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Red Internacional
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Polémica. ¿Legítima defensa o apología del homicidio?

Un debate con Mendoza Post y los medios de comunicación tras los casos del médico bonaerense y el ex militar mendocino que asesinaron a dos jóvenes.

Enrique Jasid @EnriqueJasid

Miércoles 31 de agosto de 2016 11:45

El pasado viernes 26 de agosto, en Loma Hermosa, partido de San Martín en Buenos Aires, el médico Villar Cataldo disparó a Ricardo Krabler de 24 años en un intento de robo.

Dos días antes, un ex militar en la localidad de Las Heras, Mendoza disparó a Facundo Olmedo de 19 años también en un intento de robo.

Ambos plantearon que actuaron en legítima defensa y los casos se encuentran en la justicia.

Independientemente de estos hechos, que deberán ser investigados, ni lentos ni perezosos los apologistas de la mano dura retomaron su campaña por “más balas” y “represión”.

El portal de noticias MDZ publicó una encuesta sobre si “matarías para defender un bien material”. Allí se reflejaba el sí y el no en partes prácticamente iguales pretendiendo legitimar semejante aberración.

Mendoza Post, otro portal de noticias, fue más allá y además de una encuesta publicó este martes una editorial explicando cómo ejercer la legítima defensa.
Para ello se valió de declaraciones del apologista de uso de armas, el abogado Jorge Leonardo Frank.

En la nota escrita por Christian Sanz se detallan los diferentes casos en los que se podría usar la legítima defensa como si fuese un curso básico para cualquiera que desee cubrirse legalmente bajo esa figura.

Incluso se toma su tiempo para aclarar cómo sortear a su favor el requisito de la “proporcionalidad”, elemento esencial del instituto jurídico, cuando se utiliza un arma de fuego.

Al respecto Sanz dice, “la proporcionalidad, equidad o equivalencia de la que estamos hablando, no debe confundirse nunca con el concepto de igualdad, ya que sino incurriríamos en el error de considerar que ha actuado con "exceso" a quien utiliza un medio diferente para ejercer su defensa legitima respecto del que es utilizado para atacarlo. Por ejemplo un puñal no es igual a un revolver, ya que mientras el primero es un “arma impropia”, el otro configura un arma de fuego denominada “arma propia” porque ha sido construida por el hombre, específicamente para matar”.

Un claro llamado a “hacer justicia por mano propia”. El uso de arma de fuego, que tiene un alto nivel de mortalidad, podría justificarse en cualquier caso según este concepto.

El editorialista del Post no se detuvo a explicar y aconsejar los peligros de la legítima defensa plasmada en los artículos 34 y 35 del código penal, los límites de la misma y que en todo caso deberían ser excepciones. Por el contrario, la nota es una apología de la violencia, un llamado a ejercerla en cada oportunidad independientemente de si es necesaria ante un caso extremo. Lo que importa es encontrarle la brecha legal para lograr impunidad.

Eso sí, luego de detallar largamente la flexibilidad de los requisitos de la legítima defensa, aclara en una línea que no se pueden traspasar esos límites.

En el plano nacional, Eduardo Feinman, durante el programa Animales Sueltos disparó “Uno menos, este no jode más. No roba más a nadie, no viola más a nadie, que Dios me perdone. La única víctima es el médico.”

Estos mensajes desde los medios de comunicación no solo alimentan el pedido de mayor represión estatal, superpoblación de policías en los barrios y leyes más punitivas. Son estos mensajes los que alientan a la estigmatización de los jóvenes y el linchamiento rabioso como vivimos el año pasado en varias provincias.

El gobernador Alfredo Cornejo felicitó públicamente por twitter meses atrás a un oficial que había matado a un joven en una supuesta persecución. La felicitación, que no corresponde en ninguna ocasión, llegó incluso antes del dictamen del fiscal sobre qué había ocurrido.

La policía de Mendoza, que tienen récord en gatillo fácil y apremios ilegales en las penitenciarías por los cuales recibió condenas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, recibió así un claro mensaje de impunidad.

La campaña reaccionaria frente a la inseguridad incluye mayor poder de fuego para las fuerzas represivas y el aliento de razzias y linchamientos que de alguna forma son el embrión de “guardias urbanas” fascistas que buscarán ejercer el poder de fuego por mano propia. Poder de fuego que más tarde o más temprano estará dirigido contra los trabajadores y sectores populares que se organizan y luchan por sus derechos.

Los destinatarios de estas políticas son los jóvenes, los sectores populares, estigmatizados por todas las instituciones del régimen. Mientras tanto, los organizadores del gran delito (legal o ilegal), ya sea funcionarios del estado o miembros las clases altas, seguirán detrás de sus escritorios gozando de impunidad.

La apología de la legítima defensa no es más que una apología de la violencia estatal e individual que de ninguna forma resolverá el problema de la inseguridad, sino que aumentará la conflictividad social y las ideologías reaccionarias.

Sin embargo, estos apologistas revelan su hipocresía, cuando son los primeros en condenar como “violentos” a los trabajadores que realizan medidas de fuerza como un corte de calle o un piquete en el lugar de trabajo para reclamar justamente por sus derechos.