El contenido de este libro transita el universo de ideas que alcanzaron la cima con el protagonismo de Vladímir Ilich (Lenin) y Albert Einstein en la sociedad revolucionada que inauguraba las ilusiones emancipadoras del siglo XX.
Miércoles 25 de octubre de 2017
Inscripto en la perspectiva de las corrientes sobresalientes y actualizadas de la filosofía e historia de las ciencias, con el soporte de una amplia base documental, Lecciones perdidas muestra el vínculo entre la dialéctica - concepto central en el origen científico de la teoría social- y las teorías que conocemos con el nombre de
relatividad.
Focaliza el momento de mayor efervescencia tanto científica como política- situado en la República de Weimar. Pone en escena los testimonios de esta etapa histórica que quedaron ocultos, producto de la derrota de la revolución alemana y del periodo de criminalización de la política, que se abre durante la entreguerras y fundamentalmente con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial.
Muestra a través de tres fases históricas que el origen de la incertidumbre postmoderna se encuentra en los experimentos y teorizaciones que la ciencia física realizó rodeada del ambiente de la guerra y la revolución, desde donde surgieron las
ideas que impactaron decisivamente en la teoría social.
Si yo te dijera, querida lectora o lector, que el origen de las limitaciones del pensamiento actual, sobre todo en lo que hace a su proyección social está en Europa, seguro dirías que esta afirmación es plausible. Sí, precisando, afirmara que es en Alemania creo que, también, coincidirías. Si focalizara un poco más y nombrara a la “República de Weimar”, podrías llegar a decir ¡Interesante! Ahora, si te digo que el problema se sitúa en un recóndito lugar de la física subatómica, probablemente exclamarías ¡Hum! ¿Qué es eso? Sin embargo has visto florecer en los últimos tiempos una variada gama de libros, revistas o diarios de los más diversos que encumbran la palabra incertidumbre para definir las características del pensamiento de nuestra época. Esa palabra, querida lectora o lector, tiene su origen en los debates que se produjeron durante diez años en los “Congresos Solvay”, fundamentalmente en el 1º Congreso Solvay y el 5º Congreso Solvay (1911-1927), ambos realizados en la ciudad de Bruselas.
Estos congresos fueron el escenario donde se reunieron la ‘flor y nata’ de los físicos del planeta, cuyo contexto histórico los sumió en un antagonismo irreconciliable ¿Los debates Solvay, sobre los resultados de las ‘observaciones’ de los físicos en los laboratorios, se reducían al interés ontológico en el comportamiento de la materia o reflejaban la búsqueda del pensamiento oficial por escapar de los principios de la causalidad y el determinismo? Estos principios imponían a las ciencias un ‘paradigma’ riguroso, y un curso determinado a la proyección del devenir social.
En esos congresos de la ciencia, al igual que en el terreno económico, político, social y cultural, hubo ganadores y perdedores. La rivalidad puso de un lado a Einstein y del otro a Bohr y Heisenberg, entre una pléyade de personalidades que fueron ocupando distintas posturas, de un lado o del otro, a lo largo del debate ¿Qué contexto explica esta rivalidad y realineamiento de los naturalistas europeos? El contexto de la guerra y la revolución, fundamentalmente el universo de la revolución, que es más extenso que el de la guerra. Cuando los debates se hicieron más intensos y el proceso político debilitaba los principios de la causalidad y el determinismo, la física relativista fue acusada de judía y bolchevique. Que este ataque no prosperara se debía no sólo a la enorme importancia que habían logrado los descubrimientos de Einstein y el prestigio que acompañaba al físico alemán, sino al contexto histórico que la guerra y la revolución cambiaron bruscamente. Al comienzo es Einstein el que se ve favorecido, porque cuenta con el impulso de la revolución alemana y la expectativa en el avance sin límites del socialismo que había llegado al poder (Einstein era socialista).
La presencia de los rusos en diferentes conferencias y los acuerdos de las delegaciones soviéticas -enviadas por Lenin- con Einstein y la mayoría de los naturalistas europeos fortalecía la defensa tenaz de los principios de la causalidad y el determinismo, que Einstein sostenía frente a Bohr y Heisenberg, inclinados a encontrar una respuesta que los vulnerara. La tendencia que lleva al declive a la “República de Weimar” se orienta hacia la repulsa de los principios de la causalidad y el determinismo:
El ambiente intelectual existente en Alemania durante los años 1918-1927 (…) el movimiento para prescindir de la causalidad, que tan súbitamente surgió y tan exuberantemente floreció en Alemania (…), fue primordialmente un esfuerzo de los físicos alemanes para adaptar el contenido de su ciencia a los valores de su medio ambiente intelectual (…) Más aún, la naturaleza de aquella reconstrucción fue virtualmente dictada por el medio ambiente intelectual predominante (Forman [1971] 1984: 28-42-43).
Heisenberg (aunque no era un fascista militante) ocupó cargos relevantes durante el gobierno del nacional socialismo de Hitler. La orientación de la física alemana ligada a Hitler estaba dirigida por Philipp Lenard que, sí era un partidario del nazismo.
Es conocida la relación de la “República de los soviets” con la revolución alemana, pero lo que ha quedado en las sombras es la política de la dirección bolchevique y de Lenin en el terreno científico. Lenin intervino no sólo con declaraciones y la promoción de medios de divulgación científica desde la URSS, sino con delegaciones de físicos rusos que encontraron, en este primer periodo, enorme acogida en los naturalistas europeos occidentales. En estos debates -que reunían a los físicos más relevantes del planeta- se reflejaba la crisis social originada por la guerra y la revolución, que se extendían en el espacio y en el tiempo. Para Lenin se reeditaba la rivalidad con el materialismo, que había sucedido en el curso del debate con Mach y sus seguidores sobre fines del siglo XIX y principios del siglo XX ante el descubrimiento del radio y los electrones:
Basta con recordar la enorme mayoría de las tendencias filosóficas de moda, que surgen con tanta frecuencia en los países europeos, aunque sea empezando por las relacionadas con el descubrimiento del radio, el electrón y terminando por las que tratan ahora de aferrarse a Einstein, para darse cuenta de la ligazón que existe entre los intereses de clase y la posición de clase de la burguesía, entre el apoyo que ésta presta a todas las formas de las religiones y el contenido ideológico de las tendencias filosóficas de moda.
Estas nuevas entidades y fenómenos del ámbito de las ciencias naturales, habían puesto en jaque la concepción materialista, que había sostenido tanto los principios de la física clásica como los principios teóricos de la dialéctica en el ámbito de la teoría social. En su obra “Materialismo y empiriocriticismo” Lenin había dado una respuesta satisfactoria y demoledora contra el idealismo que había promovido la novísima ciencia física. En la Alemania de Weimar, en un nuevo escenario y de forma potenciada, se repetía un nuevo intento contra la concepción materialista, la causalidad y el determinismo, que eran los principios rectores de esta concepción del mundo. En ese momento Lenin no está exiliado como en aquella oportunidad cuando tuvo que responder a los problemas teórico/filosóficos que presentaban las ciencias físicas, pero que impactaban en el entero edificio social. Ahora Lenin está al frente de la república de los soviets, y desde este lugar promueve diferentes iniciativas.
En 1920 Lenin nombra director del Departamento de la Comisión de Energía Atómica, del Instituto de Óptica de Petrogrado, a un joven brillante (magister y doctor en Física) Alexander Friedmann. Friedman se había abocado al estudio de la “Teoría de la relatividad” y ya en 1920 había conseguido una serie de resultados en base a la generalización de las transformaciones de Lorentz, que colisionaban con la idea de universo estático que habían formulado Einstein y Willem de Sitter. Einstein reconoce públicamente –en el diario de física de Alemania- los aciertos logrados por Friedman, y considera que abren una nueva luz en el campo de la física y la cosmología. La delegación de los naturalistas soviéticos encabezados por Friedman participa activamente de los diferentes congresos tanto de matemáticas como de física, en distintos lugares de Europa, en este periodo revolucionario de la República de Weimar. La importancia que Lenin concede a este proceso revolucionario en el terreno de la ciencia se ve reflejada tanto en las acciones que promueve como en las declaraciones que realiza. En enero de 1922 se publica el primer número de la revista de filosofía Pod Známeniem Marxizma. Lenin tomará como ejemplo de “materialismo militante” el artículo del destacado biólogo ruso Timiriázev:
El artículo de A. Timiriázev sobre la teoría de la relatividad de Einstein, publicado en el número 1-2 d Pod Známeniem Marxizma permite abrigar la esperanza de que la revista logre también realizar esta segunda alianza. Es necesario dedicarle a esta última mayor atención. Hay que recordar que, precisamente del brusco viraje por el que en la actualidad pasan la Ciencias Naturales modernas surgen a cada paso (…) las tendencias y subtendencias filosóficas reaccionarias. Por lo tanto, seguir de cerca los problemas que la novísima revolución en la esfera de las Ciencias Naturales destaca y atraer a esta labor, en la revista filosófica, a los investigadores naturalistas, es una tarea sin cuya solución el materialismo militante no puede ser, en modo alguno, ni militante ni materialismo. Timiriázev se vio obligado a hacer la reserva en el primer número de la revista de que a la teoría de Einstein (…) ya se aferraron un gran número de intelectuales burgueses en todos los países, esto se refiere no sólo a Einstein, sino a toda una serie, quizás a la mayoría, de los grandes transformadores de las Ciencias Naturales, a partir de fines del siglo XIX.
Pod Známeniem Marxizma: revista mensual filosófica, social y económica, que apareció en Moscú de enero de 1922 a junio de 1944.
La casa del físico Paul Ehrenfest en Leiden (Holanda) fue uno de los lugares de enlace de Einstein con las delegaciones soviéticas. Pero el vínculo fundamental que unió las iniciativas de Lenin y de Einstein no estuvo dado por razones fortuitas de la historia, que los situó en el mismo espacio y tiempo, sino porque ambos abrevaron en las mismas tradiciones del pensamiento científico. Fueron Hegel, Marx y Engels quienes trajeron las reflexiones filosóficas de la antigüedad griega para confrontarlas con el mecanicismo newtoniano en las ciencias naturales del siglo XIX.
Einstein conocía la obra de Engels y se había interesado por Dialéctica de la naturaleza. Engels y Mach estuvieron muy cerca con sus elaboraciones teóricas del complejo de ideas que se harán famosas con la teoría especial y la teoría general de la relatividad. En el periodo que Lenin dedica un tiempo importante a dar respuesta a la física de Mach, ambos residían en Suiza. El análisis de la obra de Mach como la de Karl Pearson fueron dos de las fuentes fundamentales que tanto Lenin como Einstein sometieron a riguroso análisis: Lenin interesado en combatir el idealismo en Mach, Pearson y sus seguidores rusos que intentaban minar los principios onto/gnoseológicos del “Materialismo histórico”. Einstein, seducido por el universo intangible de la materia, que habían abierto las elaboraciones teóricas y las reflexiones filosóficas de Engels, Mach y Pearson:
Pearson aseveró que las leyes de la naturaleza son relativas a la habilidad perceptiva del observador. La irreversibilidad de los procesos naturales, decía Pearson, es puramente una concepción relativa. Un observador que viaja exactamente a la velocidad de la luz vería un eterno momento, o una ausencia de movimiento. Él especuló que un observador que viaje más rápido que la luz podría ver el tiempo al revés, de manera similar a una película de cine puesta al revés. Pearson también discutió la antimateria y la cuarta dimensión.
Esta base teórico/filosófica común une a Lenin y a los físicos rusos con Einstein en el periodo de efervescencia revolucionaria de la “República de Weimar”. En plena efervescencia del debate mueren Lenin y Friedman (Lenin muere en enero de 1924, Friedman en septiembre de 1925). En un extraordinario paralelo histórico, la revolución en la física y la revolución en la política luchan con las mismas armas teóricas, triunfan y colapsan a la vez. El año de 1927 es el calendario aciago que marca el fin del ascenso revolucionario. Einstein sale derrotado de los congresos Solvay ante la troika encabezada por Bohr, Heisenberg y Born, quienes declaran “la revolución en la física está terminada”. Se imponía el principio de incertidumbre contra el de causalidad y el determinismo por los que tanto habían luchado Einstein y Planck. El nazismo comenzaba su ascenso y Einstein huía de Alemania. En la URSS Stalin-Zinóviev y Kámenev, luego de la muerte de Lenin, emprenden sus ataques contra la Teoría de la revolución permanente. Aislado y derrotado, Trotsky es enviado al destierro. Stalin da por terminada la revolución política.
La idea de certezas quedó aniquilada al igual que sus protagonistas más sobresalientes. El asalto filosófico al cielo y su correlato terreno fueron criminalizados. Como surgida del infierno [de la guerra] la sustancia de lo incierto impregnó el alma y doblegó el pensamiento. Al destruir la certeza eliminó el único medio de que disponía el juicio para proyectar la acción.
Finalmente, en el libro recorremos tres momentos históricos del siglo XX e indagamos en el contexto socio/político y en las fuentes teórico/filosóficas que nos trajeron al escepticismo actual. Combinamos de modo novedoso y original las ciencias, la política, las creencias y la esperanza revolucionaria, que otrora se vieron reflejadas en los dos pensadores más sobresalientes del siglo XX. El libro resume el devenir de la ciencia y la revolución pero a su vez es un programa de denuncia y combate que no sólo pone de relieve los reconocidos poderes de las clases sociales sino los poderosos frenos, que las castas profesorales imponen en la academia, no solo a la innovación sino, también a la revitalización del pasado de la ciencia y la revolución. Creemos que con justa razón hacemos honor a la premisa de Marx “El socialismo será científico o no será”
1.- Profesor en Historia UNCo (Universidad Nacional del Comahue) Neuquén.
Doctorando UBA-CS.
2.- El 1º Congreso Solvay tuvo como tema principal la Radiación y los cuantos, tópicos introducidos a partir de las investigaciones de Planck y de Einstein. El comportamiento discreto de la materia constituirá la base ontológica de las futuras elucubraciones de Bohr y Heisenberg, que los llevará, en un periodo de diez años, a una confrontación definitiva con la visión einsteniana. La visión que Einstein sostenía se basaba en que la naturaleza discreta de la materia era sólo un estado de las entidades subatómicas, y que las limitaciones de la técnica impedían medir tanto la trayectoria como el momento de las entidades subatómicas. En el 5º Congreso Solvay, el análisis teórico de Electrones y fotones sirvió de base onto/gnoseológica para dar por terminado el debate entre los partidarios de la interpretación indeterminista de la “Física cuántica”, y los partidarios de la visión que postulaba una continuidad en los fenómenos subatómicos de ondas y partículas.
3.- Lenard había obtenido el Nobel de física en 1905, y tenía una trayectoria sobresaliente al lado de investigadores como Hertz. En 1933 recibió el premio como “protector del águila del Reich alemán”. Lenard fue un físico húngaro que se nacionalizó alemán, y tuvo un rol destacado en la academia y la actividad de laboratorio de la física alemana, hasta la caída de Hitler. La opinión de Lenard era compartida o aceptada por la mayoría de los físicos que permanecieron en Alemania durante el ascenso de Hitler, incluido Heisenberg.
4.- En el exilio Lenin dispuso de todo el tiempo necesario para recorrer los repositorios documentales existentes entre las ciudades de Zúrich, Berna, París y Londres, que le eran necesarios para responder a los dilemas que planteaba la ciencia física ante los nuevos descubrimientos.
5.- A Friedman debe la cosmología actual el ‘modelo matemático y conceptual’ del universo en expansión, que años después probara Hubble. Según Joao Magueijo debiera considerarse a Friedman el Copérnico del siglo XX. (Cfr. Magueijo ([2003] 2006). Magueijo es cosmólogo y físico teórico doctorado en la Universidad de Cambridge y profesor en el Imperial College de Londres.
6.- En 1929 Hubble confirma los resultados matemáticos de Friedman, a través de la observación astronómica.
7.- Klíment Arkádievich Timiriázev A partir de 1870 y por un período de 22 años enseñó agricultura y silvicultura en la Academia Petrovski. En 1871 fue nombrado profesor extraordinario de la academia tras defender su tesis de maestría "Análisis espectral de la clorofila". Con la defensa de su tesis doctoral "La asimilación de la luz por las plantas” en 1875 fue nombrado profesor titular. Fue miembro de la Royal Society de Londres, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Cambridge y, también, fue el primero de los grandes naturalistas rusos que aceptó la Gran Revolución de Octubre. Al morir era miembro del Soviet de diputados obreros, campesinos y guardias rojos de Moscú, y se enorgullecía de ese título más que de todos los demás. Estudiaron juntos con Vigotsky, quien, también, impartía conferencias sobre la relatividad einsteniana.
Silvia Dubrovsky (comp.) (2000), Vigotski Su proyección en el pensamiento actual, Ediciones Novedades Educativas, Bs As., p. 19.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/timiriazev.htm
http://www.ecured.cu/Kliment_Timiriazev
http://es.travel2moscow.com/where/visit/monuments/object4582.html
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1920s/iii-1922.htm
8.- Ehrenfest, como la enorme mayoría de los grandes pensadores de la época era socialista, marxista. Estaba casado con la matemática rusa Tatyana Alexeyevna Afanasyeva que, también, participaba de los debates de la época y era su activa colaboradora. Hasta esta casa habían llegado, en manos de Giorgii Krutikov, los escritos sobre la relatividad general que Friedman enviara a Einstein.
Hoy cuesta siquiera imaginarlo, pero el liberalismo había dejado de existir a comienzos del siglo XX en Europa. Sólo en el gigante bobo de América el liberalismo conservó su vigor, que volvió a irradiarse cuando fueron ahogados en sangre y mugre el socialismo y la revolución.
9.- Actualmente, esta especulación de Pearson forma parte de una reputada actividad científica: la obra de Joao Magueijo Más rápido que la velocidad de la luz es la fuente principal (Cfr. Magueijo ([2003] 2006). Magueijo es cosmólogo y físico teórico doctorado en la Universidad de Cambridge y profesor en el Imperial College de Londres.
10.- Lo que insinuamos en este artículo, lo mostraremos en el libro y extensamente en la tesis: el paralelo acompaña toda la génesis y desarrollo de la física y la política revolucionaria modernas.
11.- En esta apretada síntesis adelantamos los tópicos que en el libro desarrollamos con mayor amplitud. Debe tenerse en cuenta que aún el libro (que es el adelanto de una tesis doctoral) limita los contenidos debido a las restricciones que nos impone el espacio de esta publicación. Si bien cada dato está debidamente respaldado por una abundante documentación, no se incluyen en el libro las fuentes bibliográficas porque ocupan un espacio que la extensión de la publicación no lo permite.