El Colegio de Profesores ha convocado a una paralización de 2 días. Una medida insuficiente y tardía dada la profundidad de la crisis educativa que atraviesa el sistema escolar y universitario. La amenaza de la dirección del Colegio de Profesores de efectuar un “paro indefinido” no deja de ser un compromiso vago, una declaración para la tribuna en un contexto en que se avecinan elecciones para renovar el directorio del magisterio.
Jueves 3 de agosto de 2023
La dirección del Colegio de Profesores ha puesto en el centro de su exigencia las demandas que atañen a los profesores, como el pago de la deuda histórica, el fin al agobio laboral y bajos sueldos y que la estafa del traspaso de los colegios a los nuevos servicios locales no signifique una mayor precarización laboral de los profesores.
Sin duda que movilizarse por estas demandas es un imperativo, en un contexto en que la crisis educativa se descarga sobre los hombros de los profesores y profesoras. Pero si la dirección del Colegio de Profesores cree que solamente agitando demandas gremiales, sin un plan de movilización claro y sin apelar a la unidad para doblegar la mano a un gobierno intransigente, están conduciendo la movilización a un callejón sin salida.
La crisis económica que atraviesa el país ha producido una consecutiva baja en el poder adquisitivo de los trabajadores y una precarización de los servicios estatales. Los empresarios han decidido descargar toda la crisis sobre la clase trabajadora. Las políticas de restricción monetaria del Banco Central han impactado negativamente en el consumo de las familias del país.
El portazo a la reforma tributaria de Boric, ya de por sí tibia, obligó al gobierno a reformular su plan en el llamado “pacto fiscal”, que en el mejor de los escenarios generaría ingresos que solo permitirían seguir funcionando el estado como está. Los empresarios han decidido preservar sus ganancias, que marcan récords desde la pandemia, a costa de todos nosotros.
En este contexto, la crisis educativa es una expresión de la crisis social y económica que se profundiza y que el gobierno no desea afrontar. Han abandonado incluso sus promesas de campaña de extender la educación, gratuita, generar un nuevo trato con las universidades y condonar el CAE. El ministro de educación simplemente se hace el loco mientras los colegios se caen a pedazos y los bancos siguen amasando jugosas ganancias con un endeudamiento estudiantil que no para de crecer.
No solo los profesores viven la actual crisis educacional. Las y los trabajadores de Integra, de los jardines infantiles del Estado, recientemente también se han movilizado. Los estudiantes secundarios han sufrido una brutal represión por mantener en agenda la crisis educacional. Los estudiantes universitarios se siguen endeudando y los apoderados, también trabajadores, ven cómo los liceos y escuelas se caen a pedazos. Los que ganan un poco más muchas veces deben ver mermado su salario buscando mejor educación para sus hijos en los colegios particulares subvencionados.
Para afrontar esta crisis social, no basta con movilizaciones episódicas y promesas ambiguas para buscar un par de votos más buscando solamente conservar sus puestos en el directorio de profesores en las próximas elecciones. Es necesario convocar a un gran frente educativo, llamando a la Confech, a los trabajadores de la educación, a las trabajadoras de integra, las diferenciales, les estudiantes secundarios, la coordinadora no+afp y las centrales sindicales para lograr doblarle la mano a un gobierno que ha decidido arrodillarse ante los empresarios y darle la espalda a los trabajadores.
Para lograr construir esta fuerza social no bastan tampoco declaraciones de buena voluntad y un par de reuniones entre dirigentes. Debe el Colegio de Profesores salir de la lógica de organizar paros por arriba. Deben convocarse asambleas abiertas en todos los barrios, lugares de trabajo y estudio para discutir la profundidad de la crisis y cómo afrontarla.
Debemos involucrarnos todos en este movimiento y deben acabarse las barreras burocráticas que quieren usarnos de base de maniobra pero cercenar nuestra capacidad de decidir. Es necesario que este frente se convoque junto a la convocatoria de asambleas y lo haga desde ya con las trabajadoras de Integra que se movilizaron el pasado martes. Y esa fuerza debe expresarse en las calles con un llamado a paro nacional indefinido y un pliego único de demandas organizado desde abajo. Solo así lograremos doblarle la mano a este gobierno y detener la ofensiva empresarial que busca continuar profundizando la dominación neoliberal que solo redunda en la precarización de nuestras vidas para conservar sus ganancias.
Elizabeth Fernández
Profesora