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Red Internacional
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Tribuna Abierta. “¿Le tocó terminar así?”: un debate con la llamada inseguridad en Zárate

La Izquierda Diario reproduce una opinión sobre el debate de la justicia por mano propia. El aporte es de Rodrigo, de la localidad de Zárate, estudiante de la UNLu.

Jueves 15 de septiembre de 2016

La sociedad en la que vivo está enferma. Personas, en su mayoría de origen obrero, medio-bajo, pidiendo “mano dura” y justificando la justicia por mano propia y demás maniobras punitivas por parte de las fuerzas represivas para que nos "cuiden".

El orden no nos pertenece, en el capitalismo no. La delincuencia, que tanto miedo les da, es el resultado de causas que generan estos efectos, que tanto parecen sorprender a los que miran y no ven.

¿Cuándo vamos a pedir que se distribuya más la riqueza? ¿Saben a quién defiende la Policía? A este orden defectuoso, por el que los trabajadores y trabajadoras de mi ciudad culpan, exclusivamente a los que salen a robar y que, en el peor de los casos, hasta quizás nos maten.

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Puedo llegar a morir en la calle, es posible, sí. Pero no encontraría la razón de mi muerte, en este hipotético caso, en el que me mató. Él sería el ejecutor, pero antes hubo una historia, una realidad, miles de injusticias, que hacen que, para mí modo de ver las cosas y entender la realidad, la llamada inseguridad sea el resultado del abandono, el destierro, la despersonalización de un gran sector de nuestra sociedad.

Hace rato que hay indiferencia en el de al lado. No importa cómo se críe, las cosas que le hayan tocado, la eterna herencia de la miseria; la culpa es sólo de él porque un día agarró un fierro y salió a robar. Él no respetó este orden "impoluto". Para mí no es un mártir ni una víctima, no le pondría ninguno de esos rótulos. Es un individuo que al que le tocó terminar así: condenado por esta sociedad hipócrita.

Elegir la carrera universitaria, entrar a Toyota y el autito es parte del relato alejado de los que encuentran ilógico que no haya seguido el camino de una familia tipo asalariada, que festejan por Facebook que se murió una historia que pudo haber sido cambiada.

Lo pido de corazón, no seamos hipócritas, si queremos caminar tranquilos por la calle tenemos que hacer que la delincuencia no sea lógica. ¿Es casualidad que el estereotipo "del que tiene que morir" sea un individuo, de sexo masculino y de clase baja? Son malos y nada más ¿no? “Asesinos”, “lacras” y que se yo, “que se lleva en la sangre”, “negros de alma”, bla, bla. ¿Cuándo nos vamos a volver locos por los chorros que se acumulan capital y generan pobreza estructural? La delincuencia que tanto duele antes que maldad, es desamparo.

La seguridad está en nuestras manos, las soluciones no tienen que ser con balas, ¿sino por qué nos duele tanto la muerte? ¿La muerte calma? Sólo pido reflexión.