Este martes 6 de noviembre se realizarán las elecciones de medio termino en los Estados Unidos, donde se renueva un tercio de la cámara de senadores y la totalidad de la cámara de representantes. Los demócratas según las encuestas corren con ventaja, pero eso no significa que las cosas no cambien.
Lunes 5 de noviembre de 2018
Una caravana de migrantes, que con el correr de sus días acrecienta sus filas, recorre México con un desenlace incierto tras las amenazas de Donald Trump de desplegar el ejercito en la frontera para detenerlos.
La mayoría procede de Honduras, país que vive una crisis social de enormes magnitudes. El año 2008 el presidente constitucional de dicho país, Manuel Zelaya, fue derrocado por la administración de Obama del Partido Demócrata, mismo partido que tiene a una latina, Alexandria Ocasio Córtez, como una de sus principales apuestas corriendo en estas elecciones legislativas que se presenta como alternativa a la administración de Trump.
Esta es una de las contradicciones que atraviesan las elecciones de medio término que se celebran este martes 6 de noviembre y que para todos los analistas se han convertido en un verdadero plebiscito sobre la administración Trump. En ella se renuevan dos tercios de la cámara de senadores y la totalidad de la cámara de representantes, además de elegirse los gobernadores de 36 estados de la unión.
Las encuestas le dan una leve ventaja al Partido Demócrata rondando el 49% de las preferencias del voto popular, versus el 42% que estaría obteniendo el Partido Republicano, en un marco de participación estimada del 60% del padrón, lo que sería histórico para las elecciones de medio término. Sin embargo, en el complejo sistema electoral del país norteamericano, una mayoría de votos no necesariamente podría constituirse en un triunfo contundente para los demócratas.
Los sondeos auguran que los demócratas obtendrían la mayoría de la cámara de representantes, la cual tiene mayor relación con el voto popular, sin embargo, el sistema de gerrymandelin donde los distritos son dibujados en comités partidarios y donde el partido mayoritario los traza según su conveniencia, podría afectar las chances demócratas (el último diseño lo efectuaron los republicanos).
La cámara de senadores, donde tiene mayor peso el voto rural, se mantendría bajo control republicano, lo que produciría un empate técnico que si bien le daría mayores chances a los demócratas de ser una oposición más efectiva, difícilmente se generen cambios sustanciales para la administración de Trump.
Donald Trump ha apostado con todo por esta elección, uniendo a sus votantes bajo un fuerte discurso antimigrantes y buscando mostrar los éxitos económicos de su gestión, en medio de un giro belicista que ha dado la administración al anunciar el retiro del pacto de control de armas nucleares firmado con Rusia entre Regan y Gorvachov que sin duda vuelve a encender los ánimos de la política internacional azuzando un nuevo conflicto entre potencias.
Los éxitos económicos son también otra de las incógnitas de esta elección. Estados Unidos experimenta su segundo mayor periodo de expansión continuado de la historia, solo superado por los 120 meses de la década de los noventa, según datos de Bloomberg. La política económica del actual mandatario ha generado un crecimiento del 3% de la primera economía del mundo con significativos efectos sobre el empleo, con una política de recorte de impuestos y de medidas proteccionistas generando un aumento del gasto fiscal en una política denominada por el diario el país como un keynesianismo sui generi.
Pero las cifras no parecen convencer del todo a Wallstret cuyos analistas ya advierten que el crecimiento es difícil de sostener en el largo plazo por que la política económica esta generando que los tipos de interés van a ser más altos y eso va a incrementar el precio de los préstamos y lastrar el consumo, algo que ya hemos visto en el mercado de la vivienda, esto sumado al hecho que la población envejece, la que hay en edad activa está ya prácticamente empleada y el aumento de la fuerza de trabajo se ralentiza, así que EE UU solo puede pisar el acelerador del crecimiento con productividad y esta también ha experimentado un frenazo en los últimos años.
Todos estos serían signos de un sobregiro en la economía norteamericana en que Trump ha forzado las fuerzas productivas montado sobre el crecimiento que dejó la administración anterior, abriendo una tijera que esta sobrecalentando la economía norteamericana al punto que no pocos analistas económicos advierten que el resultado podría constituir una aceleración de una recesión económica.
El Partido Demócrata también presenta importantes contradicciones para afrontar esta elección. En los últimos meses aumentó la cantidad de candidatos que se identifican con un discurso “socialista”, siendo Alexandria Ocasio-Córtez el caso más emblemático al lograr desbancar en las internas al candidato del establishmen, con medidas como la educación universitaria gratuita o el derecho a la cobertura de salud universal.
En parte porque una de las apuestas del Partido Demócrata se basa en lograr una “ola azul” principalmente entre los votantes jóvenes que según las encuestas de la Universidad de Harvard un 40% de los estadounidenses de entre 18 y 29 años aseguran que votarán “definitivamente” el próximo martes.
La encuesta apunta, además, a que los demócratas (41%) tienen el doble de apoyo que los republicanos (21%), mientras un 35% se declara apartidista o independiente, además según la misma encuesta un 39% de los jóvenes apoya el socialismo democrático, que promueven un grupo de candidatos al margen del Partido Demócrata, y políticas que el aparato del partido no respalda, lo que para muchos podría significar la aparición de un espacio político de izquierda en el escenario norteamericano, en una elección donde los millenials por primera vez superarán a la generación nacida entre el año 1960-1964.
La agenda económica y la política internacional son los principales puntos en disputa entre los principales partidos imperialistas, no olvidemos que ambos partidos han promovido invasiones y golpes de Estado, en aras de la supremacía norteamericana, aunque un triunfo demócrata podría ser leído por la izquierda internacional como un impulso en medio de una ola de triunfos de la ultra derecha a nivel internacional.
En unas elecciones marcadas por inusitados hechos de violencia y una retorica ofensiva de parte de Doland Trump, como los ataques con artefactos explosivos a prominentes figuras demócratas, el tiroteo en una sinagoga hace unos días, la amenaza de que el ejercito dispare contra inmigrantes desarmados y la guerra comercial con China, parece ser poco lo que podría cambiar con las elecciones de medio termino en una sociedad que cada vez se encuentra más polarizada, donde los enfrentamientos raciales, las manifestaciones y las huelgas comienzan a tomarse cada vez más la agenda de la política en los EEUU, y donde las tendencias a los conflictos entre potencias imperialistas aumenta considerablemente como salida a la crisis económica que desde el 2008 se encuentra abierta, que pese a los signos de recuperación esta no parece estar montada sobre bases que permitan estabilizar el escenario mundial.
Sin duda que el día miércoles despertaremos con un nuevo hito en la política internacional.
Ιωαχειν
Editor y columnista de la Izquierda Diario