Ya están en curso los preparativos para la movilización que cada 8 de marzo convoca a miles a las calles en todo el mundo. Y este año, nos encontramos con un escenario internacional que pone enormes desafíos para las mujeres y la juventud: Organizar una gran fuerza de mujeres, jóvenes y trabajadores para enfrentar a la derecha y sus medidas.
Lunes 25 de febrero de 2019
Estos últimos años, las mujeres y la juventud hemos demostrado la enorme fuerza que tenemos. Pero este 8 de marzo esa fuerza debe ser aún mayor, porque de lo que se trata hoy es de enfrentar la enorme ofensiva que viene impulsando la derecha en América Latina, que ha fortalecido a Trump colocándose a la cabeza de la política intervencionista en Venezuela, pero que además significa ataques en diferentes niveles a las y los trabajadores, mujeres y jóvenes en diversos países como Brasil, Colombia o Argentina.
También en Chile, la derecha y Piñera han buscado hacerse parte de estos ataques, después de los difíciles meses que tuvo con las movilizaciones a nivel nacional que levantamos en contra del asesinato de Camilo Catrillanca, que dejó a la policía con una crisis aún más profunda, como también por la enorme combatividad que demostraron los portuarios, en una movilización que obligó al Gobierno a sentarse a negociar.
Debido a este debilitamiento, Piñera busca apoyarse de la política del imperialismo en Latinoamérica, para poder pasar sus reformas laboral, previsional y tributaria. En ese marco es que este 8 de marzo puede ser el puntapié para dar inicio a un año en que, con las mujeres al frente en la lucha por nuestros derechos, con movilización en las calles y en unidad con las y los trabajadores y el pueblo mapuche, enfrentemos los planes precarizadores de la derecha en Chile y Latinoamérica.
Piñera contra las y los jóvenes y estudiantes
Las estudiantes que el año pasado fuimos parte del Mayo Feminista, y la gran pelea por el aborto legal, libre, seguro y gratuito, somos las mismas a las que golpean los planes de Piñera: el Aula Segura y Admisión Justa a las compañeras y compañeros de liceos y escuelas, reponiendo la competencia con mayor segregación; la precarización de las universidades, con los déficit presupuestarios que han aumentado con la beca Gratuidad, precarizando a funcionarias/os y docentes, la misma beca que hoy cambia sus reglas dejando a miles de estudiantes sin posibilidad de seguir sus estudios; así como quienes también trabajamos y que seremos aún más precarizadas con el Estatuto Laboral Juvenil, que reduce derechos maternales y flexibiliza nuestros ya inestables trabajos.
Por eso, este 2019 debemos desplegar con fuerza el potencial de movilización que hemos demostrado durante años en las calles, pero no para conformarnos con las movilizaciones aisladas y las marchas testimoniales a las que nos han supeditado las organizaciones políticas que dirigen nuestras Federaciones y Centros de Estudiantes.
Las direcciones en el movimiento estudiantil y su estrategia
Aquellas organizaciones, principalmente el Frente Amplio (FA) y el Partido Comunista (PC), en el Mayo Feminista se negaron a tomar las demandas de las mujeres trabajadoras, como lo hicieron desde la Federación de la USACh, limitando la lucha que debíamos dar junto a funcionarias/os y docentes para derribar la estructura autoritaria y antidemocrática que perpetúa el patriarcado al interior de nuestras universidades.
Cuando la enorme Marea Verde inundó las calles en Chile y otros países de Latinoamérica, desde el Frente Amplio se limitaron a impulsar solo la despenalización del aborto, rebajando nuestras expectativas a una medida completamente necesaria, pero mínima y, por lo tanto, insuficiente, cuando nuestras fuerzas daban para ir por mucho más.
De esa forma, el FA y el PC se han dedicado a ser una oposición pasiva frente a las medidas que la derecha quiere implementar en Chile y Latinoamérica, dejando el camino libre para que las aplique.
Esto debido a que han centrado sus esfuerzos en buscar y debatir respecto a una unidad estéril con la Nueva Mayoría, como estrategia general de “unidad de la oposición” para enfrentar a Piñera. Hablamos de la misma Nueva Mayoría que durante sus años de Gobierno solo se dedicó a administrar la herencia de la dictadura de Pinochet, manteniendo la precarización laboral, la educación de mercado y que se negó a nuestros derechos básicos como el aborto legal.
Desde Pan y Rosas Teresa Flores, queremos impulsar junto a decenas y cientos de compañeras y compañeros, en nuestros lugares de estudio y también de trabajo, una estrategia distinta. Una estrategia que, frente al actual contexto nacional e internacional, se proponga y tenga como objetivo enfrentar en Latinoamérica a la derecha y el imperialismo de Trump, Bolsonaro, Piñera y Macri.
Contra la unidad con la Nueva Mayoría, la unidad que realmente necesitamos es la de las mujeres con las y los estudiantes, con la diversidad sexual y de géneros, con el pueblo mapuche y junto al conjunto de la clase trabajadora. Solo así, con esta fuerza organizada y movilizándonos en las calles, es como podemos enfrentar al Gobierno, y poner al centro del debate nuestras propias demandas.
Este año, en Chile y en todo América Latina, las mujeres y estudiantes debemos ir al frente por la conquista del aborto legal, libre, seguro y gratuito, avanzando también en la conquista de una educación no sexista, laica y sin la moral de la Iglesia, para tener educación sexual para decidir, en cada escuela y universidad, así como acceso a anticonceptivos gratuitos y de calidad.
Pero esa lucha, también debe estar ligada a importantes demandas como la desmilitarización del Wallmapu, que mantiene una represión sostenida sobre mujeres y niños mapuche. Vamos por la disolución de las Fuerzas Especiales, que tienen sus manos manchadas de sangre, con la perspectiva de disolver a la policía y fuerzas de represión de conjunto.
Y debe estar ligada también a la pelea por echar abajo la reforma laboral de Piñera que viene a precarizar aún más la vida de las y los trabajadores, como con la reducción de la indemnización por años de servicio, mientras preparan y aumentan masivos despidos injustificados en todo Chile. Nuestra lucha, la de las mujeres, debe ser la lucha de miles de oprimidas/os y explotadas/os. Este 8 de marzo, seamos miles para demostrar esta fuerza en las calles.
Lo que proponemos es un movimiento de mujeres al interior de los espacios educativos que parta de la base de la unidad entre estudiantes y funcionarias/os. Que ponga al centro las problemáticas de las mujeres trabajadoras en la Universidad. Que tome en sus manos las demandas de la mujer trabajadora como a igual salario a igual trabajo, o el fin al subcontrato. Que apueste para fortalecer o desarrollar esa alianza.
Que se proponga arrebatarle el poder a las autoridades universitarias, que actúan como pequeños reyes en las instituciones educativas, perpetuando el autoritarismo y el machismo, buscando desarrollar la trietsamentalidad, por cogobiernos triestamentales en Universidades. Mientras los estamentos tengan más fuerza, mejor podremos combatir al machismo y el patriarcado en nuestras instituciones educativas.
Un movimiento de mujeres que impulse a la lucha a cientos de compañeros docentes, funcionarios, trabajadores y estudiantes, hombres y mujeres, porque enfrentamos a enormes enemigos y debemos reunir enormes fuerzas.
Esa es la invitación que hacemos las estudiantes feministas socialistas de Pan y Rosas, para tomar en común estas luchas con cientos de compañeras, y levantar un feminismo que se una a la clase trabajadora, una clase trabajadora cada vez más feminizada, para ir contra este sistema capitalista y patriarcal. ¡Con esta perspectiva marchemos juntas y juntos este 8 de marzo!
Nancy López
Profesora. Agrupación Nuestra Clase