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Red Internacional
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CÓRDOBA / GREMIOS ESTATALES. Las políticas de los sindicatos cordobeses, desde el palco

En los discursos de la movilización de ayer quedó planteada una política de “amenaza in extremis” para negociar con los gobiernos del ajuste.

Viernes 23 de septiembre de 2016

Ayer por la mañana confluyeron en las calles los distintos gremios estatales de Córdoba. Algunos, como UEPC (dcentes públicos) y SADOP (docentes privados), hicieron paro. Los municipales y los empleados de Luz y Fuerza hicieron abandono de tareas y otros movilizaron sólo cuerpos orgánicos, como Bancarios o el SEP (empleados públicos). Este último es dirigido por José Pihen, el sindicalista más identificado con De la Sota.

La movilización terminó en el Teatro del Libertador, donde se escucharon los discursos de tres secretarios generales: Pihen, Monserrat de UEPC y Suárez de Luz y Fuerza.

Haciendo equilibrio

Pihen dijo que comparten con los demás sindicatos la exigencia de reapertura salarial y la defensa de la Caja de Jubilaciones. Y señaló que tienen una reivindicación propia: el problema de los despidos. Es difícil creerle eso a quien desde comienzos de año dejó pasar los despidos en el Estado y firmó paritarias a la baja. El SEP ni siquiera sostuvo su participación en las ya de por sí bastante impotentes acciones mensuales de los gremios para reclamar que se derogue la ley 10.333.

Anticipó que para el 29 de este mes el SEP impulsará un abandono de tareas con movilización por las reivindicaciones comunes y exigiendo el pase a planta de los contratados. Cerró diciendo que, si la CGT le pone fecha al paro, van a acatar. Si no pone fecha, propuso parar el 20 de octubre.

Como un equilibrista, Pihen está tratando que las bases no lo corran y que los dirigentes de los otros sindicatos lo “aguanten” como jefe de la CGT Regional Córdoba. Por eso volvió a la calle y aceptó no cerrar el acto.

Monserrat, por su parte, reivindicó el paro de UEPC y SADOP. También subrayó el peso de la Coordinadora de Gremios Aportantes a la Caja de Jubilaciones, que el 24 de agosto movilizó 15.000 personas a la Casa de Gobierno para oponerse a la armonización previsional.

Dijo que el dinero que venga a Córdoba tiene que ser para reparar el daño hecho a los jubilados. Desde el palco mostró una gigantografía y dijo: “Acá está el acta que firmó Schiaretti, que decía que si la inflación superaba el 25 % se iba a reabrir la discusión salarial”. A continuación, atacó un argumento de Schiaretti. Mostrando en otra gigantografía una nota del diario Comercio y Justicia, planteó: “Acá dice que la recaudación interanual en Córdoba aumentó un 42 %. ¿Dónde se quedó esa plata?”. Agregó que el paro se produjo porque el gobernador incumplió y que la paz social es responsabilidad del gobernador.

Monserrat terminó cifrando sus esperanzas en la fortaleza del movimiento obrero de Córdoba. Con eso se refiere a las conducciones burocráticas de los sindicatos y centrales sindicales. Ni una ficha a las asambleas de base, que en su propio gremio no convoca, como tampoco pelea demasiado contra los descuentos.

Exigencia de paro nacional

Suárez, el encargado del discurso de cierre, tuvo que hacer un discurso más “político”. Su eje fue la prudencia. Dijo que están combinando estrategias para dar una respuesta definitiva al gobierno nacional y provincial si quieren tocar la Caja de Jubilaciones. Parece que le faltan indicios...

En un segundo tramo de su discurso, agradeció a todos los presentes, dijo que no existe ninguna diferencia entre los laburantes. “Somos esa clase obrera a la cual representamos y a la cual debemos dignificar. Dijimos que íbamos a salir a la calle y acá estamos y vamos a seguir en la calle porque no sabemos qué firmaron Schiaretti y Macri”. Una mezcla de discurso sin efecto concreto y la concreción misma del motivo de su actuación callejera: los sindicatos no están convocados a ser parte de la política estatal. La crítica central no es hacia la política de ajuste, sino que se haga a espaldas de la burocracia sindical.

En la última parte, dijo que no quiere que se vaya el gobierno, sino que quiere respeto. Dijo que él va a ir al Confederal del viernes para votar un paro nacional. Y, levantando la temperatura, enfatizó: “Decimos paro nacional porque estamos cansados que nos estén verseando. Había una necesidad de tres conductores, se hizo. Se dio una agenda el 29 de abril, entendimos que había un tiempo para la unidad. Ya está la unidad, ya están en los cargos. Empiecen a convocar a las regionales del interior del país para parar el país. No hace falta que les diga que, si no hay una definición a nivel nacional, en Córdoba va a haber paro y Luz y Fuerza también va a estar en la calle”.

El poder de los trabajadores es utilizado por los dirigentes que no quieren escuchar la voluntad de las bases. Para ellos, la base es base de maniobras. Todo debería decidirse entre los dirigentes gremiales. Pero Suárez confesó tener un problema. Hasta los “compañeros” lo burocratean.