En el marco de la puesta en pie de una asociación civil del colectivo trans, La Izquierda Diario entrevistó a sus referentes.
Martes 28 de febrero de 2023 20:39
Cuéntennos el motivo de esta reunión. ¿Por qué es un día importante para ustedes?
En el día de hoy se conforma esta asociación civil, nuestra intención con esto es tener nuestra autonomía travesti trans. Siempre fuimos re victimizadas y el objetivo es visibilizar las realidades que nosotros atravesamos, que seamos nosotras las protagonistas de cada mensaje, de nuestra historia y por eso nos organizamos y armamos este espacio. No podemos estar por fuera de todo como lo venimos haciendo históricamente hace más de 30 años con distintas organizaciones. Hubo compañeras militantes que dejaron su vida en la pelea. Tenemos un legado. Y queremos tener voz y voto en las futuras leyes que se logren conquistar, por más derechos, ser partícipes ahora de nuestra nueva lucha para que las mujeres trans podamos hablar.
¿Qué significa hoy dentro de la comunidad LGTBIQ+ ser histórica?
Mi nombre es Luana Salvá y soy presidente de la Asociación Civil “Las Históricas, Argentina”. La palabra histórica para nosotras es muy importante porque tenemos memorias vivas, porque tenemos una historia que contar, porque hay algo que estamos visibilizando respecto a nuestras vidas, a nuestras exclusiones, como lo que atravesamos desde nuestra niñez y adolescencia y por eso nosotros somos historia porque venimos de todo eso. Somos históricas porque sobrevivimos a todas las violencias. Somos un grupo de compañeras trans mayores de 40 años quienes algunas de ellas son sobrevivientes de la dictadura militar, otras que fueron perseguidas por los edictos contravencionales. Creo que la palabra lo dice: somos memoria viva, y fue muy difícil para nosotras, hoy somos pocas nosotras para contarlo, somos el testimonio que va quedando y llevamos también la voz de las nuevas generaciones. Fue difícil porque no teníamos ningún derecho. Hoy somos sobrevivientes y necesitamos que nos reparen todo el daño que nos han hecho.
¿Que implicaba ser travesti-trans en dictadura? ¿Qué cambios hubo con la llegada de la democracia?
Mi nombre es Marcela Saibec, y soy sobreviviente de la dictadura militar. No se podía vivir, una no podía expresarse como realmente se sentía; estábamos excluidas de todo, de todo el sistema por ser lo que uno quería hacer que en realidad es la naturaleza la que nos hizo así, y no nos podían cambiar. Sufrimos golpes y violaciones en los calabozos, todos los vejámenes, lo peor del ser humano. Pero hoy estamos acá para seguir luchando, y vivas para contarlo y queremos una respuesta de los gobiernos, más allá de que hoy gracias a la democracia hubo cambios. A partir de la Ley de Identidad de Género hemos notado mucho esos cambios, como mayor acceso a la salud, el tener la oportunidad de trabajar algunas, etc. Pero el problema con las leyes a nivel laboral por ejemplo es que no hay quien haga cumplir el cupo laboral travesti trans que es el 1% de contrataciones públicas estatales y hoy vemos una o dos compañeras trabajando en un municipio que tiene un total de 5.400 empleados y tendrían 54 compañeras trabajando, entonces el estado es omnipotente y no puede ser que jueguen con el plato de comida de una compañera.
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Queremos contar que hay una minoría de sobrevivientes en toda la Argentina. 10.000 travestis sobrevivientes de los edictos, de la dictadura. Estamos hablando de algo que se debe reparar. Es una generación donde somos las últimas que quedamos, que se nos impuso una sociedad que por nuestra identidad sufrimos todo tipo de exclusiones, en la salud, en la educación, en el trabajo. Entonces creo que esta es una manera de que el estado reconozca que nuestras memorias vivas tienen un fundamento y específicamente para las nuevas generaciones travesti trans, para que esta historia no se vuelva a repetir nunca más.
¿Cómo se vivieron los años 90 y la última década, durante los últimos gobiernos?
En mi caso, yo en los 90 estaba en Jujuy, tendría entre 12 o 13 años y estaba ejerciendo la prostitución, así vivía presa por mi identidad, no tenía vida ni libertad. Fui sometida a muchas cosas, fui excluida de mi hogar, del colegio, no tuve oportunidades. Migré a Buenos Aires a la edad de 17 años, a esa edad, buscando libertad y no sentí tanto la política ni las presidencias de los que estuvieron en ese momento porque estaba en otra vida: pensaba que yo no tenía futuro, no me sentía parte de la sociedad y mi vida fue la prostitución.
Los gobiernos a nosotras no nos cambiaron nada, solo en el periodo kirchnerista llegaron esas leyes que hoy pueden tener las nuevas generaciones travesti trans. El matrimonio igualitario junto a otras leyes, abrió las puertas para que nosotros tengamos hoy más derechos. Argentina fue el primer país en Latinoamérica en donde podíamos casarnos, eso abrió la puerta a la identidad de género. Pero hoy, seguimos buscando una ley que permita reconocer y reparar lo vivido. No viví la dictadura, pero sí fui víctima de los edictos contravencionales en aquellos años. A mí me llevaban a calabozos donde era golpeada, violada y no podía pararme en una esquina para tomar un colectivo porque me llevaban y estoy hablando hace 15 años atrás. Tampoco pasó tanto.
Lamentablemente fui excluida tanto de la escuela, de los hospitales, de los trabajos: tuve que estudiar a escondidas y me recibí haciéndome pasar por otra persona y la verdad que vengo de la época donde había que tener un abogado para que te pudieras cambiar el nombre y te hacían hasta un test psicológico para ver si estabas capacitada para que se te cambie el nombre. Nada era fácil. Hoy las nuevas generaciones van a disfrutar de muchísimos derechos y oportunidades y garantías que nosotras no tuvimos.
Esto que tratamos de hacer, de hacernos visibles, que se den cuenta que existimos y que hoy en día seguimos vivas y estamos aprendiendo a ser libres porque no lo fuimos. Entonces eso es lo que nos hace distintas, la libertad de elegir: nosotros nacimos travestis.
¿Qué opinión les merece las políticas públicas hacia la comunidad? ¿Qué derechos ven vulnerados?
Es una necesidad que tanto los ministerios como las personas que los encabezan, lleven adelante políticas públicas LGTBIQ+ junto con nosotras que somos quienes lo vivimos porque por ejemplo hoy en muchos lugares la religión evangélica está a la cabeza de políticas de igualdad en los municipios y sabemos bien que no tienen ni mínima idea. Ahí viene de nuevo el abandono del estado y el retroceso; nosotras necesitamos salir adelante, que nos pregunten que nos pasó, no que por un puesto político pongan a alguien a tomar políticas de diversidad sin saber hacerlo. Generalmente las direcciones de diversidad ni nos preguntan ni se preocupan, ni se interesan sobre nuestras necesidades ni realidades y no podemos vivir solo de una bolsa de mercadería mensual. Buscamos que nos den las oportunidades, que los ministerios nos abran las puertas, que nos permitan armar unidades productivas, esas compañeras de 50 años sin posibilidad de estudiar jamás va a poder acceder al cupo laboral trans y si sufre discapacidad, menos todavía. Queremos que las compañeras se puedan ganar el mango de forma digna y sentirse útil sobre todo las adultas mayores, porque todavía están vivas esas compañeras y durante años han sido consumidas como un objeto, en una calle, en una esquina, en una ruta. No queremos más que miren para otro lado.
Al no tener trabajo, no tenemos obra social, ninguna de nosotras tuvimos ese derecho y siempre que pudimos fuimos al privado y ahí se nos denegó muchas veces una atención exacta y correspondiente, en definitiva, si no nos veían que estábamos muriéndonos no nos recibían, incluso muchas chicas morían en los hospitales como NN.
En la actualidad las cifras indican que el promedio de vida de una persona trans es de 35 a 40 años. ¿Por qué ocurre esto?
Todas esas violencias que padecimos durante nuestra niñez y adolescencia hoy son secuelas que perduran en nosotras que somos sobrevivientes. Hoy a los 35 años nos seguimos muriendo, aunque se espera que uno pueda vivir un poco más. Por ejemplo, hay muchas chicas que murieron jovencitas por falta de información porque en esos tiempos no había concientización con respecto a las enfermedades de transmisión sexual: uno decía HIV y la decisión era quitarse la vida, y así vi padecer a muchas compañeras y amigas mías de 16-17 años. Ejerciendo la prostitución nosotras atravesamos todo tipo de violencia psicológica como física, de todo se puede conocer en la calle donde todo atenta sobre nuestra identidad, nuestra vida por ser travesti. Hoy seguimos peleando, luchando contra los crímenes de odio, como los trasvesticidios. Esas muertes las visibilizamos nosotras, a través de nuestras redes, porque no salen en los diarios ni en los canales de noticias, y si lo hacen los medios de comunicación, nos estigmatizan y no asocian con lo peor de todo y nosotras queremos que la sociedad deje de juzgarnos.
La realidad muestra también es que estando en la calle uno cae en muchos los vicios y eso también te destruye rápidamente Es todo ese conjunto de cosas hace que la travesti llegue hasta los 40 años y se muera. Hay algunas que sobrevivimos porque tuvimos otras posibilidades como el poder estudiar y formarse, pero una gran mayoría ha quedado excluida, de la educación, de la salud, hasta la vivienda. Hay muchas chicas que estudiamos siendo grandes y eso te abre otras oportunidades.
¿Con que se encuentran cuando están en búsqueda de un trabajo?
En todos lados te piden experiencia y que estés capacitada para el trabajo, pero hay un gran porcentaje que está terminado el secundario y muchas de las compañeras trans sobrevivientes son analfabetas, no saben leer ni escribir. Así que nosotras soñamos con que las chicas más jóvenes no repitan esa historia, pelear por ocupar lugares espacios donde nosotros fuimos excluidas, tener una profesión.
¿Un sector mayoritario trans sustenta su vida con la prostitución, que opinan sobre su regularización?
La prostitución creo que nunca la van a poder regularizar porque siempre va a existir. Detrás de todo eso, está la trata de personas, el narcotráfico y hay mucha corrupción en la policía, como en la justicia. La que lo elige como medio de vida lo elige. Ahora, para nosotras no fue una elección sino una imposición, fue el único camino que nos quedó.
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¿Querían dejar algún último mensaje?
Sí para cerrar quería decir que queremos invitar a todas las compañeras de todo el país y también para las compañeras que están en otros países que emigraron, muchas otras que tuvieron que exiliarse, que sufrieron toda esta violencia como nosotras, tienen que saber que acá estamos nosotras representándolas y que la lucha es hombro con hombro y que somos una generación que debemos estar unidas en esta pelea colectiva, donde todas somos protagonistas. Este próximo 8M vamos a salir y desplegaremos nuestra bandera de “Las históricas argentinas”, las sobrevivientes y esperamos contar con el apoyo de todos ustedes, las compañeras feministas, transfeministas, a los familiares, a salir a marchar como lo hicimos por el derecho al aborto, porque tenemos que seguir peleando por nuestros derechos. Pedimos un compromiso político, por parte de todos los funcionarios, un cambio estructural en ese ámbito. El estado tiene una deuda, le debe un reconocimiento a la identidad travesti trans, a quienes sufrimos violencia institucional durante la dictadura militar como en democracia. No queda más tiempo.