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Red Internacional
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Las eléctricas ahora prefieren la hidráulica para mantener sus beneficios

En plena ola de calor las eléctricas tiran de energía hidráulica, la segunda más cara, para seguir manteniendo sus beneficios. Mientras tanto el precio que pagan los hogares prácticamente se mantiene. La medida del Gobierno ni toca los beneficios de las eléctricas, ni baja el precio en los hogares.

Viernes 17 de junio de 2022

Esto ocurre en plena ola de calor, cuando las temperaturas superan los 38 grados en muchos puntos de la península y antes de la entrada oficial en el verano. Un momento en el que la situación de los embalses no está boyante. Actualmente la reserva hídrica española está al 48,2% de su capacidad total. Los embalses almacenan actualmente 27.040 hectómetros cúbicos (hm³) de agua, descendiendo en la última semana en 449 hectómetros cúbicos (el 0,8% de la capacidad total actual de los embalses), según los últimos datos del Ministerio de Transición Energética.

La decisión tomada por las eléctricas tendría unas consecuencias bastante graves teniendo en cuenta que nos encontramos a las puertas de un verano el cual, según todas las previsiones, será bastante caluroso. En pleno mes de junio estamos viviendo una de ola severa de calor, hay en curso varios incendios forestales y hay un 17,3% de la superficie del territorio que sufre de sequía prolongada y el 4,4% está en situación de emergencia por sequía. En este contexto las eléctricas han decidido abrir los embalses para producir electricidad.

El juego de las eléctricas para obtener la mayor tasa de beneficio a costa de los que sea no es algo nuevo. Algo muy parecido sucedió el año pasado cuando en plena subida del precio de la luz y con los embalses por debajo del 50% de capacidad Iberdrola decidió abrir compuertas y generar electricidad a través de la tecnología hidráulica. En concreto, Iberdrola redujo el nivel de reservas hidroeléctricas más de un 30% solo en el tercer trimestre de 2021 respecto al mismo periodo del año anterior.

¿Por qué las eléctricas abren las compuertas de las centrales hidráulicas en estos momentos?

El precio de la luz en el Estado español es determinado mediante una subasta, dando lugar al llamado mercado mayorista o “pool”, en donde se vende y compra energía para cada una de las horas del día siguiente. En el "pool" del mercado energético el precio de la luz es determinado por el coste de producción de la tecnología más cara. Esta tecnología suele ser la que utiliza el Gas Natural para generar electricidad. Este tipo de producción eléctrica termina imponiendo el precio general de la luz y de toda la producción eléctrica -desde la generada con energía eólica, hidráulica o solar- así las empresas venden todas sus energías al mismo precio.

Hasta ahora la producción de energía a través del gas era la preferida por las empresas eléctricas, sin embargo el cambio de preferencia ha llegado esta misma semana cuando entraba en vigor el tope al precio del gas por parte del Gobierno. El tope del precio del gas finalmente se tradujo en una relativa bajada, el precio del pool de este miércoles vivió una bajada de 48,46 euros respecto al martes. Cayó un 22,6%, hasta situarse en los 165,59 euros/MWh. Algo que puede parecer mucho pero que si tenemos en cuenta que venimos de año repleto subidas históricas, se queda en algo bastante tímido. Además esta bajada parece que no se va a atraducir en términos absolutos en los hogares. Existe un sobrecoste del gas que se aplicará en la factura de eléctrica y que irá destinado para compensar a las productoras.

Sin embargo, a pesar de lo limitado de esta medida, evidentemente es algo que no ha gustado a las eléctricas que no quieren ver reducidos ni en lo más mínimo sus beneficios. Así las eléctricas no dudaron en empezar a hacer y deshacer a su antojo. Este oligopolio compuesto muy pocas empresas controla la producción y la distribución energética por lo que gozan de bastante margen para jugar en el “pool” energético y controlar los precios.

Ahora la tecnología que usa el gas para producir energía ya no es la más cara a efectos de mercado, sino que empieza a ser desbancada por la producción hidráulica que junto con el Gas Natural, es la tecnología de generación de electricidad que más veces ha fijado el precio en el mercado mayorista español desde 2019, año previo a la pandemia. En concreto, en 2021 fue en el 50% de las horas y en lo que va del presente ejercicio en casi el 41% de las franjas horarias.

Los costes de generación de las centrales hidráulicas se sitúan, en condiciones promedio, en torno a los 60 euros por MWh. Por ejemplo, en el segundo día más caro de la historia, que tuvo lugar el pasado 9 de marzo, en la hora más cara (entre las 19.00 y las 20.00) el MWh se pagó a 605 euros y fue la hidráulica la tecnología que marcó la retribución en esa franja.

Pero este modelo eléctrico controlado por un oligopolio no es algo que ha caído del cielo, como si lo hacen sus beneficios, sino que es un modelo hecho “a dedo” para el control de unos pocos capitalistas. Las privatizaciones y las “reglas” del mercado eléctrico han sido urdidas por los distintos Gobiernos desde la Transición, entre ellos los del PSOE. Es por eso que la medida ahora propuesta por el Gobierno de controlar el tope del gas es nada para situación en la que se encuentra el precio eléctrico que llega a los hogares. Y no puede tener ningún efecto frente al oligopolio eléctrico. Frente a esta medida limitada desde Unidas Podemos como parte del Gobierno tratan de separarse del PSOE planteando la necesidad de un impuesto que grave a las eléctricas, y en alguna ocasión planteando la necesidad de contar con una empresa eléctrica estatal, algo que además de ambiguo arrancaría de las manos de las grandes eléctricas el control del mercado.

Para terminar con el abuso de las eléctricas y asegurar un abastecimiento democrático para toda la población la solución pasaría por la nacionalización sin indemnización de la producción y distribución de un bien tan esencial y estratégico como la energía bajo control de trabajadores y consumidores. Esta es la única manera de evitar que las grandes empresas monopolísticas especulen y sigan obteniendo beneficios multimillonarios a costa de las clases populares.