brasileros mueren mientras Bolsonaro, los militares, y los líderes parlamentarios montan un teatro con la Comisión Parlamentaria de Investigación pretendiendo mostrar preocupación ante el avance del coronavirus.
Las manifestaciones son una gran oportunidad para exigir a las centrales sindicales, como la CUT (Central Única de los Trabajadores) y la CTB (Central de los Trabajadores y Trabajadoras de Brasil), comandadas por el PT y el PCdoB (Partido Comunista), organicen a los trabajadores. Es posible unificar todos los sectores, desde los metalúrgicos hasta los trabajadores más precarios, como los repartidores y telemarketers, desde los docentes hasta los barrenderos, si las centrales sindicales organizan la lucha contra Bolsonaro y su vicepresidente Mourão, contra los gobernadores también responsables de las muertes por covid.
Ante este escenario, es imprescindible luchar por masificar las manifestaciones del sábado pasado, buscando organizarlo a través de asambleas de base, con derecho a voz y voto, en todos los lugares de trabajo y estudio, proponiendo un paro nacional.
Para que la lucha no se desvíe, Esquerda Diario ha planteado fuera Bolsonaro, Mourão y los militares. En esta lucha, se puede avanzar en medidas para combatir la pandemia, como la vacunación para todos, liberando las patentes en la industria farmacéutica, sin compensación a las empresas, y la producción masiva, a través de la conversión de la industria nacional para dar respuesta a la pandemia. Medidas que no tomó la CUT la semana pasada, que convocó una manifestación simbólica en Brasilia el día 26, para justificar su ausencia en los actos juveniles, dividiendo fuerzas las protestas de este sábado. Este tipo de maniobra debe ser denunciada en todos los rincones del país. incluso contra quienes guardan silencio ante este tipo de divisiones, exigiendo que pidan una paralización nacional.
Es en este sentido que no se puede aceptar la política que viene defendiendo el PT, como lo hizo el vicepresidente nacional de ese partido en vísperas de la movilización del sábado, Washington Quaquá, quien atacó las manifestaciones contra Bolsonaro que se realizaron en todo el país ese día. El PT usó las páginas del diario O Dia para decir, que no era coherente que la izquierda convocara manifestaciones contra el gobierno de Bolsonaro, luego de alcanzar la marca de más de 450 mil muertos por el coronavirus. Según sus palabras, la izquierda estaría “dando armas a Bolsonaro”, “apiñándose” en las calles.
Diana Assunção del Movimiento Revolucionario de los Trabajadores dijo a Esquerda Diário que "Necesitamos una movilización independiente, organizada en cada lugar de estudio y trabajo, sin depender de las salidas institucionales que apunta el PT y a las que se adapta el PSOL [NdT: Partido Socialismo y Libertad], como la Comisión Parlamentaria de Investigación por el Covid, alimentando la ilusión de que es posible llevar a Bolsonaro para acusarlo, mientras su interés es fortalecer la elección de Lula en 2022, que llevará junto con su candidatura innumerables golpistas, ajustadores y coroneles de todo tipo, como José Sarney, así como el expreso apoyo de neoliberales como el expresidente Fernando Henrique Cardoso, símbolos de la vieja política. Como dijo la profesora Maíra Machado en su discurso en la manifestación de São Bernardo do Campo: “No salimos a las calles para presionar al parlamento, sino para derrotar a Bolsonaro y su gobierno”.