La CGT ha convocado otra huelga del sector. La lucha por el convenio en uno de los sectores más precarizados, en el que el 80% de los trabajadores son mujeres.
Clara Mallo Madrid | @ClaraMallo
Viernes 17 de marzo de 2017
Después de los paros del año pasado y la jornada de huelga de enero, la CGT ha convocado un paro de 24 horas para este 17 de marzo. El convenio anterior dejó de estar en vigor el 31 de diciembre del 2014. Éste regula la contratación y las condiciones laborales de casi 100.000 trabajadores en todo el Estado, de los que casi el 80% son mujeres.
Trabajadoras y precarias
El sector del contact center, más conocido como de telemarketing es mayoritariamente femenino. El 73% de las teleoperadoras son mujeres y la mitad tienen ente 18 y 35 años. Las teleoperadoras sufren padecen múltiples problemas asociados a la precariedad del sector, que funciona en base a un modelo de máxima productividad.
Aunque sus nombres no son tan conocidos, ocultas detrás de las grandes empresas a las que prestan servicios, muchas de las empresas que se dedican al contact center cuentan con un gran peso económico. Empresas como Atento, Konecta o Unisono generan millones de Euros en beneficios. En 2014 entre las 19 empresas que conforman ACE, la patronal del sector, facturaron más de 1.730 millones de euros. Solo el grupo Konecta, que encabeza el ranking de beneficios, facturó en 2015 cerca de 278 millones de euros.
¿Su secreto? Un modelo basado en la máxima productividad, los bajos salarios y la inestabilidad del empleo. Estas empresas se han especializado en la reducción de costes para otras empresas, que han de prestar servicios de atención al cliente, ventas o soporte técnico. Así se presentan a las grandes compañías ofreciendo una minimización de costes laborales.
Los salarios rondan entre los 600 y 900 euros reales, ya que a pesar de que existen incentivos que prometen llegar a rozar los 1000 euros, estos se tornan casi imposibles de lograr. El sector destina aproximadamente entre un 70 y 80% del gasto al factor humano, que es su principal “materia prima”, lo que lleva a que los ataques de la patronal se concentren en gran medida en la bajada de salarios.
Los bajos salarios, el trabajo parcial y la feminización del sector van de la mano para las patronales.
Soledad Pino es trabajadora de un contact center en una de las principales empresas del sector. “En quince años, mi salario está como cuando empecé a trabajar. Si consideramos el coste de la vida, gano menos ahora."
Como Soledad, son miles de mujeres las que sufren la precariedad, que no solo se expresa en los salarios. Estas empresas son especialistas en exprimir minuto a minuto a las teleoperadoras. Cada segundo está controlado y contabilizado por los coordinadores.
En el mejor de los casos las trabajadoras disfrutan de algunos pocos segundos de pausa entre llamada y llamada, sin embargo, la suma de todas estas pausas se descuenta de los descansos establecidos. Soledad cuenta que "para ir al baño, tenemos que pedir permiso, y si hay muchas llamadas tenemos que seguir cogiendo llamadas y vamos en los cinco minutos que tenemos de pausa visual, no dan para más".
Las condiciones de control, humillaciones y presión psicológica que viven en su día a día las trabajadoras incrementan los riesgos psicosociales que sufren las teleoperadoras.
Esta es otra de las cuestiones denunciada por los sindicatos. Las trabajadoras de telemarketing trabajan bajo constantes amenazas de despido. Las sanciones son constantes. Controlan al minuto cada uno de sus movimientos.
Soledad explica que las jornadas se vuelven insoportables, ya que "no tenemos ni tiempo para comer, son los descansos largos, que son de 20 minutos los que usamos para comer.”
El tiempo que cada teleoperadora dedica a la llamada también es controlado, igual que sus descansos. Estos son controlados por varios supervisores. La jerarquía de controles en la que se organizan estas empresas es tremendamente agobiante para las trabajadoras que atienden las llamadas. Y a pesar de que estamos ante un sector en el que la mayoría de trabajadoras son mujeres, según aumenta el rango esta proporción se invierte. "En cuanto a la proporción de jefes, en estas empresas, como hay más mujeres que hombres, las coordinadoras suelen ser mujeres, pero los cargos más altos son ocupados por hombres."
La conciliación con la vida personal se vuelve del mismo modo imposible de sobrellevar. La mayoría de los contratos son jornadas parciales forzosas o turnos partidos. Buscando la mayor productividad en un trabajo con gran carga de estrés, la patronal busca la mayor flexibilidad llegando a partir jornadas de pocas horas. El convenio actual permite que un teleoperador trabaje once días seguidos sin descanso. Y si esto fuera poco, se suma la tensión generada por la inestabilidad en este tipo de trabajo, cambios de centro repentinos. “Un día llegas al trabajo y te dicen que te cambian de campaña, y que al día siguiente comienzas a trabajar en Pozuelo. Sin tener en cuenta que tienes hijos y tu tiempo vale mucho."
En estas deplorables condiciones laborales es especialmente precaria la situación de las trabajadoras contratadas por ETT, un recurso para liquidar sus derechos laborales.
Pero ante semejante situación de precariedad, las condiciones que viven las trabajadoras de los contact center comienza a ser cuestionada. Las huelgas del sector han sido masivas y crece el sentimiento de que hay que luchar contra tanta explotación.