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Red Internacional
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Opinión. Las peleas del PTS en la zona norte del GBA ante la pandemia

El coronavirus recorre el mundo. En la Argentina ya hay más de 400 contagiados y 8 muertos. En el marco el aislamiento social obligatorio las fuerzas represivas han tomado el control de las calles, que igualmente están vacías ya que la inmensa mayoría está en sus casas. Desde el poder y los medios de comunicación pregonan el miedo y la obediencia y azuzan el endurecimiento del aislamiento.

Nicolás Laguna

Nicolás Laguna @NicolsBenjamin7

Miércoles 25 de marzo de 2020 15:51

En esta gran crisis, el conjunto de las Instituciones del Estado, los medios de comunicación y las grandes patronales se alinean con el Presidente Alberto Fernández aumentando su poder bonapartista, gobernando por decreto y con ello refuerzan la figura presidencial.

Predomina un discurso de unidad nacional, de que salimos adelante todos juntos quedándonos en casa. Este discurso incluye a la burguesía, que es encontrada en yates por el río Paraná mientras sus trabajadores deben seguir trabajando. La misma clase que expone a las trabajadoras domésticas al riesgo del contagio como Catherine Fulop para que sigan limpiando sus mansiones. Ponen a su Estado en el lugar dirigente de la situación, mientras que a los obreros se les prohíbe el funcionamiento de sus sindicatos por resolución ministerial y se los obliga a trabajar dándoles el rol de simples productores obedientes sin voz en la emergencia.

Sin embargo, en un país con casi el 40% de trabajo precarizado, en negro y la denominada “economía informal”, la licencia paga no llega a la mayoría de las barriadas populares, por lo que comenzaron a proliferar lasiniciativas solidarias de la clase trabajadora que no acepta el sálvese quien pueda en su casa. Los docentes del SUTEBA Tigre se organizan para llevar alimentos a quienes más lo necesitan. Gran ejemplo de solidaridad de clase. Otros que muestran el camino a seguir son las y los trabajadores de Madygraf que convocan para este jueves 26 a las 16h a una conferencia de prensa para anunciar que comenzaran a producir barbijos y alcohol en gel poniendo su fábrica recuperada al servicios las necesidades de las grandes mayorías populares para combatir la pandemia. O las mujeres que decidieron poner en pie un Comité de Solidaridad para realizar barbijos y camisolines en San Miguel o el Comité de Solidaridad y Emergencia de la UNGS para juntar alimentos para las escuela de Malvinas Argentinas.

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Los marxistas revolucionarios peleamos en la zona industrial más grande del país, porque queremos que las grandes decisiones la tomen los trabajadores y el pueblo humilde y así darle una salida de conjunto a la crisis.

Mientras se ordenó el aislamiento obligatorio, el gobierno de Alberto Fernández, sin preguntarle al Congreso ni a nadie, declaró algunas ramas de la económica como “esenciales” y ordenó el trabajo obligatorio para quienes prestan servicio en esas empresas, dándole mayores facultades a las patronales para modificar las condiciones de trabajo, incluso los beneficia estableciendo que el valor de la hora extra estará eximida de pagar el 95% de los aportes a la Seguridad Social. Dispuso además que los empleados que las empresas contraten hasta el 31 de marzo serán considerados trabajo “eventual" o sea precarizado. Pero las ganancias seguirán siendo para los empresarios.

Así, en este vasto corredor industrial, decenas de fábricas y empresas siguen abiertas ya que son consideras esenciales, una gran confesión de que sin los trabajadores el mundo no se mueve. Alimenticias, químicas, petróleo, laboratorios, perfumistas, etc. Sin embargo, pese a la obligatoriedad de ir a trabajar dispuesta por el Gobierno, en ninguna de estas empresas la producción ha sido puesta al servicio de combatir la pandemia o de mitigar las necesidades de la mayoría de la población, sino que se sigue produciendo en beneficio de los empresarios, sigue existiendo ganancia empresaria.

Por eso los trabajadores de las Plantas Pacheco y Victoria de Mondelez debaten en asambleas para decidir cuáles son realmente las empresas que verdaderamente son esenciales y cuáles no, ya que la sed de ganancias de empresas como Mondelez está poniendo en riesgo a cientos de trabajadores que no producen alimentos de primera necesidad sino golosinas, y discuten la necesidad de que se reconvierta la producción, que se produzcan alimentos de primera necesidad para las mayorías populares.

Incluso grandes empresas que no son parte de las declaradas “esenciales” obligan a sus trabajadores a ir a trabajar, como en el neumático donde los trabajadores denuncian que FATE juega con la vida de los obreros obligando a un grupo de trabajadores a concurrir a la planta para realizar tareas de guardia y también de producción, y en Siderca Campana de Paolo Rocca que ya declarada la emergencia sanitaria envió a trabajadores del grupo de riesgo a realizar tareas normales.

Desde el PTS no solo venimos denunciando que el aislamiento obligatorio total es insuficiente y encima acompañado por las fuerzas represivas en las calles, como también lo vienen haciendo los jóvenes en el Comité de Comunicación de la UNGS y la Juventud del PTS con“insurrectos”en podcast. También venimos proponiendo que se aborde integralmente el problema de la pandemia empezando por la realización masiva de tests y reclamando que se centralice el sistema de salud privado y estatal entre otras medidas, sino que venimos peleando para poner a la clase obrera en el centro de la escena para que su voz y sus decisiones puedan mostrar una salida a esta crisis

En las empresas realmente esenciales es necesario que los trabajadores pongan en pie Comisiones de Higiene y Seguridad en todos los ámbitos de trabajo para discutir cada medida que preserve la salud y enfrentar las represalias de las empresas como Murata que anunció el despido de 7 trabajadores por reclamar las medidas de higiene y seguridad dictadas por el Ministerio de Salud.

Pero también, es necesario que sean los trabajadores desde su organización, luchas y experiencia quienes impulsen medidas concretas buscando la mayor coordinación con otros sectores para darle una salida propia a la crisis, debatiendo también la necesidad de reconvertir la producción en productos necesarios para enfrentar esta crisis. Unificando todas estas iniciativas que surgen y que surgirán de la clase obrera junto a docentes, estudiantes, la juventud y el pueblo pobre podemos dar una gran pelea por mostrar una salida de conjunto a la crisis en curso.