Las trabajadoras del colectivo Gora Garbitzaileak han cortado esta mañana el tráfico de acceso a la ciudad por una de sus principales entradas, como preparación de la huelga convocada desde el 31 de marzo.
Miércoles 16 de marzo de 2022
Medio centenar de trabajadoras de diferentes empresas han seguido hoy con la que es ya la tercera acción de preparación de la huelga que dará comienzo el 31 de marzo. Protestan porque las negociaciones relativas a su convenio colectivo se hallan bloqueadas desde hace más de seis meses; unas negociaciones que empezaron hace ya un año.
Esta huelga será la primera del sector en tres décadas, y denunciará, por ejemplo, que la patronal ofrece tan solo una subida salarial de 18 céntimos al día (poco más de 5 euros al mes. La última subida salarial había sido de 14 céntimos al día. La huelga está convocada para el 31 de marzo, el 26 y 27 de abril y el 10, 11 y 12 de mayo.
El pasado 3 de marzo las trabajadoras habían teñido el agua de las fuentes de morado y el 9 ocuparon una de las empresas implicadas en el conflicto: ISS Facility Services. Acciones que tratan de visibilizar la enorme precariedad del sector, que, aunque fue considerado “esencial” durante el confinamiento, emplea a 11.000 personas con sueldos de apenas 1.000 euros. Las trabajadoras reclaman una subida salarial que las haga cobrar 1.200 euros netos mensuales.
No son las únicas trabajadoras del sector de la limpieza en pie de guerra. Las trabajadoras de dos hospitales también en Bilbao, contratadas por la empresa IMQ comenzaron una lucha en diciembre exigiendo mejoras laborales, tal y como te contamos en este artículo.
El de la limpieza es un sector enormemente feminizado, lo cual es utilizado por la patronal para imponer peores condiciones laborales. Por eso, las trabajadoras de los hospitales comenzaron su lucha apuntando a la brecha salarial como uno de los motivos de su precariedad.
La misma historia cuentan las trabajadoras en huelga del museo Guggenheim, que denuncian que existe una diferencia de casi 8.000 euros anuales entre su salario y el estipulado por el convenio de limpieza de la provincia.
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Pero estas mujeres muestran que incluso en estas situaciones de extrema vulnerabilidad laboral es posible luchar y reclamar los derechos que les corresponden. Una lucha teñida de violeta que tiene como protagonistas a las más precarias, pero también a las imprescindibles; sin las cuales se para el mundo.