Según datos de la fundación sol, un 94% de las mujeres en Chile jubila con un monto inferior a $154.304, distintos factores afectan en el calculo de estas pensiones, sin embargo, entre mujeres y hombres con el mismo fondo de ahorro son ellas quienes reciben un 30% menos solo por su género
Domingo 31 de marzo de 2019
Las diversas movilizaciones de genero que han azotado el mundo en los últimos años, en especial este ultimo 8M, han dejado en evidencia una lucha contra las desigualdades y por los derechos de las mujeres en un mundo donde nacer mujer es ser ciudadana de segunda clase.
En Chile la situación de desigualdad que vivimos las mujeres no es muy diferente a la del resto del mundo, a la imposibilidad de acceder a procedimientos médicos como el aborto y las dificultades en el mundo del trabajo por las brechas salariales, el acoso, la discriminación por cursar una “edad fértil”, se suma también la doble jornada laboral que recae en las mujeres con trabajo rentado fuera de casa y trabajo no rentado dentro de la casa y con la crianza de los hijos e hijas. A todo esto, se adosa además un precario sistema de pensiones, que tiene a nuestros adultos mayores en situaciones deplorables pero que es mas violento aun cuando quien se pensiona es mujer.
Según un informe emanado el 2015 desde la Fundación Sol, de un 100% de pensionadas, el 94% de mujeres pertenecientes a esta cifra jubila con un monto menor a $154.304, esto sumado a que la media de las mujeres en todas las edades tienen un monto destinado a la jubilación de 22.714 pesos versus la de los hombres, que si bien sigue siendo precaria, asciende a la suma de 107.824 pesos.
Una mujer con un fondo de pensiones igual al de un hombre a la edad de jubilarse recibe además un 30% menos solo por la excusa de una expectativa de vida mayor. Es decir, las AFPs calculan que nuestras pensiones deben ser mas bajas porque viviremos más años.
Otro dato que aporte a que las mujeres bajemos nuestro monto en las pensiones tienen relación con el cuidado de los hijos y las brechas temporales producidas por las labores domésticas, la Comisión Bravo emano un informe que destaca lo siguiente: “Las historias laborales de las mujeres, además, son más incompletas que las de los hombres. Los hombres han estado 74% de su historia laboral trabajando remuneradamente, las mujeres 40% de su tiempo. Los períodos más extendidos de interrupciones en el mercado laboral por parte de ellas, son causados principalmente por dedicarse al trabajo doméstico y al cuidado de los hijos”
En concreto el sistema de pensiones actual no solo no sirve para ningún adulto mayor, sino que sobre todo no sirve para las mujeres. Las pensiones recibidas por nosotras dan cuenta la precarización durante los años laborales activos, donde se intenta ocultar el trabajo doméstico no remunerado, una doble o triple jornada laboral, encargadas de la crianza de los hijos.
En un modelo previsional como el chileno se hace imposible alcanzar pensiones dignas, pues las AFPs son un robo descarado a los ahorros de la población, los cuales son invertidos en préstamos empresariales, mientras los jubilados reciben pensiones que no alcanzan el sueldo mínimo. Es necesario avanzar a terminar con el modelo de AFPs, y somos sobre todo las mujeres quienes debemos proponernos luchar por un sistema de reparto solidario y tripartito bajo gestión de trabajadores, trabajadoras, jubiladas y jubilados, este sentido volver a las calles, para evitar que los empresarios sigan metiendo la mano en nuestra jubilación. Este 31 de marzo tenemos que sumarnos a la convocatoria de la Coordinadora No+AFP y volcar la fuerza que las mujeres hemos mostrado en las calles a tirar a tierra un sistema que solo avecina pobreza y miseria para nuestros últimos años de vida.