La Ley de Regulación del Cannabis se aprobó en Uruguay en diciembre del año pasado, convirtiéndose en el primer país del mundo en legalizar completamente la producción y venta de marihuana (y no sólo el consumo). Pero la nueva legislación presenta varias trabas y dificultades, y es cuestionado el registro y control sobre los consumidores.
Jueves 16 de octubre de 2014
Hay tres formas de acceder a la marihuana en este país: comprando en una farmacia, plantando en casa – lo que se conoce como autocultivo- o teniendo la membresía a un club. El consumidor puede elegir sólo una de las tres alternativas e inscribirse en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).
Según la nueva ley 19.172, en el caso de autocultivo se permite tener hasta 6 plantas hembras por hogar y el producto de recolección de la plantación no debe ser mayor a los 480 gramos anuales.
Hasta el 11 de septiembre, en el nuevo organismo se registraron apenas 378 personas, cuando se calcula que hay miles de cultivadores más, siendo un país con alrededor de 150.000 consumidores regulares de marihuana (el 4,6% de la población total).
Los límites aparecen con los requisitos: piden cédula de identidad y constancia de domicilio, para que puedan hacerse controles en los hogares registrados. Juan Manuel Varela, dueño de “Urugrow” unos de los primeros Grow Shops de Uruguay, explicó que "Si te registras, van a ir a tu casa. Si no te registras, no van a tu casa. Entonces, ¿por qué te vas a registrar? (…) No le veo nada positivo a este registro. No me convence. Puedes consumir tabaco o alcohol sin registrarte".
Según explicó Julio Calzada, secretario general de la Junta Nacional de Drogas, al diario El País “El inspector va a ir hasta el domicilio declarado por el usuario, tocará timbre y se identificará como funcionario del IRCCA. El cultivador deberá abrirle y mostrarle las plantas para que el inspector verifique que el número está dentro de lo que permite la ley y calcule que la producción no exceda lo autorizado. Será un control domiciliario de autocultivadores y clubes".
El registro que exige la nueva legislación es también muy cuestionado porque puede convertirse en una base de datos que sea una herramienta para la persecución.
Además de autocultivadores, se registraron hasta el momento dos clubes de membresía ante el Ministerio de Educación y Cultura, mientras hay 10 aún en formación. Para las membresías la cantidad máxima de producción es de 480 gramos anuales por socio. A principios de agosto se inició también el llamado a los interesados en producir y distribuir marihuana para su venta en farmacias.