Es necesario que en el movimiento de mujeres se sumen a participar las normalistas y las maestras para frenar la violencia contra nosotras.
Jueves 1ro de diciembre de 2022
Ser normalista no es fácil, ya que cada día se vuelve más difícil cumplir el sueño de ser maestr@. Sortear distintos obstáculos se va complejizando: desde las políticas educativas, la cuestión económica, la represión, la desvalorización de la figura del maestro, esto y más nos niega cumplir nuestro objetivo. Por tanto es importante que el magisterio, así como el normalismo mexicano, demos una pelea férrea por defender el derecho a la educación.
Factores que dificultan ser maestr@
Poder ingresar a una escuela normal es todo un reto, ya que como lo muestran las estadísticas poder llegar a la universidad es muy complejo. De acuerdo con datos del Organismo para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se estima que en México, en el 2017, de cada 100 niñas y niños que entraron a primaria, sólo 21 terminaron la universidad. Además, la Encuesta Nacional de Deserción Escolar en la Educación Media Superior señaló que 49.7% de los alumnos dejaron inconclusa su vida académica por falta de recursos económicos para comprar útiles escolares, pago de pasajes y de inscripciones. Aunque se diga que la educación es un derecho, cada día parece más un privilegio.
La gran mayoría de las normalistas son mujeres y el magisterio mexicano es predominantemente femenino. Como vivimos en un sistema patriarcal que naturaliza que nosotras realicemos las labores domésticas, hay múltiples tareas que dificultan estudiar, como el cuidado de los hijos para las compañeras que los tienen, las labores de la casa, el cuidado y el sustento de nuestras familias, así como de familiares enfermos. Aunado a que estas estudiantes pertenecen a familias de clases bajas, que con mucho sacrificio de las familias han logrado llegar a la educación superior. Otros obstáculos que impiden lograr el sueño de ser docentes han sido la represión y la violencia de género.
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Condiciones laborales de l@s maestr@s
El ataque a la educación se ha intensificado con el gobierno actual, con la reforma educativa peñista que nunca se fue, por el contrario sigue vigente en su gran mayoría, como los muestra la USICAMM y ataca los derechos laborales de las y los maestros; con medidas como el aumento a la carga administrativa, hostigamiento laboral, la reducción del derecho al descanso, salarios insuficientes; incluso una gran parte de l@s maestr@s tienen otro trabajo para poder cubrir sus necesidades básicas.
Luchemos contra este sistema patriarcal
La violencia también toca a las maestras y normalistas. Por ejemplo hace unas semanas fue hallado el cadáver de la maestra Mónica, que impartía clases de inglés, en el municipio de Ecatepec. Hace unos años, en el estado de Michoacán, fue encontrado el cuerpo sin vida de Jessica, maestra de preescolar. Recordemos el caso de la maestra de la UAEMex que mientras estaba impartiendo clases en línea fue golpeada por su pareja. Hace unas semanas murió la normalista Beatriz Rojas, de la normal de Panotla, Tlaxcala, a causa de la represión que ejerció la policía de dicho estado, causándole muerte cerebral a la estudiante.
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Pero también hay casos que son un pequeña muestra del potencial del magisterio mexicano, que cuando entra en acción y se organiza puede obligar al Estado a que le devuelva a las víctimas con vida. Recordemos el caso de la maestra Laura Esquivel, profesora de secundaria de la alcaldía Iztapalapa, que gracias a la organización y la movilización que impulsaron tanto sus familiares como las compañeras maestras de su escuela, lograron encontrar con vida a la docente.
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Por todas nuestras compañeras asesinadas, desaparecidas, así como por nuestras alumnas, sus familias y por nosotras, las maestras y las normalistas debemos organizarnos y unirnos con el movimiento de mujeres para frenar la violencia del feminicidio y la precarización laboral, que cada vez impera más en el sector educativo y que también es un tipo de violencia hacia el conjunto de trabajadoras, que nos hace creer que no merecemos trabajos dignos con derechos laborales; contra la USICAMM, por el derecho a la educación, en defensa de la educación pública y del normalismo. ¡A organizarnos maestras y normalistas!