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Red Internacional
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UNLP. Las perspectivas en Brasil: un debate con Patria Grande

El martes se realizó la charla “Brasil: un pueblo en resistencia” organizada por el AULE en la Facultad de Humanidades. Abrimos un debate sobre la estrategia para enfrentar al golpe institucional y los ataques a los trabajadores.

Viernes 20 de abril de 2018 09:55

De la misma participó la dirigente del Movimento Sem Terra (MST), Kelly Mafort, en el marco de la situación en Brasil con los recientes avances de la derecha golpista, que pegaron un nuevo salto con el encarcelamiento y la proscripción política a Lula Da Silva. En relación a esto, desde la agrupación se contextualizó como parte del “retroceso de un faro revolucionario” en América Latina.

La posición de Patria Grande acerca de qué vías son las necesarias para combatir al gobierno de Temer es conocida: al igual que en Argentina frente al gobierno de Macri, el repudio a las medidas impopulares de ambos gobiernos debe expresarse primordialmente en las urnas, bregando por un frente electoral junto a sectores de la burguesía nacional ligados al PT en Brasil o el peronismo en nuestro país. Es decir, lo que acá podría ser un frente “anti Macri” con los mismos diputados que votan las reformas de Cambiemos, en Brasil podría ser un frente “pro Lula” junto a quienes permitieron la avanzada de la derecha y hoy siguen apostando a la vía electoral en detrimento de la movilización popular y de los grandes sindicatos.

Desentonando al menos en parte con la posición de Patria Grande, la referente del MST expuso de manera introductoria la perspectiva de su espacio sobre lo que sucede en Brasil y ofreció una visión sobre el rol del PT durante sus años de gobierno, haciendo hincapié en su estrategia de conciliación de clase y su intención de no avanzar en reformas estructurales en el sistema económico, además de su importante ligazón con el capital imperialista.

Así también destacó que las concesiones otorgadas al pueblo brasileño durante este período no pueden compararse seriamente con las ganancias obtenidas por el empresariado del país en la misma etapa. A continuación, desde el MST convocó a los distintos partidos de izquierda a luchar en unidad contra la nueva acometida de la derecha brasileña, advirtiendo que la respuesta del pueblo brasileño no debería agotarse en el plano electoral y la posibilidad de que Lula se presente a elecciones, llamando a organizarse y tomando “medidas de acción directa”.

No obstante, la política del MST en estas semanas se ha reducido a sus tradicionales ocupaciones de tierras o acampes frente al lugar de detención de Lula, sin una sola delimitación política de la estrategia electoral del PT. Las mismas resultaron no ser en una alternativa efectiva para que el pueblo brasileño sobrepasara el accionar del gobierno reaccionario y conservador, y así evitara la prisión de Lula.

Desde ya que frente al golpismo es necesaria la más amplia unidad en la acción pero, como hemos mencionado desde nuestra organización hermana en Brasil, el MRT, es necesario una estrategia y un programa independiente, que vaya más allá de las intenciones electoralistas del PT, para defender el derecho democrático básico del pueblo brasileño a elegir al candidato que quiera pero también contra la ofensiva del gobierno en ajuste y represión.

Sin embargo, lo que ninguno de los que hoy defienden a Lula -desde alguna visión más o menos crítica hasta quienes lo caracterizan como un “faro revolucionario” (sic)- pueden explicar es por qué, incluso contra la línea electoral del PT, el pueblo pobre y las masas obreras no han salido a defenderlo y enfrentar la avanzada golpista. Esta explicación podemos encontrarla en los 13 años en los que el PT “mojó la polvora” de esos sectores, llevando adelante la administración del Estado y de los negocios capitalistas que durante los años de viento en popa de la economía de los llamados “países emergentes” permitía hacer concesiones mínimas a los sectores populares, combinadas con el sostenimiento de contradicciones sociales profundas.

Hoy, cuando la burguesía se plantea aumentar su ganancia seriamente descargando la crisis que generaron sobre los más pobres, una derecha envalentonada a nivel regional, deshecha a esos gobiernos posneoliberales. Pero no son meras víctimas, son también los responsables de haber abierto la puerta a estos sectores cuando liquidaban las posibilidades de resistencia de las masas, a través de políticas de cooptación estatal. Con una lógica de disputar el Estado y sus Instituciones "desde adentro", han desarmado las poderosas instituciones de la clase obrera y el pueblo.

Cuando los que siempre dirigen el Estado desde el poder económico, definen ir para otro lado, esa estrategia se demuestra impotente para resistir los ataques de la derecha.

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Por eso, la respuesta no puede ser la “unidad a cualquier costo”, sino que debe partir de acciones de frente único obrero (acciones de masas por objetivos de combate), con la unidad de los trabajadores y los sectores populares contra los avances del golpismo, a partir de la organización de base en los lugares de trabajo.

Esta es la unidad que corresponde exigir de las centrales sindicales como la CUT y CTB, dirigidas por PT y PCdoB. O al menos, es lo que consideramos quienes efectivamente nos planteamos como objetivo derrotar a la derecha en América Latina.