Las familias, con un sobresfuerzo económico enorme, son las que tienen que hacer frente a los recortes en la educación pública. De esta manera se ensancha la brecha educativa entre los alumnos cuyas familias pueden hacerlo y las que no.
Miércoles 23 de marzo de 2016
Según el estudio “’Las cuentas de la educación” de la Fundación BBVA y la encuesta de presupuestos familiares del INE, los drásticos recortes educativos que ha habido en los últimos años están suponiendo una autentica debacle educativa y social. Según las cifras presentadas, los hogares españoles aumentaron un 25% de su gasto en enseñanza entre los años 2008 y 2014, mientras que durante ese periodo (2010-2015), las Comunidades recortaron en educación una media del 11,5%.
Analizando ambas cifras la conclusión es clara, todo el dinero público que se ha dejado de invertir en educación, lo han tenido que poner las familias, para poder hacer frente a los numerosos gastos educativos. Si el análisis lo alargamos más en el tiempo, los datos son todavía más demoledores, ya que las familias han incrementado en términos reales un 33% su gasto en la enseñanza desde el año 2000, siendo la partida principal las cuotas o tasas de instituciones educativas privadas o concertadas, a las que siguen otros conceptos complementarios, como libros, uniformes, comedor, transporte, extraescolares y material escolar.
Los datos son claros, el Estado español invierte mucho menos en educación que la media de la UE, un 3,8% del PIB frente al 4,6 %, y esto ha de ser subsanado parcialmente por las familias. La media del gasto dedicado a educación por estas en el estado es del 0,5%, mientras la media europea es del 0,3%.
Sin embargo, no todas las familias pueden hacer ese esfuerzo monetario en la educación de sus hijos. Según el estudio, los hogares con mayores ingresos pueden dedicar, hasta cuatro veces más dinero a la educación que los de menos ingresos, produciéndose un crecimiento de la brecha de desigualdad, también en el sistema educativo.
Cuando se habla del alto grado de fracaso y abandono escolar, hay que recordar estos datos, ya que según la mayoría de expertos educativos, el nivel de ingresos y la formación de los padres, así como el tener un buen entorno socio-económico y familiar, son dos de los rasgos que más influyen en el resultado académico de un alumno.
Una educación pública y obligatoria cada vez más cara
Un claro ejemplo de todo lo que estamos hablando lo encontramos en las palabras de María del Carmen Morillas, presidenta de un AMPA (Asociación de Madres y Padres) de un centro educativo público de la localidad de Leganés (Madrid), recogidas en un diario digital. Esta mujer, madre de 4 hijas en edad escolar, afirma “Gastamos mil euros solo en libros, es una locura” y añade que: “Desde que se quitaron las ayudas, hace unos cuatro o cinco cursos, las familias dependemos de que los ayuntamientos quieran ofrecer becas. Luego optar, y que te toque. En Leganés hay muchas familias que se quedan fuera. Además no completa nunca el gasto total. Por ejemplo en la etapa de infantil, que los materiales son fungibles, se dan ayudas de 50 euros y los libros cuestan tres veces más”.
A todos estos gastos muchas familias deben añadir los gastos del comedor escolar, alguna actividad extraescolar y alguna academia privada o profesor particular si su hijo necesita clases de repaso.
Si vamos a la universidad, la situación todavía es más alarmante. Además la nueva estructurada académica creada por el Plan Bolonia y la brutal subida de las tasas universitarias, llegando en algunas carreras a triplicarse, está provocando que miles de estudiantes hayan tenido que dejar por no poderse pagarse sus estudios. Incluso se ha sabido el caso dramático, de estudiantes universitarias que han tenido que recurrir a la prostitución para no ser expulsadas de sus estudios por impago.
Evidentemente ninguna de estas alumnas antes citadas o de los/as miles de universitarios expulsados que han tenido que dejar sus estudios por no poder pagarlos pertenecen en su mayoría a hijos de las elites burguesas. La mayoría, por no decir todos, son hijos de la clase obrera, con lo que se está creando una universidad, y una educación en general, cada vez más elitista, privatizadora y excluyente.