El Centro de Menores de Hortaleza, señalado en un acto de campaña racista por Vox, fue atacado ayer con una granada del ejército. Sin embargo, la responsabilidad recae también en el Gobierno del PSOE y un Régimen que tiene el racismo institucional en su ADN.
Jueves 5 de diciembre de 2019
Durante los últimos meses hemos visto varias noticias de ataques racistas a centros de acogida, dejando menores y educadores hospitalizados. En Cal Ganxo varios menores y educadores fueron agredidos por un grupo de 25 encapuchados con consignas racistas. En Canet de Mar, tras días de insultos racistas a todo aquel que pareciera de origen magrebí un hombre armado con un machete entraba en el centro de menores. El objetivo son niños y adolescentes, menores de 18 años, de origen extranjero no acompañados por sus familias.
En este contexto, ayer hubo un nuevo ataque en un centro integrado por MENA’s. Durante la mañana se profujo el lanzamiento de una granada de mano del Ejército Español en el interior del Centro de Menores de Hortaleza en Madrid. El artefacto no llegó a explotar en el acto, sino que fue detonado por los Tedax tras el desalojo del centro.
El centro es conocido por ser un tema recurrente de denuncia por la precariedad y saturación de sus instalaciones. Pero también por ser el escenario del acto más conocido de Vox en esta pasada campaña electoral: tomar la puerta del centro como escenario con la compañía del grupo nazi Hogar Social y tratar de rascar votos criminalizando a los menores migrantes que vienen sin familia al Estado español. Ortega Smith fue a “solidarizarse” con los trabajadores, pero fue rechazado por los vecinos de Hortaleza al grito de “fascista” y “racista”. Y que casualidad que, poco tiempo después, el centro es objetivo de un ataque racista con una granada.
Además, ayer mismo se descubría en Miranda de Ebro un equipamiento militar perteneciente a un conocido individuo fascista con decenas de armas de fuego y explosivos suficientes para hacer volar un edificio. En el mismo sentido, en 2005 también le fueron encontrada en Valencia una colección de simbología nazi y armamento que incluía hasta bazookas y ballestas. El grupo nazi llegó a conseguir en 2017 la absolución y que el Estado los indemnizara.
Pero, ¿de dónde salen estos arsenales para ataques fascistas? ¿De donde sale semejante impunidad, comparada con condenas de prisión a activistas de izquierdas por escribir un tuit, canciones o de terrorismo por una pelea de bar?
Por una parte, estos hechos están motivados por el odio y el racismo, agravados por el contexto político de ascenso de VOX y la derecha que parece dar alas a este tipo de ataques.
Sin embargo, los crímenes contra la población migrante también los comete el Gobierno del PSOE y el Régimen del 78 en su conjunto. Por ejemplo, hace cinco años murieron ahogadas 15 personas que intentaban cruzar la frontera en la playa de Tarajal en Ceuta, después de recibir pelotazos de goma y gases lacrimógenos por parte de la Guardia Civil. Las muertes en persecuciones policiales, como Mor Sylla o Mmame Mbage, o en circunstancias sin aclara en los CIEs, como Samba Martine, siguen siendo responsabilidad de este régimen racista.
El Gobierno del PSOE es el mismo que, aprovechando la campaña electoral del 10N, se puso al frente de la represión contra miles de jóvenes catalanes que salieron a luchar como respuesta a la sentencia del Supremo por el 1-O, dejando más de 600 heridos, 200 detenidos y una treintena de presos políticos nuevos. Asumiendo, así, en la práctica la agenda de la extrema derecha y posibilitando el ascenso de VOX.
Hoy Unidas Podemos pretende sostener al PSOE e integrar un Gobierno con Pedro Sánchez pero, ¿es posible que el mismo partido que puso las concertinas, que inventó las «expulsiones en caliente», las sedaciones y los CIE; el mismo partido que tiene sobre su espalda cientos de muertos ahogados y disparados en la frontera, defienda a los inmigrantes? De ninguna manera.
Es necesario organizar en las calles una respuesta a los ataques racistas que se dan en la tolerancia de este Régimen, pero también pelear por un aumento drástico del presupuesto público para los centros de acogida, que pasen a una única red pública con ratios de educadores/menores como los que exigen los profesionales, que estén controlados y gobernados democráticamente entre éstos y los propios menores, garantía de plazas para continuar los estudios a coste cero y bolsas de empleo controladas por los sindicatos y no las patronales.
Pero a la vez, es necesario luchar por la derogación de la Ley de extranjería, el cierre de los CIEs, el fin de las deportaciones exprés y derechos igualitarios para todas las personas que residen en el Estado español. Es necesario denunciar el rol imperialista del Estado español, causando migraciones forzosas, así como el racismo institucional que impregna el ADN del Régimen del 78, desde las deportaciones, hasta los CIEs, la violencia policial racista o las alambradas.
Todo ello es lo que está negando Unidas Podemos. Ante ello, es necesario plantearse una izquierda radicalmente diferente. Es fundamental levantar una izquierda que tome como bandera la independencia política de todos los partidos al servicio de la Europa del capital y que permite el avance de la extrema derecha. Una izquierda que impulse la autoorganización y la movilización de la clase trabajadora y los sectores más desprotegidos como son los inmigrantes.
Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.