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Red Internacional
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JUJUY. Ledesma: posta de encuentro entre precarizados de la salud y quienes luchan por la vivienda

El sábado pasado se realizó una nueva jornada solidaria en Libertador Gral. San Martín en apoyo a quienes pelean por el derecho a la vivienda. Así se puso en pie la segunda posta sanitaria para la atención primaria de las familias del “Nuevo Asentamiento”, junto a trabajadores que estamos en la primera línea de la lucha contra la pandemia del coronavirus. Lazos de unidad y apoyo mutuo por la vivienda y la salud; contra la precarización laboral y de la vida.

Martes 10 de noviembre de 2020 18:04

Fotografía: Joaquín Diaz Reck l Enfoque Rojo

Enfermeras y enfermeros, agentes sanitarias, educadores para la salud, trabajadoras sociales, técnicos y estudiantes de carreras vinculadas, fueron parte de la solidaridad que llegó desde Libertador, Fraile Pintado, Pampa Blanca y San Salvador de Jujuy. Las distancias no fueron un impedimento para poner el conocimiento al servicio de las familias que no tienen garantizado el derecho a la vivienda, pero tampoco a la salud y que pelean por ella.

Por eso, las postas sanitarias en Jujuy en apoyo a las familias que luchan por #TierraParaVivir, la impulsamos desde la Agrupación Salud desde las Bases (PTS FIT) junto a trabajadores independientes solidarios, con el objetivo de fortalecer la lucha por la vivienda. La misma, va de la mano de la pelea que también damos por el derecho universal a la salud, para fortalecer el sistema público y quienes los sostenemos como somos las y los trabajadores. Sabemos que son derechos negados por el Estado, sobre todo a las familias más pobres, que se ha expresado de manera brutal y violenta durante la pandemia. No es casual que haya sido Libertador, Ledesma, uno de los epicentros del coronavirus, del colapso sanitario y de los crímenes sociales.

¿Alguien puede afirmar que sin agua en las viviendas, con piso de tierra, con casillas precarias, sin trabajo o con changas, y sin contar con una alimentación sana, se puede prevenir y estar en buenas condiciones ante el coronavirus, o el dengue, y esquivar a comorbilidades asociadas a la pobreza? Claramente no.

En el Departamento Ledesma sobre tierra, pero faltan viviendas, ya que están en manos del empresario Blaquier. Quienes ostenten tenerla, por necesidad, porque no se tiene para alquilar, por hacinamiento, y porque no se aguanta más, es a prueba de luchas para arrancar un derecho tan elemental al Estado, los gobiernos de turno y la patronal genocida. Donde no falta la represión, desalojos, criminalización, y hasta los asesinatos de las fuerzas policiales como sucedió en el 2011 con las familias de El Triángulo, a lado del “Nuevo Asentamiento”.

Y donde la precariedad del trabajo y de la vida también se expresa con un sistema de salud pública venido abajo producto de años de ajuste, afectando a quienes generan la riqueza que se la lleva Blaquier y a todas las familias trabajadoras de Libertador, Ledesma. Por eso en plena pandemia, el único hospital de la región “Oscar Orías”, no contaba con la unidad de terapia intensiva funcionando hasta el mes de julio, y sus camas para la internación no llegaban a las 70 y las camas del hospital de campaña no impedía que las personas mueran en sus casas sin ser atendidos. El mismo sistema de salud, cuyos periféricos se inundaban o no les funcionaban todos los baños, antes de la pandemia, y donde la mayoría de las esenciales se contagiaron por no contar con Equipos de Protección Personal y varias murieron.

Son esos trabajadores, muchos de los cuales suelen ser reemplazantes o desocupados que hacen changas, quienes fueron incorporados por el Gobierno durante la pandemia para estar en la primera línea de manera totalmente precarizada, exponiendo sus vidas y salud, sin saber actualmente si continuarán trabajando a fin de mes o si serán nuevamente descartables.

Son ellas y ellos, en su mayoría mujeres y jóvenes, con quienes hicimos funcionar la posta sanitaria en apoyo a las familias sin techo que no cobran sus salarios al día, que también viven en la pobreza, e incluso no tienen una vivienda para vivir. Quienes se hermanan y encuentran en esas familias trabajadoras a sus pares, y que del apoyo por la lucha por la vivienda también vuelve y se retroalimenta, en fuerzas para luchar por la continuidad de sus trabajos, la precarización laboral y el pase a planta permanente.

Hay que seguir fortaleciendo y desarrollando estos lazos de unidad claves para enfrentar las políticas de ajuste del FMI y los gobiernos, que van a descargar sobre nuestras espaldas; y que los sindicatos que están en la salud, que dicen apoyar estas peleas, como ATE o APUAP/ CTA, las tomen en sus manos, superando las barreras de abocarse sólo a los afiliados, dejando por fuera a las y los precarizados, que son los más expuestos a padecer todo tipo de ataques, como los despidos, como sucede actualmente, como también el apoyo real a las familias que luchan por una vivienda, porque sin vivienda es imposible hablar de la salud.