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Red Internacional
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ELECCIONES MADRID. Las mentiras racistas de Vox sobre las y los inmigrantes menores no acompañados se hacen carne en un cartel electoral

Vox sigue desplegando toda su bazofia ideológica teñida hasta el tuétano de mentiras, xenofobia y racismo sobre un colectivo tan vulnerable y maltratado como son las y los menores inmigrantes no acompañados. Para la campaña electoral de Madrid, la extrema derecha ha salido con carteles de en los que se pretende hacernos creer que niños y niñas inmigrantes son tratados por el Estado español como privilegiados sociales, frente a otros colectivos como las mujeres pensionistas. Por infamias como ésta y contra la discriminación y la violencia social sobre la inmigración y las clases populares que pregonan, el pueblo de Vallecas ocupó las calles y protestó contra el mitin de Vox en pleno corazón del barrio el pasado día 7 de abril.

Juan Carlos Arias

Juan Carlos Arias @as_juancarlos

Martes 20 de abril de 2021

Los carteles de Vox, dando carta de naturaleza a la infamia y a la divulgación del bulo, han sido colocados nada menos que en la estación del tren de cercanías Renfe de Sol. Un auténtico nudo de comunicaciones por donde pasan diariamente cientos de miles de madrileños que tienen que soportar estoicamente este insulto a su inteligencia y a su sensibilidad social, por muy adormecida que pudiera a llegar a estar.

El cartel en cuestión hace una burda y vilmente manipulada comparación entre los supuestos ingresos atribuidos a un menor no acompañado, conocidos por MENA por su acrónimo, que cifran en la estratosférica cantidad de 4.700 euros al mes- sin calificar sospechosamente el concepto del ingreso, puesto que es totalmente inventado- y una mujer mayor a la que denominan: “tu abuela”, a la que atribuyen con también ningún rigor y totalmente manipulado, un ingreso de 426 euros de pensión/mes. Contraponiendo de este modo dos ingresos, uno evidentemente sobredimensionado y los dos manipulados, y como si uno explicara y fuera la causa directa del otro. Y no, más bien las políticas neoliberales de años de gobiernos del PSOE y del PP, que también defiende Vox, implementadas desde el conjunto del régimen del 78 para favorecer a las grandes fortunas y a las empresas del IBEX 35, que son las que explican los ataques a las pensiones y la consecuencia de la racanería y la miseria de muchas de las pensiones actualmente vigentes. De hecho, el último episodio de ataque a las pensiones está actualmente sobre la mesa y lleva la firma del “gobierno más progresista de la historia” impulsado por el PSOE y Unidas Podemos y supondrá más recortes -retraso edad jubilación, ampliación periodo cálculos- y privatizaciones a través de fondos de pensiones de ahorro en las empresas, entre otras lindezas.

Además, en el cartel unos se ven despersonalizados y deshumanizados al nombrarles por su acrónimo, MENA, cuando se trata de niños y niñas pobres inmigrantes, menores de edad. Mientras la “abuela” pensionista se acerca afectivamente de modo que muchos podrían identificarse con ella. Como si además todas las abuelas, tu abuela y otras muchas, fueran iguales entre sí. Como si fuera lo mismo ser abuela del barrio de Salamanca que del barrio de Vallecas. Vallecas, que hace tan solo unos días, por cierto, salió a la calle, incluidas las abuelas, a protestar contra la concentración de Vox en su barrio, y en otros barrios populares, cuya única pretensión real es humillar y ocupar los barrios populares para acallarlos y rendirlos.

Pero es que la propia foto del cartel ya delimita la manipulación ideológica de Vox desde el minuto cero de su mensaje electoral. Se evidencia de forma obscena al colocar como representación de las y los niños inmigrantes no acompañados a un personaje que se adivina joven, pero desde luego no niño pequeño. Cuando muchos de las y los menores inmigrantes no alcanzan siquiera los 14 años. En la foto del cartel, además, curiosamente aparece, embozado tras un pañuelo y con la cabeza cubierta por una capucha. Listo, según quieren insinuar, para cometer cualquier tropelía o delito en la calle. Recordando, por otro lado, la iconografía de cualquier manifestante en una protesta, sea oriundo del Estado español o no, con lo que de paso es un mensaje de criminalización contra la juventud que protesta, es evidente que nos quieren sumisos y en derrota.

Además, mientras que la o el joven, lanza una mirada que se percibe sesgada y amenazante, que, además, parece dirigida a la mujer mayor de pelo blanco, pensionista, que está al otro lado del cartel. Por el contrario, la mirada de la mujer pensionista se dirige hacia el suelo transmitiendo inseguridad, temor, inquietud y hasta dolor. No sabemos si por lo escaso de su pensión, los 426 euros citados, o por las malas sensaciones que le produce a quien tiene enfrente. O quizás por las dos razones. Toda una obra de manipulación que nada tiene que envidiar a la propaganda nazi contra los judíos, gitanos y comunistas.

Lo cierto es que muchas de estas mujeres -y hombres- pensionistas, fueron también inmigrantes cuando eran más jóvenes, durante el período político de la dictadura fascista de Franco, de la que Vox hace orgullo y se considera heredero. Huían de la España de Franco por razones sociales, políticas y económicas, ante un régimen que les oprimía, les explotaba y les metía en prisión por reclamar libertades y derechos sociales elementales. La foto refleja, por lo tanto, una falsa y manipulada oposición en lo económico y lo social cuando, en realidad, más bien el menor y la pensionista humilde son dos imágenes de una misma realidad compartida de un pasado y un presente, en la que ambos están sometidos a la opresión y a la explotación económica de un sistema que no solo no les da ninguna salida real a su situación, sino que les margina en lo económico y en lo social. Son objetivamente, por su situación material y de marginación social, aliados contra Vox y también, aunque a otro nivel, contra “el gobierno más progresista de la historia” que es responsable de las bajas pensiones de muchos y muchas pensionistas y del maltrato que reciben las y los menores inmigrantes no acompañados y del conjunto de las y los inmigrantes.

Porque frente a lo que falsamente insinúa el cartel de Vox, un elemental y burdo bulo, las y los inmigrantes menores no acompañados, no reciben un trato digno y considerado, ni tan siquiera muy humano, frente a su situación cuando llegan al Estado español. Después de un largo viaje en muchos casos repleto de maltrato, vejaciones y humillaciones de todo tipo, incluido violaciones -algo que sufren sobre todo las menores inmigrantes- son sometidos a revisiones físicas humillantes en muchos casos para establecer su edad, porque no se dan por válidos ni los documentos que puedan aportar ni la propia palabra del menor para clarificar su edad biológica. Después se les encierra en centros en los que muchas veces son abandonados a su suerte, aparcados a la espera de que cumplan la mayoría de edad para echarles a la calle sin recursos y sin salida. No se les ofrecen posibilidades reales de educación y salidas profesionales. Además, son criminalizados en muchos de los barrios donde residen en esos centros, sobre todo por organizaciones neonazis como Hogar Social o como vemos por Vox, que hacen campañas en los barrios acusándolos de delitos de todo tipo y tratando de enfrentarlos con las y los vecinos, para aumentar la violencia y generar el caldo de cultivo en el que pesca apoyos políticos, con su xenofobia infame Vox.

Los menores inmigrantes no acompañados no reciben ni un euro

Lo único cierto es que los menores inmigrantes no acompañados no reciben ningún emolumento ni del Gobierno ni de las comunidades autónomas. Así lo ha manifestado la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes que ha calificado de auténtico bulo el cartel electoral de Vox. Y esa es la realidad y no otra.

Las únicas obligaciones a la que están sujetas las instituciones es a la labor de tutela, guarda y custodia de estos menores sin familiares en el país y a garantizarles una acogida respetando sus derechos más elementales, algo que no siempre se realiza. Derechos que están garantizados, al menos teóricamente, a través de los tratados internacionales sobre el trato a la infancia firmados por el Estado español. En la Comunidad de Madrid los centros más conocidos son el de Hortaleza, en este hubo hace tiempo un incidente cuando cayó un objeto explosivo en el patio, y el de Casa de Campo.

La tremenda y burda manipulación de Vox consiste en atribuir gastos generales y laborales de mantenimiento de los centros, como ingresos directos a los menores. Teniendo en cuenta que entre estos gastos se incluye también a muchos menores de nacionalidad española, dado que, de todos los menores residentes en centros, el 71,1% son de nacionalidad española, contra el 28,9% de menores inmigrantes, según datos que maneja la Asociación Marroquí citada.

Pero es que, además, según datos del Ministerio del Interior en la Comunidad de Madrid hay tan solo 356 menores no acompañados, de un total de 9 mil que había en el mes de diciembre. Es decir, apenas el 3,95% de todos los menores inmigrantes están residiendo en la Comunidad de Madrid.

La fiscalía, según las últimas noticias, ha abierto diligencias para comprobar si el cartel en cuestión podría suponer un delito de odio. Se basan en la normativa que establece que son delitos de odio “aquellos que inciten infracciones contra personas por su conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia “a un grupo” por su origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar”. Todos aquellos que lo fomenten públicamente, promuevan o inciten directa o indirectamente se enfrenta a posibles penas de prisión de uno a cuatro año y acompañado de pena de multa de 6 a 12 meses.

Pero no creemos que las actuaciones de la fiscalía vayan a llegar muy lejos. Y el fundamento para nuestro escepticismo es nada menos que el racismo institucional actualmente existente y que ha seguido amparado y fomentado por el Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, solo hay que recordar la situación de los CIE, las devoluciones en caliente y las repatriaciones exprés, lo ocurrido en el muelle de Arguineguín- donde hubo muchos menores hacinados durante meses- o la situación actual de los migrantes en Canarias entre otros muchos sucesos.

Solamente mediante la lucha de clases y la acción decidida en las calles y los barrios populares, como hizo el barrio de Vallecas recientemente manifestándose contra la concentración de las huestes de Vox en sus calles, y planteando la lucha organizada e independiente contra la presencia de los discursos racistas y xenófobos de Vox, y la hipocresía y cinismo de las fuerzas políticas del régimen del 78 que amparan e impulsan el racismo institucional establecido, se puede atajar y hacer frente a la xenofobia y al racismo.

Frente a la xenofobia de la extrema derecha, pero también frente al racismo institucional del Gobierno, hay que levantar un programa anticapitalista, feminista y antirracista que incluya como aspectos esenciales el cierre de los CIEs, la libertad de movimientos de los migrantes junto con la defensa de todos sus derechos sociales y económicos, la derogación de la reaccionaria Ley de Extranjería, entre otras medidas elementales en defensa de los derechos de nuestras hermanas y hermanos inmigrantes. Porque nativa o extranjera somos la misma clase obrera.


Juan Carlos Arias

Nació en Madrid en 1960. Es trabajador público desde hace más de 30 años y delegado sindical por UGT de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid. Es columnista habitual de Izquierda Diario en las secciones de Política y Economía. milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.

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