Entrevistamos a Gabriel Holzapfel conocido como Lele, artista visual y baterista de “Adelaida”, banda que conforma junto con Jurel Sónico en guitarra y voz y Naty Lane en bajo y coros. Además toca con Camila Moreno. Reside en Valparaíso hace once años y gran parte de su trabajo está vinculado con problemáticas sociales.
Natalia Rizzo @rizzotada
Sábado 15 de febrero de 2020
Lele y el arte callejero: "El humor en Chile nos ha salvado como pueblo"
¿Cómo sentís que modificó tu obra la situación actual que está atravesando Chile?
Desde hace tiempo me he interesado en investigar y trabajar en torno a lo que pasó a la dictadura chilena por una necesidad familiar, de hacer justicia desde otro lugar. Siempre he visto el arte como una especie de lenguaje que opera con imágenes y que nos puede ayudar a entender las cosas desde otro lugar, un espacio de pensamiento. Lo que me pasó cuando empiezan a pasar estas cosas de nuevo y nos empezamos a acercar a un estado crítico, con situaciones muy similares a las que se vivían en dictadura; quedé un poco trabado, no pude seguir hablando desde el arte de eso, sino que pasé una acción más directa y ello tuvo cosas lindas, cosas hermosas y cosas horribles también.
Dentro de lo hermoso que nos pasó a algunos es que por un momento dejamos de hacer arte, eso pasó a un segundo plano, y pasamos a hacer cosas a escala humana como hablar con los vecinos, hablar con los comerciantes del barrio, organizarnos para resistir y cuidarnos entre todos. Poco a poco las cosas van mutando, ha sido muy difícil para mí mantener una postura. Siempre se nos enseña a ser consecuentes, a mantener una postura fija, como si eso fuese realmente un gran valor y siento que hoy en día no es un gran valor, porque esto cambia todos los días, y es muy difícil posicionarse. Esa confusión y esa inestabilidad angustiosa, ha determinado también que mi forma de pensar artísticamente las cosas cambien y se van filtrando, se van colando trabajos nuevos, pero que tienen que ver con cosas más colectivas. La autoría pasa a un plano que da lo mismo quien lo hizo, trabajamos juntos en algo que nos compete a todos, y me he vinculado con amigos, vecinos, gente que hace arte y gente que no hace arte y ha sido muy nutritivo para todos.
Se forma una nebulosa de la que cuesta salir, no se ve un final, no se proyecta tampoco algo necesariamente feliz para todos. Esa incertidumbre ha sido difícil de sortear con los días, pero seguimos, seguimos aquí, tratando de aportar desde donde trabajamos, de a poco el movimiento permite volver a hacer obra, a reunirse en espacios de exhibición, que en un momento era absolutamente innecesario. Era ridículo pensar en hacer exposiciones, obras de arte y afuera están matando gente, están torturando gente, están violando los derechos humanos y yo no voy a estar pensando en hacer una obra de arte. Por el momento lo único que he hecho es recolectar material sin saber que voy a hacer, tengo una colección enorme de desechos de municiones de la policía, quería trabajar con eso pero tampoco he gastado mi tiempo en pensar que quiero hacer, simplemente estoy guardando.
Me pasa también mucho que con todo lo que pasó en la dictadura chilena, que hay muchas cosas que hoy en día son tesoros: las manifestaciones populares, los afiches, las chapitas del “NO” por ejemplo, hoy en día tienen un valor histórico tremendo. Cada vez que veo al “perro matapacos”, cada vez que veo un lindo afiche como los que están pegados aquí, veo que es un tesoro de expresión popular y que hay que guardar, en eso me he centrado, en guardar material porque es historia. Siento que estoy recluido en eso, en valorar el trabajo de la gente y las expresiones populares y en algún momento veré que puedo hacer con eso y apoyar.
Decías que se acercan a hacer manifestaciones artísticas en la calle personas que no son artistas, ¿creés que la revuelta hizo sentirse a la gente como sujeto, que ese despertar hizo que muchos se sientan libres y que se atrevan a expresarse?
Sí, absolutamente, hay un empoderamiento espontáneo. El chileno tiene una cosa que es bonita sobre otras cosas: el humor. Siento que ahí nos hemos salvado como pueblo, como masa, la gente se apoderó de las calles, de los muros y la contención se ha transformado en gráfica y también en humor. En los graffitis, en las consignas, creo que ahí hay un refugio. Y la gente como que perdió el miedo y el respeto a las autoridades que dejaron de respetarnos a nosotros también, si es que alguna vez nos respetaron. Siento que ha sido como un brote genuino de creatividad lúdica y creatividad sin una licencia de “yo soy artista” o “yo soy dibujante”, todo el mundo está participando, eso es bellísimo.
¿Cuál es tu frase favorita de la revuelta?
Cría pacos y te sacarán los ojos.
¿De la Constituyente que quieren armar ahora, que no es la Asamblea qué opinas?
Hay una letra chica bien rara, porque se generó este pacto que a algunos les parece muy malo y a otros nos parece valioso. A mi me parece valioso al menos, porque en un momento en que las cosas están por explotar más feas, llegar a un acuerdo y quitarle de una vez por todas la constitución a Pinochet, por vía democrática fue un gol, pero tiene la letra chica donde dice Convención Constituyente en vez de decir la Asamblea Constituyente, es una maña de la derecha, hay que ver qué pasa, ahora depende de nosotros. Ese es el tema, que la gente realmente se aproveche de esta pequeña puerta que se abrió para poder participar y decir, ok, nos abrieron esta puerta, váyanse a la mierda, vamos a entrar todos. Ahí tenemos una tarea y una responsabilidad única, que si no es ahora, no es nunca. Hacerse cargo de eso también depende de nuestra capacidad para transar entre nosotros mismos, porque se han generado muchas divisiones, nosotros transitamos por la misma vereda, pero la gente que va por esa vereda se está dividiendo por cosas que no deberíamos estarnos dividiendo en este momento, todo lo contrario deberíamos estar uniéndonos más.
Obviamente hay pensamientos divergentes y debemos ser capaces de encontrar puntos comunes, sino la derecha siniestra va a terminar arrebatándonos la oportunidad histórica de cambiar el curso de las cosas, es complejo.
El sistema creó a los pacos y esa mentalidad malvada y esa violencia con sesgo ideológico que tiene la policía, tiene un origen, alguien los adoctrinó para eso, entonces es muy fuerte, que haya alguien enseñándole a otra persona a ser malo con un manifestante, a herirlo, ya no es disuadir una manifestación, sino es hacerle un daño para siempre, irreversible. Esa maldad pura es algo que no logro entender.
Es algo orquestado, no es una casualidad. Está pensado para que nadie más quiera volver a manifestarse.
No es casualidad que quiten los ojos. Es horrible, que alguien pretenda dejar ciego a otra persona, porque no es casualidad. Es muy terrible.
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Hay una oportunidad histórica, pero si no le dan concesiones a la derecha, una Asamblea Constituyente libre y soberana con un elector cada 10.000 personas sería realmente una oportunidad para empezar a cambiar las cosas de raíz.
Por lo que está sucediendo acá, en una manifestación en diciembre de 2017 en Argentina, que duró un solo día y fue una lucha en contra de la reforma previsional ya habían empezado con lo de los ojos. Hubo heridos en los ojos o personas que perdieron sus ojos, eso pasó en una sola jornada de protesta. No fue tan relevante la noticia quizás porque fue un solo día, pero de alguna manera hay que pensar en que todo esto también está orquestado por el imperialismo. Tan sólo con mirar la situación no sólo de Chile sino también de Bolivia, o la situación de Francia… hay cosas que se repiten, ese adoctrinamiento de las fuerzas que decías, es algo que va más allá de las fuerzas, es más allá de cada Estado Nación, es el capitalismo a escala global
Si porque tienen miedo de que la gente se empodere y llegan a consecuencias tan nefastas como éstas: -“Ya no queremos que se sigan manifestando, frenemóslo en seco”, deben pensar. Pero claro el problema es mayor y más profundo de lo que pensamos, es como lo que pasó en el ’73. “No queremos Chile se transforme en el buen ejemplo del socialismo por las urnas, así que, ¿qué hacemos? Golpe de estado! Y vamos cortando de raíz”. Ahora cuando la gente se empodera y se den cuenta que se la están cagando por todos lados, y salgan dos millones de personas a manifestarse a la calle, en vez de escuchar y dar soluciones, entregan represión. Es la misma historia, pero la gente ya no tiene miedo, sabemos que se puede poner peor en algún momento. El otro día hablaba con una chica que me decía en marzo va a volver el estallido con más fuerza, porque no hay grandes cambios y se ha depositado esperanza en la constitución y ésta tampoco va a garantizar éstos cambios, para que se sienten las bases para construir una sociedad desde una base democrática. Porque ahí no está necesariamente garantizado que van a cambiar el sistema de AFP, que las dietas parlamentarias o tantos otros ítems que queremos abarcar… que la Constitución no nos va a garantizar que cambien y cuando la gente se dé cuenta de eso, puede que esto vuelva con más fuerza y más violencia.
Está complicado, es como que pasas de la esperanza a la frustración con mucha facilidad. Y todo es demasiado intenso, a mi me ha pasado que yo he podido estudiar y acceder a información de lo que pasó en la dictadura chilena y tengo claro lo que pasó. Por eso a los 17 días de esto, me agarraba la cabeza y decía -la puta madre, no aguanto más esta mierda-, y mucha angustia, mucha frustración. Pienso ¡Mis padres lo vivieron 17 años! y fue 4, 5, 6 veces peor, o sea, ¿a dónde se mete tanta pena y tanta rabia? No te cabe adentro, ¿dónde guardo esta mierda?
Venimos intercambiando con varios artistas y diferentes personas, y vemos que lo que está haciendo falta es tener una perspectiva clara. Muchos decían: “nos faltan líderes para seguir, gente experimentada que nos muestre una alternativa política”. Nosotres creemos que esa alternativa va de la mano de formar organizaciones de trabajadores con una perspectiva revolucionaria, un partido revolucionario de los trabajadores para triunfar.
¿Militaban en el MIR tus padres?
No, mi tía si, ella se exilió. Mi abuelo, que se llamaba Néstor Holzapfel, estuvo preso, era amigo de Allende y cayó preso en la misma cárcel que él mismo construyó. La pasaron muy mal. Una prima de mi padre ha sufrido una de las peores violaciones de ddhh, de las más terribles que hay, una mujer que fue violada con perros y ratones, imagínate. Entonces, desde mi familia me llegó una información que me dejó desbastado por mucho tiempo, pero cuando te empiezas a dar cuenta que hoy, 40 y tantos años después, tan fácil se vuelve a eso y que hay casos de violación terribles, da como vértigo y ganas de romper todo, toda mezclado, no es una sopa muy rica, a la vez que queremos conseguir todo lo que soñamos.
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Natalia Rizzo
Artista Visual, nacida en 1980, oriunda de Villa Luro. Es profesora Nacional de Bellas Artes y realizó la Maestría en Artes Electrónicas de la UNTREF. Miembro de Contraimagen y del equipo de diseño e ilustración de Ideas de Izquierda.