Trabajadores del campo y la ciudad, jóvenes y mujeres de este lacerado país en el que nos tocó nacer; no nos dejemos envenenar la mente con el odio irracional que la derecha xenófoba pretende impulsar para posicionarse políticamente.
Lunes 19 de noviembre de 2018
En el fondo, lo que les molesta es que sean algunos miles de trabajadores de un país pequeño los que tengan el coraje de encarar a los gobiernos de México y EEUU, países que durante décadas se han aprovechado de su necesidad de migrar, de su caminar para alejarse de la violencia y la pobreza que el imperialismo ha desatado en sus lugares de origen.
Les molesta verlos estudiando el Derecho Internacional y conocer y argumentar las responsabilidades que tanto EEUU como México tienen de respetarles su derecho de asilo (el mismo que no pocos connacionales han empleado para huir de la violencia de nuestro país). Les molesta verlos exigir y lograr lo que los trabajadores mexicanos aún no piden como ellos (un mal ejemplo de insubordinación y dignificación de los humildes).
Les molesta simplemente verlos, saber que existen, tener consciencia de ellos, porque siempre han estado ahí, migrando durante años, pero a la sombra, siendo mujeres, niños y hombres asesinados, violados, secuestrados y explotados y cuya tragedia suele estar fuera de los marcos de las fotos de los periódicos y de los videos que viralmente cubren los grandes medios cuando levantan la voz contra una Policía Federal que los reprime, extorsiona y asesina en su paso por México; o cuando una mujer morena se atreve a articular que merece algo más que frijoles licuados y tortillas frías en un país que se imagina privilegiado.
Les molesta ver que son capaces de defenderse, de exigir y de lograr lo que no logramos nosotros de nuestras autoridades: Atención a sus necesidades, porque como nos enseñaron nuestros antepasados: la lucha paga y la lucha organizada paga más.
Sí, les molesta la atención que ellos han logrado a su paso, porque comprendieron que si marchan juntos en caravana es menos probable que los asesinen en la oscuridad, que los extorsionen los policías y los secuestren los carteles para cargarlos con droga en la frontera. Les molesta ver que son capaces de defenderse, porque saben que ese ejemplo puede cundir en las clases subalternas de nuestro país (si ellos pueden exigir, también nosotros... ¡Qué escándalo!)
Trabajadores del campo y la ciudad, jóvenes y mujeres de este lacerado país en el que nos tocó nacer; no nos dejemos envenenar la mente con el odio irracional que la derecha xenófoba pretende impulsar para posicionarse políticamente.
Aprendamos de los migrantes y apuntemos, junto a ellos, nuestra protesta a los responsables de nuestra precaridad, ¡organízate y arráncale a la patronal algo más que un salario de hambre que apenas alcanza para frijoles y tortillas! Todas y todos merecemos algo más.
