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Red Internacional
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OPINIÓN. Las conducciones gremiales, el ajuste y las urnas

Viernes 25 de octubre de 2019 00:34

La recesión castiga a los trabajadores y el gobierno provincial los ataca quitando la cláusula gatillo a los estatales y docentes, justo en el mes en que se ha disparado la inflación más aguda, mientras continúa con el ataque sin cuartel contra las y los trabajadores de la EPEC, que bajo este gobierno de Schiaretti han visto caer su salario y han sufrido una degradación de sus condiciones laborales como nunca antes pasó en democracia.

Esta situación se repite en la nación y en las provincias, el caso más claro y extremo es sin dudas el de Chubut, que gobierna Arcioni, uno de los gobernadores que acompaña a Fernández en sus actos de campaña.

Y mientras todo esto se desarrolla, el conjunto de la dirigencia gremial ha vaciado las calles y ha llamado a votar a Fernández. Aun cuando saben, y lo dicen, que Fernández vendrá a ajustar a los trabajadores.

Confesiones de parte

El 19 de septiembre el secretario general del sindicato docente de Córdoba cerró la asamblea provincial con un llamado a votar a Fernández - Fernández. Fue ovacionado. A continuación dijo que hay que prepararse para lo que viene a partir del 11 de diciembre, que va a ser durísimo. No hubo ni un aplauso.

El 5 de octubre en el programa radial La Tiza, de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba, entrevistaron a Pablo Carro, diputado nacional del kirchnerismo y dirigente de la CTA cordobesa, quien cerró con una reflexión sobre la unidad de las centrales obreras frente a la situación que se avecina. Dijo que los dirigentes gremiales van a estar en una situación difícil, porque por un lado van a tener a las bases queriendo recuperar lo que han perdido bajo el gobierno de Macri, y por otro lado van a tener que acompañar a un gobierno que va a negociar con el FMI, y eso va requerir un fuerte apoyo sindical, “nuestras bases en asamblea van a reclamar para recomponer el salario, al tiempo que sabemos los dirigentes que hay que apoyar al gobierno, esto nos va a colocar en una línea delicada para no desestabilizar el gobierno, y por eso es central la unidad en la etapa que viene”.

Mientras esto pasa en Córdoba, a nivel nacional no son menos elocuentes las palabras. A comienzos de octubre Pablo Moyano lo expresó con toda claridad: “Este gesto de la unidad sindical es importantísimo porque sabemos que después del 10 de diciembre van a venir medidas muy duras y necesitamos una CGT fuerte, unida, acompañando las medidas del próximo presidente”.

Contra Macri o contra el ajuste

Alberto Fernández le pidió a los pilotos de Aerolíneas que bajen el paro, a los movimientos sociales que salgan de la calle. Hay que pensar lo que va a ser Alberto de presidente si antes de llegar ya pide vaciar las calles y opera abiertamente contra los paros. Encima, ¡con Daer en la CGT!

Lo que dijo tanto él mismo como sus principales referentes económicos (Álvarez Agis, Nielsen) es que su gobierno va a honrar la deuda con el FMI. Toda la deuda, incluida la que contrajo Macri. Mercedes D’Alesandro, directora de Economía Femini(s)ta planteó: “cuándo vamos a empezar a discutir en serio el no pago de la deuda con el FMI, organismo que avaló las políticas que empujaron a millones a la pobreza en la Argentina? Son cómplices del desastre económico y encima hay que honrarlos?”.

Cada vez que Nicolás Del Caño plantea la necesidad de aumentar salarios y jubilaciones, de privilegiar la salud, la educación o la vivienda, la pregunta que le hacen los periodistas es de dónde va a salir el dinero. Y la respuesta es clara: de no pagar la deuda externa, de no permitir la fuga de capitales. No es un tema menor, el FMI acepta renegociar plazos de pago pero a cambio exige las contrarreformas, atacar a los jubilados y flexibilizar el trabajo.

El ajuste de Alberto se anuncia como un Pacto Social. Nada nuevo en nuestro país. En los ’70 alumbró una protesta obrera tan grande que terminó con el primer paro general contra un gobierno peronista, con coordinadoras de sectores del movimiento obrero que se autoorganizaban por fuera de la CGT. Por eso los dirigentes se preparan: para garantizar ese ajuste con la música de la Comunidad Organizada.

Quienes combatimos todos los días a esa dirigencia sindical traidora, quienes sufrimos los ataques de los gobiernos y las patronales, no podemos esperar nada bueno de un pacto social. Fortalecer a la izquierda en las elecciones será un paso muy importante para enfrentar lo que vendrá.