Un análisis con perspectiva de género de la serie más vista del momento y las situaciones problemáticas que se presentan en el tanque de HBO.
Lunes 8 de agosto de 2016 23:03
Ilustración: Franco Ughetti
Game of Thrones pasa el Test de Bechdel, ¿es eso suficiente para considerarla una serie feminista?
Cuando una producción audiovisual o literaria supera el test de Bechdel, significa que en su contenido tiene al menos dos personajes femeninos, que en algún momento interactúan entre sí, y esa conversación es sobre algo que no sean hombres.
Game of Thrones presenta muchos momentos en los cuales esto se cumple, sin embargo desde el lanzamiento de la serie en 2011 hasta ahora la polémica por la representación de las mujeres y las minorías en la pantalla no ha cesado.
El debate por la violencia explícita y la hipersexualización hacia las protagonistas de la trama (aún cuando en el libro las situaciones se presenten de distinta manera) contrasta con la opinión de quienes ven en eso ejemplos de empoderamiento de la mujer ante la adversidad.
Tanto Cersei Lannister como Sansa Stark, personajes centrales de la historia, son violadas en la adaptación para televisión, no así en el libro, donde la relación de Cersie es consensual y la violación a Sansa no ocurre. ¿Cuál es el objetivo de estos cambios?
Los productores y escritores del programa lo presentan como la manera más sencilla que tienen para endurecer el carácter del personaje y avanzar en el desarrollo de la personalidad del mismo. Con un feminismo dudoso, la autonomía de la mujer llega a través de la venganza como sucede en ambos casos, un cliché muy común en las ficciones que quieren describir a mujeres fuertes.
Si bien la serie tiene referencias de la Edad Media, la fidelidad histórica en cuanto al machismo en la cultura de la época no es excusa en una narrativa que incluye gran cantidad de elementos fantásticos como dragones, caminantes blancos y gigantes. ¿Acaso estos seres mágicos son más creíbles que una mujer representada sin ser víctima, objeto o decorado?
Las reacciones críticas ante esto tuvieron un pico máximo el año pasado durante el transcurso de la temporada cinco cuando la senadora demócrata Claire McCaskill tuitó su descontento con las escenas “gratuitas” de violación y varios sitios web feministas, como The Mary Sue, llamaron a reflexionar sobre el show además de que dejarían de promocionarlo.
Hay quienes dicen que el giro de la última temporada fue para conciliar con este sector de los televidentes que se encuentran disconformes por la interpretación sexista que hizo la producción de HBO de los libros de Canción de Hielo y Fuego.
La temporada sexta, fue presentada tanto por sus actores como creadores como un triunfo feminista porque posicionó en situaciones de poder a la mayoría de las protagonistas. Esto no invalida los cuestionamientos que se le han hecho a Game of Thrones por recurrir a lo explícito y denigrante como parte de su estética.
Al respecto la editora en jefe de The Mary Sue dialogaba con The Daily Mail y planteaba lo siguiente:
“Nuestra posición no es que el asalto sexual no pueda o no debería estar nunca en la TV, es que queremos que los creadores piensen realmente sobre cómo están retratando esos crímenes y el efecto que tienen en los sobrevivientes”
No es cierto que para contar la brutalidad de la historia de George R.R. Martin (autor de los libros de la saga) sea requisito ninguna de estas cosas. Más bien habla de la manera en que las productoras de series y televisión no quiere girar a una representación justa para con las mujeres.
Otra de las conversaciones necesarias tiene al racismo y al colonialismo como centro. Ejemplo claro de esto, es la manera caricaturesca en la que muestran al ficticio pueblo Dothraki, donde los hombres son más parecidos a bestias que no pueden contener sus impulsos. Pero esto no es un caso aislado, ya que en todo el universo fantástico de Tronos la línea entre la civilización y la barbarie es pronunciada.
Los llamados “salvajes” blancos no son esclavos, todo lo contrario, ellos constituyen la gente libre. Mientras tanto la gente morena o negra tiene que esperar a que sean librados de la esclavitud por Daenerys, la madre de dragones, para luego convertirse en sus leales súbditos, sus hijos.
La última temporada dejó a las protagonistas mujeres ocupando los principales lugares de la ficción. Los avances en lo que podríamos llamar el empoderamiento de los personajes femeninos avanzó mucho más que el relato y las imágenes que se disponen sobre los pueblos que no acatan al Trono de Hierro.
Los avances en este sentido tal vez tengan más que ver por la visibilización de los reclamos, que por voluntad de los grandes monopolios, de ofrecer otra mirada sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres que no sean estereotipos o visiones denigrantes