Fue escrita y dirigida especialmente a la juventud. León Sedov, hijo de Trotsky y militante de la Oposición de Izquierda, fue un ejemplo de joven revolucionario.
Martes 23 de agosto de 2016
Esta carta fue escrita por Lev Davidovich Bronstein (León Trotsky) en Coyoacán, México unos días después de que se enterara de que su hijo, León Sedov, fuera asesinado por el estalinismo. Un mensaje apasionante dirigido a los jóvenes revolucionarios de todos los países.
Ambos mantuvieron una relación que fue mucho más allá de la continuidad biológica que da la categoría padre e hijo. Los unía un lazo intenso, sostenido por una convicción común, en su afinidad de ideas y definiciones políticas. De todos los hijos de Trotsky y Natalia Sedova, “Liova” fue el único que abrazo con pasión la causa revolucionaria.
León Sedov falleció el 16 de febrero de 1938 en la ciudad de París dejando un vacío enorme en los corazones de sus padres; fue asesinado por agentes de la GPU, como luego también sería el destino de Trotsky. Transcurrían los Juicios de Moscú organizados por Stalin, que terminaron de liquidar la vieja generación de dirigentes del Partido Bolchevique que habían llevado a la clase obrera al poder en octubre de 1917.
La niñez de Liova transcurrió entre grandes tensiones políticas y desde muy joven jamás aceptó los privilegios que poseía la burocracia estalinista. Su talento para las matemáticas lo puso al servicio de los trabajadores y estudiantes que no habían tenido la posibilidad de instruirse. Amigo de los jóvenes panaderos a quiénes llevaba la propaganda, participaba de los “Sábados Rojos”, barriendo la nieve de las calles de Moscú, combatiendo el analfabetismo, descargando el pan y la leña de los camiones y más adelante como estudiante de Ingeniería reparando las locomotoras.
Él, como toda una generación de jóvenes que vivieron en forma militante la época, se sentía parte activa del espíritu de transformación que había traído la revolución. Su personalidad y temperamento se formó al calor de los grandes acontecimientos políticos en lo que también estuvieron inmersos los hechos más importantes de su vida personal y familiar.
A los 17 años comenzó su vida de revolucionario consciente. Fue militante del Komsomol, las juventudes comunistas soviéticas. Se unió a las filas de la Oposición de Izquierda desde su formación y fue responsable de la “sección rusa” de esta organización y del Biulletin Oppszitsii. Su principal obra literaria fue El libro rojo de los Procesos de Moscú dedicado al proceso de los dieciséis (Zinoviev, Kamenev, Smirnov y otros).
Mientras Trotsky se encontraba en Noruega sin poder defenderse de las difamaciones del estalinismo, Liova asumió la defensa de su padre en esas páginas:
“León escribía igual como hacía todo, es decir, a conciencia, estudiando, reflexionando, revisando. Desconocía la vanidad del ’ser autor’. La declamación agitativa no lo atraía. Al mismo tiempo cada línea que escribía ardía con una fuerza viva, que brotaba de su auténtico temperamento revolucionario”, diría Trotsky.
El asesinato de Sedov a manos del estalinismo fue un ataque calculado contra el principal colaborador de León Trotsky en la lucha por poner en pie la Oposición de Izquierda en Europa y la pelea contra la burocratización del Estado soviético.
Liova tuvo un papel central en la preparación del Congreso fundacional de la IV Internacional –cuya fundación se realizó posterior a su muerte–, demostrando la enorme capacidad y la perseverancia del internacionalismo revolucionario que caracterizaba a todas sus secciones. Se había transformado para Trotsky en el continuador de su causa común cuando el gran dirigente de la Revolución Rusa ya no estuviera vivo:
“Vivíamos firmemente convencidos de que mucho tiempo después de que nos hubiéramos ido serías tú el continuador de nuestra causa común. Legamos tu recuerdo irreprochable a las generaciones más jóvenes de los obreros del mundo. Con justicia tú vivirás en los corazones de todos aquellos que trabajan, sufren y luchan por un mundo mejor ¡Jóvenes revolucionarios de todo los países¡ ¡Acepten de nosotros el recuerdo de nuestro León y dejen que a partir de ahora participe invisible de sus batallas, ya que el destino le ha negado la dicha de participar en su victoria final¡”, escribiría Trotsky concluyendo su carta.
Para Natalia y León su muerte sumó un nuevo golpe a sus vidas, como había sido con sus demás hijos. Con Liova habían compartido una gran parte de su tiempo y militancia; solo su extraordinaria capacidad de resiliencia y su fe en el destino comunista de la humanidad, les permitió transformar su irreparable pérdida en bandera de lucha para las nuevas jóvenes generaciones de revolucionarios del mundo.
En la página del Centro de Estudios e Investigaciones “León Trotsky” (CEIP) se puede leer la Carta escrita por Trotsky en homenaje a León Sedov.