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Red Internacional
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Estado Español. Las muertes y pérdidas por la catástrofe climática en Valencia tiene responsables políticos

A pesar de las alertas meteorológicas previas las autoridades no tomaron medidas. La bronca crece entre la población que exige la renuncia del presidente de la Comunidad Valenciana Carlos Mazón.

Miércoles 13 de noviembre de 2024 08:36

El 29 de octubre del 2024 fue una fecha que quedará grabada en la memoria del pueblo valenciano. Una catástrofe climática que no se podía impedir pero la muerte, la desaparición de cientos de personas, y todo lo que se llevó puesto la mayor riada de la historia, sí era evitable.

Este fenómeno climático es conocido también como “la gota fría”, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) se da especialmente en esta época que coincide con el final de las estaciones cálidas y el comienzo de las frías, aunque se puede dar en cualquier época del año también.

Cronología de un desastre anunciado

La agencia estatal de meteorología había dado la alerta seis días antes de que se produjera la DANA. Sin embargo, el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón (PP), no atendía los insistentes llamados de teléfono por parte de su equipo. Eran las 15 horas y en Utiel uno de los poblados más castigados, ya estaba anegado producto de la riada.

A las 18 horas Mazón terminaba de almorzar y desde allí fue a reunirse con los equipos de emergencia. Mientras tanto desde Utiel, se mostraban imágenes en las redes sociales de rescates de personas subidas a los techos de sus casas.

En un audio que fue ventilado en medios de comunicación, se puede escuchar a un técnico que plantea la posibilidad de lanzar un aviso a los móviles de todas las personas.

Eran las 19 horas y recién a las 19.30 horas llegó Mazón a la reunión con los técnicos de emergencias.

A las 20 horas lanzan la alerta a los móviles, pero eso ya se sabe, era tarde.

“Cuando ocurrió el desastre no se avisó a la población y hubo muchas pérdidas humanas y materiales, porque la alarma no llegó cuando tenía que llegar y llegó cuando la gente tenía el agua hasta el cuello. Y en segundo lugar, él es responsable de activar los recursos ante una crisis como esta”. Así lo explicó una vecina del barrio de La Torre que se hizo presente en la manifestación por la dimisión del presidente de la Comunidad Valenciana.

En la multitudinaria marcha del 9 de noviembre, el pueblo valenciano escribió con barro en todas sus pancartas el pedido de dimisión de Carlos Mazón, recordó a sus muertos con ofrendas, con palabras, con abrazos.

Un fuerte despliegue policial esperaba en la plaza del ayuntamiento. Querían impedir que la manifestación avanzara hacia el Palacio de la Generalitat, donde terminaría la convocatoria.

Mazón en sus discursos, durante la campaña electoral, remarcaba que él le pondría fin al "chiringuito" de la Unidad de Emergencias Valenciana. Según él no mejoraba ni ampliaba los servicios. Del cierre de esta unidad especial hace exactamente un año. Además de haber tomado esta drástica medida para Valencia, que es un lugar propenso a este tipo fenómeno climático, es un negacionista del cambio climático.

Valencia se convirtió en los últimos años en una ciudad muy codiciada. La mencionan como la tercera mejor ciudad en el mundo para vivir. Es ideal por el clima, sus costumbres, espacios verdes, sus playas y un pueblo muy alegre. Paulatinamente la ciudad de Valencia pasó a ser una ciudad poco accesible para el bolsillo de la familia trabajadora. El encarecimiento produjo que esas familias se fueran a vivir a los pueblos aledaños que fueron los más afectados. La ciudad quedó solo para el placer de una gran masa turística que si bien representa una parte importante de la economía, las familias trabajadoras no pueden pagar el alquiler en la ciudad que no se inundó de barro pero sí de departamentos turísticos y menos pueden pensar en comprar un piso en una urbe cada vez más gentrificada.

Hubo personas que murieron yendo a trabajar tanto el día que comenzó la catástrofe, igual que días después, porque en sus trabajos no les otorgaban el día libre. Se recomendaba no salir, es más todavía no hay metros y recién este lunes pasado volvieron a funcionar todas las líneas de los autobuses, sin embargo muchos trabajadores recibían el mensaje de que sí no estaba afectado por el temporal debía presentarse a trabajar.

“Para ir a trabajar antes de la DANA tardaba 30 minutos", comenta Laura, vecina de la localidad de Alfafar, una de las más afectadas. Ella es enfermera de una residencia de adultos mayores y agregó que “ahora tardo tres horas, tengo que ir por fuera de toda Valencia para volver a entrar y haciendo trasbordos”. De esa responsabilidad todavía no se habla, los sindicatos “mutis por el foro”.

Esta DANA representa un fenómeno abrupto que cambió drásticamente la condición de vida de cientos de personas, que perdieron todo inclusive su propia vida. Un fenómeno producido por las condiciones “normales” de la vida capitalista, un crimen social hasta ahora impune.