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Red Internacional
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UBA Psicología. Las autoridades y el EDI impulsan una reforma antidemocrática del plan de estudios

Fue a través de una sesión del Consejo Directivo llevado adelante a espaldas del estudiantado y de la docencia. Allí, las autoridades radicales y su pata estudiantil, el EDI, votaron de manera antidemocrática profundizar una reforma del plan de estudios de nuestra carrera. La casta está en la casa.

Viernes 20 de diciembre de 2024 08:18

En realidad, en la Facultad de Psicología ya se viene llevando adelante una reforma del plan de estudios en los hechos. Ejemplos de esto incluyen el pase a posgrado de contenidos de la carrera de grado, el reemplazo de la opción entre antropología y matemática en el CBC, eliminando la primera, única materia de esa disciplina en una carrera humanística, con el objetivo de reducir la matrícula de estudiantes. Así quedó evidenciado durante el conflicto universitario, a través de la persecución docente y cierre de comisiones de cátedras opositoras a la gestión. Este intento de imponer desde arriba una mirada única y hegemónica de la Psicología y nuestra formación pegó un salto recientemente con la reforma del plan de estudios votada por las autoridades y el EDI, en una sesión del Consejo Directivo cerrada al conjunto de la comunidad educativa.

No hay duda de la necesidad de reformar nuestro plan de estudios, que tiene cerca de 40 años, ya que conlleva una mirada profundamente individualista y ahistórica de la psicología. Además, carece de formación en disciplinas fundamentales para una comprensión crítica de la sociedad, como la antropología, filosofía, sociología, lingüística y lógica, todas ausentes en el plan de estudios. En algunas materias los contenidos siguen estando desactualizados y por ejemplo, pueden perpetuar estereotipos de género. Hay una clara falta de materias más “sociales” o “comunitarias”, desde ya una completa ausencia de una perspectiva marxista en nuestra carrera. Además, necesitamos más prácticas y prácticas profesionales, para evitar la separación entre la teoría y la práctica tan frecuente en nuestra formación. Se intenta presentar una falsa dicotomía entre el Psicoanálisis y las TCC, ambas disciplinas que pujan por ser hegemónicas en el plan de estudios. Nadie podría dudar de lo importante de dar estos debates y avanzar en hacer modificaciones en los contenidos que estudiamos.

Nosotres queremos un plan de estudios elaborado desde abajo y que represente nuestros intereses. Una formación que combata la mercantilización de la salud como un negocio para las grandes farmacéuticas y laboratorios; los abordajes individuales del padecimiento subjetivo; la farmacologización de la salud mental; el sistema actual de la salud donde hay una salud para ricos y otra para pobres; que incluya transversalmente la perspectiva de género y un programa verdaderamente plural, donde sea realidad la libertad de cátedra conquistada en la reforma universitaria del 18´ y que tenga lugar una mirada de la psicología desde el marxismo.

Si bien es evidente que la reforma es necesaria, la clave está en quién va a ser el actor que la lleve adelante y con qué métodos: ¿Por qué un puñado de personas decide por la formación de decenas de miles de estudiantes? Las enormes asambleas que supimos impulsar durante todo el conflicto universitario son un punto de apoyo para pensar los métodos y formas de organización para debatir colectivamente, entre otras cosas, qué tipo de formación queremos y qué profesionales de la salud mental queremos ser. Podría ser, por ejemplo, en comisiones de reforma de plan de estudios que debatan junto profesionales, trabajadores y usuarios de la salud y la salud mental y otros sectores para decidir la mejor formación puesta en función de intervenir sobre las necesidades y padecimientos actuales de las grandes mayorías. La carrera de Psicología tiene historia en este sentido, como el llamado "doble poder" en Filosofía y Letras donde estudiantes junto a docentes discutían no solo por el acceso irrestricto a la carrera, sino también sobre la formación profesional.

Desde En Clave Roja ponemos a disposición la Secretaría de Género y Diversidad como espacio para empezar a debatir algunos de estos aspectos.

En el feudo de Biglieri, la casta está en la casa

La discusión sobre el plan de estudios no puede separarse de un cuestionamiento profundo al funcionamiento antidemocrático y feudal de la UBA. La forma en que se estructuran y gestionan los contenidos académicos está profundamente vinculada a la manera en que se toman las decisiones dentro de la universidad.

Los debates claves como los contenidos académicos, el uso de los presupuestos y el modelo educativo se dan en espacios cerrados por un reducido y poco representativo grupo de personas. En psicología, los mismos profesores concursados que acaparan la mayoría del Consejo Directivo y se reparten cátedras, cargos y prebendas, son los que manejan los mecanismos para dictar el plan de estudios a medida de sus intereses y los del mercado. Ese órgano funciona con 8 representantes docentes elegidos por los docentes titulares y adjuntos, en una facultad donde no existen concursos docentes y donde han incluso proscripto a listas opositoras en el Claustro de profesores. Los no docentes no tienen ni voz, ni voto. Y nosotres, les estudiantes, quienes somos la inmensa mayoría en la facultad, solo podemos elegir 4 representantes (hoy 3 de la UCR Franja Morada-EDI y uno del Impulso-Patria Grande, La Cámpora y Auge). Una minoría decide reformas inconsultas sobre miles de estudiantes. Quieren que seamos meros espectadores. No podemos permitirlo.

Estos espacios están cooptados por las fuerzas políticas que co-gobiernan hace décadas en la UBA, los famosos radicales y peronistas ahora con peluca, que le votaron todas las leyes o se entregaron por dólares para que se vote la corrupta Ley Bases, una ley que va en contra de los derechos de les trabajadores y estudiantes. Sostienen al gobierno de Milei, ese que los estudiantes queremos enfrentar.

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La reforma de nuestro plan de estudios impuesta desde arriba es un avance más contra estudiantes y docentes de nuestra facultad. El plan es atacar a la educación de conjunto: avanzar en su privatización, arancelarla para les compañeres extranjeres y avanzar en una formación al servicio de las grandes empresas que ellos defienden. Nada muy distinto al objetivo del gobierno Nacional.

Esto lo llevan adelante todas las autoridades, radicales y peronistas, con el auto ajuste a las universidades y con avances en la reforma del plan de estudios como en la Facultad de Económicas llevada a cabo por los radicales y los recortes de franja horaria que votaron las autoridades peronistas en la Facultad de Filosofía y Letras.

Les estudiantes ya hicimos que el gobierno retroceda en querer privatizar la universidad pública, Milei ya no se atreve a decirlo en voz alta, sabe que va a tener respuesta como la hubo todo este año. Tenemos que seguir organizades desde abajo y a la altura para que no avancen con su plan de conjunto que incluye el ajuste presupuestario y del salario de les trabajadores docentes y no docentes.

Democracia universitaria y al que no le gusta se jode

Cuestionar el plan de estudios es también cuestionar las estructuras autoritarias que impiden la verdadera democratización de la universidad. En la perspectiva de que todes podamos debatir y decidir: una voz, un voto. Que haya un claustro único de docentes para que los interinos y los docentes ad honorem no sean relegados a una posición de “segunda”, y que les trabajadores no docentes tengan voz y voto. También peleamos por la elección directa de los decanos donde cada estudiante tiene voto directo y por la libertad de cátedra, para que podamos elegir sobre una diversidad de perspectivas ideológicas y políticas acerca de los contenidos que estudiamos.

Para esto es fundamental continuar desarrollando los métodos de lucha y organización que impulsamos durante este año en el conflicto universitario en defensa de la educación pública. Tenemos que seguir profundizando la coordinación entre estudiantes, docentes y toda la comunidad educativa, así como con les trabajadores y usuarios de la salud y salud mental. La universidad no puede seguir siendo un feudo donde las decisiones se toman entre unos pocos, lejos de las necesidades de quienes realmente sostenemos el sistema educativo día a día.