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Red Internacional
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MUNDO OBRERO ESTADO ESPAÑOL. "¡Las dependientas de Inditex no llegamos a fin de mes!" y continúan en lucha en A Coruña

Más de mil trabajadoras de las tiendas de Inditex en la provincia de A Coruña salieron a la calle para exigir una subida salarial y mejores condiciones laborales, con una manifestación que culminó a escasos metros de la vivienda de Amancio Ortega.

Miércoles 9 de noviembre de 2022

El origen del conflicto radica, según apunta la CIG (Confederación Intersindical Galega), convocante de la manifestación, principalmente, en el agravio comparativo que año a año se ha ampliado entre los trabajadores de otros ejes de la empresa, como son los empleados de almacén o fábricas, frente al personal de las tiendas, un sector ampliamente feminizado y sujeto en mayor medida (un 56% de la plantilla del grupo) a contratos a jornada parcial.

"Sabemos que un trabajador en las fábricas, siendo mozo de almacén, cobra 2.011€ de salario base, cuando nosotras cobramos 1.058€”, afirman las trabajadoras, las cuales denuncian que están teniendo problemas para llegar a final de mes mientras, paralelamente, Inditex ha reportado en el primer semestre de 2022 un beneficio neto de 1.794 millones de euros (un máximo histórico) y su principal accionista, Amancio Ortega, aumentará su fortuna forjada gracias a su esfuerzo empleado en explotar a sus trabajadores, tanto en el Estado español como en Bangladesh, en 1.718 millones de euros, solo en concepto de dividendos, y su hija, Marta Ortega, en 146 millones de euros.

La empresa se dispuso a iniciar una negociación, pero proponiendo una irrisoria subida de 100€ mensuales y sin siquiera permitir la presencia de las propias trabajadoras en la mesa, por lo que las fuerzas sindicales, que reclamaban un alza de entre 400€ y 500€, decidieron no sellar un acuerdo.

Sin embargo, no se trata solo de que sus condiciones salariales apenas rocen el SMI en un contexto en el que la inflación está suponiendo una drástica pérdida del poder adquisitivo de la clase trabajadora y el ajuste de los salarios y las pensiones según el IPC por parte del gobierno de PSOE-UP ni está ni se le espera, pues están demasiado ocupados incluyendo en los presupuestos el mayor gasto militar de los últimos 40 años, en lugar de destinar esa cantidad a subir más de 500€ al mes el SMI; sino que además de tener los salarios más bajos, las trabajadoras de las tiendas tienen peores horarios, los cuales les dificultan enormemente la conciliación familiar, y no disfrutan, a diferencia de sus compañeros de grupo, la ayuda para el cuidado de menores y familiares, la ayuda para la compra de libros o el bono comida. Inditex, por su parte, se niega en rotundo a concederles sus demandas.

¿A quién le sorprende que Inditex, un grupo experto en deslocalizar sus empresas a países de la periferia capitalista para explotar más y mejor a sus trabajadores, también contribuya a mantener la brecha salarial, que en el Estado ronda el 23%? Pero, como decíamos, no es solo la cuantía del salario lo que contribuye a la feminización de la pobreza, sino también el carácter más precario de sus contratos laborales, formando parte las dependientas del gigante textil del 73,86% de los empleos a tiempo parcial desempeñados por mujeres.

No queda ninguna duda tampoco de que la reforma laboral de Yolanda Díaz le ha venido mucho mejor a Inditex que a sus trabajadoras, a las cuales ha seguido condenando a la parcialidad, que, lejos de desaparecer, ha aumentado.

Por lo pronto, las trabajadoras de las tiendas de Inditex seguirán peleando por mejores condiciones laborales en A Coruña, centro neurálgico de la compañía, con la posibilidad de que sus demandas se extiendan como la pólvora a otras tiendas de la marca por todo el Estado español. Además, realiza la mayor parte de su producción en países semicoloniales a través de proveedores y subcontratas que utilizan a trabajadoras y a niños en condiciones infrahumanas. Por ejemplo, el salario medio de una obrera textil en Bangladesh (uno de los centros de la actividad de Inditex) es de 31 euros al mes, con extenuantes jornadas de entre 12 y 14 horas diarias y nulas condiciones de seguridad.

Pero este modelo, que no es exclusivo de Inditex, se aplica también en el Estado español. Talleres de decenas o centenares de costureras o trabajadoras que tienen que planchar las prendas, algunas con jornadas nocturnas y extenuantes al ritmo del just-in-time que les exige la multinacional, con contratos de temporada, diferentes escalas salariales o directamente en una empresa con triples tipos de ETT.

La contracara de los superbeneficios y privilegios de la patronal de Inditex es la precariedad, la superexplotación y los bajos salarios que sufren sus trabajadores y trabajadoras, a quienes les ofrecen migajas de aumento salarial.