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Red Internacional
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MATERNIDAD. Lactancia: la mercantilización de un derecho

Hace pocos días llegó al país la doctora especializada en nutrición Chessa Lutter, quien es la asesora principal de alimentación y nutrición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La misma depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tiene su oficina principal en Washington.

Viernes 4 de septiembre de 2015

La visita de Chessa Lutter tiene como fin impulsar políticas públicas en favor de la lactancia, dentro del marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
Numerosos son los estudios que sostienen que la leche materna está en condiciones de cubrir las necesidades básicas de un bebé en sus primeros seis meses de vida. Incluso se sugiere continuar con la lactancia hasta los dos años. Sin embargo la OMS afirma que la prevalencia de la misma está muy por debajo de lo que recomienda esta organización.

Lutter indicó en una entrevista que le realizara el diario Página 12, que su tarea principal es la de orientar a los países en el desarrollo de políticas públicas destinadas a la elaboración de programas que abarquen la alimentación de la madre y el niño. Argentina, de hecho, es el país de la región con la menor cantidad de días contemplados dentro de la licencia por maternidad (90). La lista la encabeza Chile con 210 días y le sigue Brasil con 120 días.

Sin embargo, ante la pregunta concreta sobre las políticas que se deberían llevar a cabo para fomentar la lactancia materna expresó: “Resulta muy costoso para el Estado y las empresas, dado que los niños que no son amamantados implican un mayor gasto en salud y educación: los bebés con poco tiempo de lactancia se enferman más.
En cuanto al ámbito laboral es importante destacar que las empresas más jóvenes y novedosas son las que entienden que para mantener el talento femenino es necesario que exista protección para el momento en que la mujer decide ser madre y durante toda la lactancia. El empleador que comprenda esto se verá beneficiado porque el respeto a la lactancia implica lealtad de la empleada por la gratitud y satisfacción, menor ausentismo porque el bebé se enfermará menos, retención de trabajadores y mayor productividad".

Declaraciones similares realizó en su viaje a El Salvador, al afirmar: “Un bebé amamantado se enferma menos, por lo tanto para el empleador es también una inversión, ya que si la mujer tiene a su hijo sano tendrá menos motivos para ausentarse del trabajo”. Es importante aclarar que Lutter le estaba hablando, en esta oportunidad, a mujeres trabajadoras de una de las nueve maquilas que funcionan en ese país.

Palabras como costos, gastos, productividad o lealtad de las empleadas están en las antípodas del concepto de salud y bienestar del niño y la mujer. Sobre todo si además son utilizadas por la representante de la OPS.

Es que frente a estas afirmaciones es necesario analizar si el verdadero objetivo de su visita es dirigir las políticas públicas en beneficio de la lactancia materna como un derecho legítimo, o si sólo se trata de un siniestro manto en el que se oculta el capitalismo más voraz, que no duda en conceder mínimas demandas para mantener el sistema más perverso de explotación.

En definitiva, y a la luz de la precarización laboral y los bajos salarios que soportan miles de mujeres, los dichos de Lutter parecen no tener relación con garantizar un derecho, sino por el contrario, ser solo una estrategia para aumentar las ganancias.
La extensión de la licencia por maternidad, la creación de espacios que funcionen como lactarios, la flexibilidad horaria para madres que amamantan, las instalación de jardines materno-paternales, son algunas de las demandas largamente exigidas y que aún se encuentran pendientes.

La lactancia materna es un derecho y como tal debe ser ejercido en libertad, pero de ninguna manera puede transformarse en un eslabón más de la larga cadena de opresión y explotación a la que se enfrentan centenares de mujeres en el mundo.