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Red Internacional
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Debates. Las luchas de los trabajadores autoconvocados en Tucumán

En los últimos meses, en Tucumán se vienen dando una serie de luchas contra el ajuste a los salarios y por las condiciones laborales. La complicidad de las conducciones sindicales con las patronales y el gobierno, está dando lugar a que distintos sectores de trabajadores comiencen a organizarse de manera autoconvocada.

Jueves 26 de noviembre de 2020 13:20

A principios de año el gobernador Juan Manzur eliminó la cláusula gatillo para los estatales pensando que con el hecho de tener de su lado a los gremios iba a ser suficiente para hacer pasar el ajuste. Pero la bronca se transformó en movilización, destacándose la docencia. Mientras David Toledo y ATEP estaban de vacaciones, miles de docentes protagonizaron jornadas de paro y movilizaciones que escalaron en masividad. Finalmente Manzur tuvo que dar marcha atrás, solo el inicio de la pandemia pudo frenar la pelea por mejorar el salario. Durante este proceso el espacio de los docentes autoconvocados, que agrupaba a un sector del activismo de las escuelas, llegó a realizar asambleas con cientos de docentes. Ya durante la virtualidad también comenzó una organización entre los precarizados del plan Fines y los docentes desocupados, dos sectores de la docencia que todos los gremios olvidan históricamente.

Durante junio, una de los primeros sectores en responder a los ataques patronales durante la pandemia, fue el de las y los trabajadores del call center Teleperformance, que se organizaron y realizaron un paro contra el recorte en los salarios y por la reincorporación de contratados despedidos durante la cuarentena. Durante esta lucha los trabajadores se organizaron en asambleas y eligieron a sus propios delegados. Con esta fuerza obligaron al Sindicato de Comercio (SEOC) a que se hiciera presente y tome su reclamo. La multinacional tuvo que dar marcha atrás con los descuentos y logrando el pase a planta de 150 contratados pero contó con el favor del SEOC, que se bajó de la pelea contra los despidos ilegales.

Los trabajadores del transporte es otro sector que viene siendo atacado con un sistemático retraso o el pago en cuotas de los salarios. En este caso, la conducción de César González en la UTA convocó a una serie de paros y en lo que va del año ya hubo 64 días de huelga, aunque apenas una sola movilización. La ubicación de González es la de subordinar el reclamo de los choferes a la entrada de los subsidios, sin cuestionar el chantaje patronal y sin impulsar medidas elementales como asambleas para decidir entre todos un plan de lucha. En este sector también surgió un sector de choferes autoconvocados -que tiene expresión en varias provincias- y que realizaron numerosos cortes y movilizaciones. En las últimas semanas los municipios de la capital y Tafí Viejo alistaron transportes paralelos para contrarrestar los paros y dividir a choferes de usuarios.

El recorte de los planes interzafra despertó el reclamo en el citrus y así surgieron las autoconvocatorias ante la inacción de Ricardo "Remache" Ferreyra y la Uatre. Impulsadas originalmente por sectores de la oposición peronista dentro del gremio, las primeras movilizaciones por el aumento en los planes interzafra obligaron a Remache a tomar el reclamo del aumento e incluso convocar a una marcha sin continuidad. El gobierno apenas concedió un modesto aumento de $2000, pero a cambio anunció un fuerte recorte en la cantidad de planes.

Por último, los trabajadores del comercio también se autoconvocaron ante la intención de los empresarios de volver al horario de atención cortado. Tras unas movilizaciones importantes en el microcentro, el SEOC tuvo que aparecer y, aunque ya había firmado un acuerdo con los empresarios en sentido contrario, tuvieron que salir a decir que pelearán por el horario corrido.

Estas peleas también se combinaron con otros reclamos como entre los trabajadores de salud o en dependencias estatales como el Ministerio de Desarrollo Social. También hay otro emergente de la lucha de clases más destacados en esta crisis como el de las familias sin tierra, en donde hay trabajadores precarizados del comercio, trabajadores rurales, trabajadoras domésticas, o desocupados en plena pandemia, y que mediante la acción directa intentan asegurarse un pedazo de tierra y una vivienda digna para sus familias.

Ampliar la organización, fortalecer la movilización y coordinar las luchas

Las consecuencias de la crisis que afecta al conjunto del pueblo trabajador lejos están de terminarse, más aún cuando las medidas del gobierno son favorables al FMI y los grandes grupos económicos. En ese marco, las autoconvocatorias son quizás un síntoma, el inicio de un reverdecer de las luchas de la clase trabajadora en distintos sectores. El denominador común en todas estas experiencias de autoconvocados es el intento de superar el pacto traidor de las conducciones gremiales.

El hecho de que los principales sindicatos de la provincia estén integrados al régimen político, con legisladores como Ramirez (Atsa), Palina (Fotia), Bourle y el diputado nacional Cisneros (Bancarios), Brito (Comercio, ex legislador), por nombrar algunos casos, es una muestra distorsionada del enorme poder de fuego que tiene la clase obrera en Tucumán y al mismo tiempo de la necesidad de los dueños de la provincia de enchalecar esas fuerzas con una burocracia que mantiene a los trabajadores divididos y desorganizados. Las autoconvocatorias no solo cuestionan a las burocracias sindicales sino también su integración al régimen político, como pilar de los gobiernos, donde el manejo de la Secretaría de Trabajo por parte de la FOTIA (Palina ayer, Galván hoy) es un claro ejemplo.

El desafío que se plantea para los autoconvocados es cómo fortalecer la organización y las movilizaciones. Para eso es fundamental pelear porque las asambleas sean el método a través de los cuales los trabajadores discutan y voten las medidas a tomar, incorporando los reclamos que permitan ampliar la unidad entre los trabajadores sin distinción entre efectivos, contratadas y precarizados, y sumando aliados. En el caso de los choferes, la unidad con los usuarios -que el gobierno intenta obturar con transportes paralelos- es fundamental ya que este sector sufre la misma decadencia del transporte privatizado. En el caso de los docentes, la alianza con las familias de los estudiantes también es de suma importancia. Y aunque los sindicatos hayan renunciado a la pelea por una vivienda digna, la unidad con las familias de los asentamientos fortalece al conjunto de los trabajadores.

Pero el desafío también es el de disputar la influencia que ejercen las burocracias sindicales sobre las mayorías de trabajadores que aún no se movilizan ni participan de estas instancias, ya sea por temor a represalias o por escepticismo. En el marco de los conflictos, impulsar las autoconvocatorias sin acompañarlas de una exigencia a las conducciones, y sus delegados en cada lugar de trabajo, para que se pongan a la cabeza de la lucha, es dejarle la vía libre para que continúen lavándose las manos. Se trata de disputar la influencia sobre amplios sectores, desenmascarando el rol de la burocracia y sus delegados en cada lugar de trabajo al mismo tiempo que se fortalecen las instancias democráticas de organización.

Por ejemplo, la importante movilización de trabajadores autoconvocados del comercio obligó al Seoc a tener que “reacomodarse” organizando otra movilización con el mismo reclamo. Pero claramente Roque Brito no está dispuesto a llevar la pelea hasta el final. La exigencia de una gran asamblea abierta de trabajadores del comercio para votar un plan de lucha puede ayudar a unir las fuerzas atomizadas de uno de los gremios con mayor cantidad de afiliados de la provincia.

En el caso de los choferes de la UTA, que siguen sin cobrar sus salarios, la experiencia del paro en la línea 18 es un buen ejemplo. Allí los trabajadores organizaron una asamblea y le exigieron al delegado que acate la voluntad de la mayoría de ir al paro. En 24 horas la patronal hizo aparecer la plata para cancelar una parte de la deuda salarial. Si este ejemplo se generalizara, sería mucho más difícil para la conducción de la UTA cerrar cualquier tipo de acuerdos a espaldas de los trabajadores.

En el caso de la Uatre, la pelea es contra el mismo recorte que están aplicando a los trabajadores azucareros. Esta pelea solo se puede ganar si los trabajadores de las dos agroindustrias más importantes de la provincia logran imponer a las conducciones gremiales un plan de lucha unificado. Las conducciones de las seccionales opositoras, que la semana pasada se movilizaron contra el recorte a sus afiliados, podrían convocar a una gran asamblea provincial de los trabajadores rurales contra el ajuste a los planes interzafra y por la restitución de la obra social.

Sin recuperar el método de las asambleas, como forma de organización democrática de los trabajadores, y sin buscar la coordinación con otros sectores en lucha para fortalecerse y enfrentar al enemigo común, el riesgo es que estas experiencias autoconvocadas deriven apenas en meras oposiciones gremiales que finalmente terminan adaptadas a las patronales, al gobierno y al conjunto de la estructura gremial para repetir la vieja historia de los caudillos sindicales que empiezan siendo opositores y terminan asimilando a las mismas prácticas que supuestamente venían a cambiar. Además, cuando se deja de lado la exigencia a las actuales conducciones sindicales, la organización de autoconvocados se debilita, escindiéndose por rama, incluso por estructura, y se aísla de la inmensa mayoría de los trabajadores que ven con bronca la pasividad de la burocracia pero no ven aún una perspectiva para superarlos.

Contra el ajuste en curso, una salida propia de los trabajadores

La crisis capitalista en curso golpea en forma transversal a todos los trabajadores y hace más difícil que cualquier sector pueda triunfar en forma aislada. Así como las patronales se organizan y coordinan para imponer su agenda de devaluación, ajuste salarial, despidos, desalojos a las familias sin techo, ajuste a la educación y la salud, etc., los trabajadores tenemos que recuperar nuestras instancias democráticas de organización y para la coordinación de las luchas en curso.

Estos espacios podrían empezar a plantear también una salida propia de los trabajadores a la crisis en curso, empezando por un aumento general de los salarios y el pase a planta permanente de todos los precarizados, trabajo con derechos para todos, obra social todo el año y planes interzafra equivalentes al salario mínimo para los temporarios, por la estatización bajo control de trabajadores y usuarios del transporte público, vivienda digna para las familias sin techo, por la puesta a producir bajo gestión de trabajadores de toda empresa que cierre o despida masivamente.

Desde la Red de Trabajadores Precarizados y el Movimiento de Agrupaciones Clasistas (MAC), las agrupaciones Salud desde las Bases y Marrón Docente, y desde La Izquierda Diario, venimos poniendo todos nuestros esfuerzos en tratar de aportar para que estos conflictos se extiendan y fortalezcan. Con nuestra intervención en estas peleas desde las bases, como parte del PTS-Frente de Izquierda, apostamos también a organizar y agrupar a los sectores que compartan la perspectiva de unir a los trabajadores para recuperar los sindicatos y pelear contra el ajuste del FMI, el gobierno y los empresarios.