Las infantas Elena y Cristina usaron su visita a Abu Dhabi, donde reside el monarca emérito Juan Carlos de Borbón, para inocularse. Se saltan así meses de espera que corresponde al resto de ciudadanas de su franja de edad.
Martes 2 de marzo de 2021 19:51
Las infantas, que se fueron del Estado español a vivir un dulce exilio de ricachonas, como su padre Juan Carlos, han seguido visitándolo desde entonces y se vacunaron aprovechando una de estas visitas. Su hermano Felipe, el actual rey, no ha tardado en intentar desmarcarse del ya enésimo escándalo de su familia, afirmando que se vacunará “cuando toque” y que no es el responsable de los actos de sus hermanas.
Diga lo que diga el rey, está claro para todo el mundo que las infantas disfrutan de un "privilegio real". Estas declaraciones solo forman parte de una estrategia que sigue la Casa Real para distanciarse de los garbanzos negros de la familia, que parece ser la mayoría.
Pero Felipe, se vacune cuando se vacune, sigue formando parte de la misma monarquía reaccionaria y corrupta que vende armas al extranjero y utiliza fondos públicos para, por ejemplos, mandar a la princesa Leonor a estudiar al extranjero mientras crece y crece la pobreza y el desempleo en el país.
Las infantas, que desde 2014 ya no forman parte de la Familia Real y desde entonces cobran sueldos de grandes empresas como Mapfre y la Caixa, se suman así a la larga lista de “vacunados VIP”, una larga lista de cargos públicos y empresarios de dentro y fuera del Estado español que se habrían saltado las colas de espera para poder vacunarse anticipadamente.
Pero el verdadero problema radica en que exista la posibilidad misma de vacunarse anticipadamente. Los ricos y los poderosos lo pueden hacer, pero el pueblo pobre que se muera contagiado en residencias o en trabajos precarios. Así funciona el capitalismo.
Por esto desde hace meses proponemos la liberación de las patentes y porque se deje hacer acopio de vacunas a costa de los países más pobres, que no tienen dinero para vacunar a su población. Hemos denunciado en una declaración de grupos internacionalistas en enero los enormes peligros e injusticias que provoca el negocio de las vacunas, que han sido financiadas, además, con fondos públicos en muchos casos.
Por este motivo es más urgente que nunca acabar con el negocio de las vacunas, pero el caso de las infantas vuelve a mostrar que también hay que terminar con la monarquía y todos sus privilegios. Vamos a luhar por el fin de esta monarquía corrupta y heredera del franquismo, que resulta ser una lacra social inaceptable.