En estos tiempos de capitalismo voraz, el leer se hace imposible, por ello, los lectores se han convertido en leedores, requieren de poca concentración, temas morbosos, banales e inmediatos, sin profundidad, puro entretenimiento y moda.
Miércoles 14 de junio de 2023
Esta nueva entrega literaria de Rocío García Rey (México, 1971) es una consecuencia lógica de su espíritu introspectivo y de su mirada delicada sobre lo que la rodea en este mundo; siguiendo la definición de Pedro Salinas sobre lectores y leedores, donde el leedor pasa por un libro por vanidad y sin sustancia crítica y el lector lo hace por amor al libro; La Voz de mis muertos es un libro para lectores.
Mucho se ha insistido en “El cuarto propio” para escribir pero de igual importancia es tener un cuarto propio para leer. En estos tiempos de capitalismo voraz, el leer se hace imposible, por ello, los lectores se han convertido en leedores, requieren de poca concentración, temas morbosos, banales e inmediatos, sin profundidad, puro entretenimiento y moda.
En La voz de mis muertos, la autora hace un viaje a la semilla, examina las raíces y las ramas del entorno familiar que finalmente le dan estructura a su persona y a su escritura, es una mirada intelectual y una mirada amorosa. Leer a García Rey, sin duda te lleva a un cuarto propio o a un cuarto comunitario, es como volver a aquellos días en que la luz se iba, y en lugar de televisión, las casas se iluminaban a la luz de las velas, y entonces surgía la charla, charlas de familia, acontecimientos familiares, planes a futuro, juegos de sombras, mientras algún otro llamaba por teléfono a la compañía de luz para que se hicieran presentes. No sucedía así en el rancho, donde la luz eléctrica aún era inexistente y las noches a la luz de los quinques sólo apuntaban a contar las Historias, las verdaderamente importantes, las profundas, las que explicaban los porqués de la familia. Esto mismo sucede en La voz de mis muertos. Esta tradición oral profunda se encuentra presente en el texto pero también la entrevista inteligente de quién es un investigador por proeza intelectual.
Una cuestión sobre esta edición, que me ha resultado peculiar y fantástica, es que el libro incluye fotos aparte, como “testigos” dentro de sus páginas, que abonan a la verosimilitud de las historias narradas pero también a un acercamiento íntimo de antaño, donde tener las fotografías en la charla complementaba de forma magistral las historias.
Nuestra autora hace una honesta radiografía familiar en la que es imposible no sentirse identificado dentro de ella, los sentimientos, acontecimientos, sucesos, están narrados de tal manera que se siente emparentado con la propia historia conocida y se convierte en un hecho tan importante, que da ese tono de urgencia de volver a esos cuartos sin luz eléctrica, sin televisión, y hoy en día, sin redes sociales. Para retomar de manera inmediata esas historias antes de que se extingan en un último momento de luz profunda, no artificial y en un último rescate de aquellas voces que sólo cuentan con nuestras voces para enfrentar su historia, que es la Historia de todas las familias unidas a través de murmullos lejanos en una noche conocida a la que todos debemos volver.
Los invito a conocer a la madre verdadera, a la madre secretaria, a las calles de la Martín Carrera, a mirar una postal que narra una historia de amor, todo esto y quizás una historia que les resulte propia encontrarán en La voz de mis muertos de Rocío García Rey.