Martes 6 de enero de 2015
Las manos se tuercen cansadas,
las frentes se levantan sudorosas.
Los ojos por fin se abren
y las miradas se entrecruzan por doquier.
Las manos sueñan tizas,
Aunque éstas en las aulas no estén.
Otras manos enrollan cables,
Al ritmo de los motores foráneos.
Las primeras se visten de guardapolvo,
Las segundas usan buzos azules.
Las primeras se abrazan en marchas,
Las segundas la producción dejan caer.
Existen las que moldean aceros,
Al calor del Jujuy.
También las que se curten con petróleo,
Sean de hombre o de mujer.
Las manos no son las mismas
En cada extremo del país,
Las ha unido la clase
En un único aplaudir.
Un grupo encendió las llantas,
Otras tantas no dejaron de acudir,
La Patagonia parecía rebelarse
A tan extremo existir.
Las llantas se encendieron rápido,
La persecución también se hizo sentir.
Fueron los de Las Heras los que
con sus voces, a sus manos dejaron oír.