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Red Internacional
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Sociedad. Lluvias e inundaciones: la tala de árboles y el calentamiento global

Las fuertes tormentas que recorren Argentina dejan varias ciudades bajo el agua, miles de evacuados y la pérdida de cosechas. El aval de los gobiernos a la tala de los bosques nativos.

Andrés Arnone Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA)

Domingo 17 de abril de 2016

Mientras los latifundistas talan día a día la gran mayoría de los bosques que nativos que regulan la absorción y el escurrimiento del agua, cada año se agrava la penuria de los miles de trabajadores que pierden sus pertenencias y hasta sus vidas. Con la complicidad de los gobiernos, pueblos enteros se encuentran aislados, sin abastecimiento de alimentos y productos sanitarios básicos, sufren derrumbes de viviendas, desmoronamiento puentes y caminos.

El noroeste de Entre Ríos y el sur de Corrientes son las zonas más afectadas luego de cuatro días de lluvia que dejó como saldo varias ciudades bajo el agua. En Corrientes, los evacuados ascienden a 1.500. En la localidad de Esquina, la lluvia acumulada fue de 350 milímetros y se encuentra casi totalmente anegada.

En Formosa todavía se viven los efectos de las inundaciones del mes de enero y cerca de 5 mil personas siguen evacuadas. En Santa Fe más de 1.500 personas aún no pudieron volver a sus casas desde la inundación de enero. En la localidad de San Cristóbal se acumularon cerca de 500 milímetros de agua en lo que va de la semana.

En Córdoba el intendente de la localidad Pozo del Molle, Carlos Salvático, denunció que los canales clandestinos construidos por productores agropecuarios para drenar sus campos están agravando las inundaciones en la zona , y el agua que pasa por los campos trae restos de pesticidas perjudiciales para la salud. A su vez en Arroyito debieron romper la ruta nacional 19 para intentar descomprimir el avance de las aguas.

A todo esto, el Servicio Meteorológico Nacional renueva el pronóstico de tormentas fuertes o severas para el sur de Córdoba, Entre Ríos, centro y sur de Santa Fe, norte de la provincia de Buenos Aires y Río de la Plata.

La diputada del PTS en el Frente de Izquierda Myriam Bregman y el ex candidato presidencial Nicolas del Caño, exigieron: "Que se declare la emergencia nacional, comenzando por poner a disposición de manera gratuita centros de convenciones, edificios estatales, hoteles y centros turísticos de la provincia para dar un lugar digno a las familias evacuadas que hoy se hacinan en escuelas que además están en pésimas condiciones por el desfinanciamiento estructural. Hay que imponer un impuesto especial a los grandes empresarios del agropower y las empresas inmobiliarias, responsables en gran medida de esta situación, y sobre esta base se solvente un plan de obras públicas, de resarcimiento a los afectados, y de saneamiento y prevención de inundaciones, todo esto bajo control de trabajadores".

Lluvias y destrucción de alimentos.

Sólo dos semanas de lluvia afectaron más de 2,8 millones de hectáreas, casi 10% de las hectáreas cultivadas del país. Esto muestra la fragilidad del principal sostén material de la sociedad y la falta de un plan democráticamente diseñado de obras públicas y de las formas de producción. Informes técnicos preveén perdidas de entre de más de 5 a 10 millones de toneladas de soja, del 10% al 20% de la producción nacional.

En Entre Rios se perdió del 50% de las 4.000 hectáreas cultivadas con arroz, mientras que producción de leche cayó un 40% y se predije una gran mortandad de animales. En el sur cordobés la perdida de granos abarca un mínimo de 5% aunque en los zonas más comprometidos estas pérdidas rondan el 50%. En Formosa, la Mesa Agrícola estimó que el 35% de la superficie cultivada está afectada. Finalmente, en Santiago del Estero, la lluvia provocó daños en cultivos de soja y maíz, además del aislamiento de ganado vacuno. En todo el país la cosecha de soja deberá esperar que se detengan las lluvias.

Calentamiento global, desmonte sojero

Este escenario no es coyuntural, ya que los científicos vienen calculando para todo el mundo una disminución de la productividad agrícola del 10% por cada 1°C de calentamiento. El capitalismo viene expandiéndose por todo el mundo lanzando al aire miles de gigatoneladas de CO2 desde la revolución industrial, provocando al día de hoy un incremento de la temperatura global de unos 0,9°C. Esto significa, en la actualidad un aumento de un 20% en las tormentas fuertes y de larga duración, como las actuales. Se calcula que cuando se eleve el promedio planetario en 2°C, estos fenómenos sean un 40% más frecuentes.

Como el en resto de las economías capitalista, esto es agravado por los grandes propietarios del campo, que desmontaron millones de hectáreas de bosques que antes absorbían tanto el agua de lluvia como el CO2 acumulado en el aire. En Argentina, de las 31 millones de hectáreas cultivadas, casi el 10% es producto del desmonte de los últimos diez años. A lo largo del siglo XX, distintos gobiernos permitieron la tala de dos tercios de todos los bosques nativos del país.

Esta situación no es culpa de un propietario individual, sino que es un crimen social, producto de la misma competencia entre todos ellos. Este desequilibro entre la producción capitalista y la naturaleza Marx lo llamaba fractura metabólica, que como señaló en El Capital es “un desgarramiento insanable en la continuidad del metabolismo social, prescrito por las leyes naturales de la vida”.

En definitiva, los trabajadores somos los perjudicados por los grandes propietarios, quienes se guían solo por su ganancia inmediata en medio de su lucha ante sus competidores, y amparados en su Estado. Es por esto que la única que puede dar salida a esta situación, es la misma clase trabajadora que todos los días manejan los medios de producción, para cambiar el objetivo de los mismos, reconstruyendo todo el sistema político y económico, dando así respuesta a las mas básicas necesidades vitales para la supervivencia de sí misma y del ambiente que lo rodea.