Fue entrevistado por Anred el dirigente de Autodeterminación y Libertad Luis Zamora quien se presenta el 14 de noviembre con su propia lista ya que no aceptó aliarse con el FITU.
Gabriela Liszt @gaby_liszt
Jueves 11 de noviembre de 2021 17:30
Comienza con la fundación de su agrupación en 2001, antes de las jornadas de diciembre, que canalizó parte del descontento contra el gobierno de De la Rúa, obteniendo una votación del 10,3% y dos diputados nacionales.
Zamora dice que en ese momento eran un grupo que crecía mucho pero “no teníamos solidez ni un programa común”. Aquí parece reconocer la necesidad de un programa, lo que en general, determina a los partidos. Sin embargo refiere no haber ingresado al FITU por que no tiene que haber dirigentes, y que unirse hubiera sido una paradoja para su fuerza. Es decir, él y los otros referentes de AyL (??) (no las masas autodeterminadas) decidieron no fortalecer a la fuerza de izquierda que tiene más posibilidades de entrar al Congreso (y que si no lo hace entrarían más diputados de JxC o Milei).
Zamora tendría que empezar por hacer un balance de su experiencia como dirigente del viejo MAS que hizo una alianza con el Partido Comunista y el demócrata cristiano Néstor Vicente desde 1989 hasta 1992. Nada menos que en 1989 cuando se caía el Muro de Berlín, yendo a contramano de lo que querían las masas en Europa del Este y la URSS y aliándose con los que los llevaron a la restauración capitalista. Por esa elección Zamora, que entró como diputado durante 1989-1993, se hizo conocido cuando repudió el homenaje que le hizo Duhalde en el Congreso a Bush (padre), entonces presidente de EEUU. ¿Cuál fue el problema en este caso, que las masas no se autedeterminaron o la política de las direcciones del PC y el MAS?
Como experiencia de intervención de AyL nombra las asambleas del 2001, pero al decaer el movimiento opina que fue un error presentarse en 2003, donde nuevamente conquistó dos diputados y 8 legisladores. Y dice: “y ahí una vez que entraban decían ‘la banca es mía’, y decíamos no, es del movimiento. Pero entonces surgía el ‘¿qué hacemos?’ o ‘¿dónde está el programa?’”. Ahí se terminó toda la “teoría” de la autodeterminación: “ante las lecciones de renovación de la Legislatura en CABA surgió nuevamente el debate para presentarnos. Yo me opuse: no podíamos controlar eso, era todo muy heterogéneo. Esa experiencia fue un error que tuvimos. Sacamos dos legisladores que después se fueron enojados a otro proyecto.”
Esto demuestra que, entre otros, Ay L nunca tuvo un programa democrático mínimo contra la inconsistencia y el cambio de camiseta de sus diputados. Un programa como tiene el FITU: que ganen como una maestra y el resto lo donen a las luchas, que si no cumplen por lo que fueron votados sean reemplazados en sus cargos. ¿Cómo se propone entonces que las masas hagan todo espontáneamente y “dirijan a sus dirigentes”?
Zamora intenta hacer una teoría que demostraría lo equivocado que estaban Lenin y, aún más, Trotsky. Se pronuncia como pro obrero, y anticapitalista, pero que a esto solo se va a llegar por la autodeterminación. Lenin y Trotsky fueron los mayores impulsores de la autoorganización de las masas. Por eso participaron e impulsaron los soviets (consejos), muy superiores a las asambleas del 2001 ya que controlaban la producción y los problemas de la región. Y eran tan importantes que la consigna de la toma del poder fue “Todo el poder a los soviets”. Zamora como extrotskista conoce la diferencia entre leninismo-trotskismo y stalinismo. Y sabe cuáles fueron las causas de la burocratización de la URSS.
No puede justificar que no es necesaria una vanguardia que aprenda de experiencias anteriores y actuales para enfrentarse a las “mediaciones” (como él mismo llama) existentes. La historia de la lucha de clases demostró ya en siglos que estos dirigentes surgen naturalmente y avanzan con su propia experiencia pero aún más cuando se unen en un partido que agrupa a lo mejor de esos dirigentes, los educa y tiene un programa, una política y una estrategia para derrotar al capitalismo. No hay una sola revolución donde no hayan surgido estos dirigentes. Éstos pueden ser controlados por las masas, con mecanismos como los mencionados, pero no pueden ser solo voceros de las masas en general (que por otra parte es muy heterogénea, incluso dentro de la clase obrera). No se puede enfrentar a los Estados actuales solo con asambleas.
¿Cómo propone por ejemplo que las masas terminen con la burocracia sindical atornillada hace décadas en sus sillones si no surgen dirigentes de los trabajadores que no solo apliquen lo votado en las asambleas sino que ayuden a hacer la experiencia con el gobierno y sus ministerios, el parlamento, la justicia y las fuerzas de represión burguesa?
Todo el que no responda a esto de forma concreta y niegue la posibilidad de que las masas prueben a sus dirigentes, está culpando indirectamente a las masas por lo que no hacen. Si no fueron más allá en el 2001 en Argentina o en Chile o Colombia, ¿de quién es la responsabilidad si no de los dirigentes patronales, reformistas o de la falta de construcción de una alternativa de izquierda? ¿Cómo enfrentar Zamora el “saqueo el país” si no es uniéndose a la vanguardia que se identifica con el FITU que plantea el No pago de la deuda externa, enfrentar a los monopolios y el desastre ecológico que causa el capitalismo?
Y alguien con la experiencia de militancia de Zamora ya suena muy paradójico cuando dice: “En Argentina, que no se veía, comienza a verse en fenómenos como Milei, que son electorales pero también se ve una muy buena elección del FIT-U y en provincias como Jujuy, con números muy interesantes. Esto muestra que hay una necesidad de alejarse de los partidos tradicionales”.
Es decir, no se une a una alianza que por lo menos reconoce como un “fenómeno interesante lejos de las opciones tradicionales” con dirigentes obreros como Alejandro Vilca, solo por la paradoja de que AyL aparecería impulsando dirigentes. Una justificación de la “no política” que termina favoreciendo a las fuerzas tradicionales.
Gabriela Liszt
Nació en Buenos Aires. Militó en el PST desde 1981, en el MAS hasta 1988. Una de las fundadoras de PTS y del CEIP "León Trotsky". Investigó, compiló y prologó varias de las publicaciones de Ediciones IPS-CEIP, entre ellas La Segunda Guerra Mundial y la revolución, Mi vida, Lenin, El Programa de Transición y la IV Internacional.