Tras las declaraciones del funcionario de Cambiemos, Gómez Centurión, que negó el genocidio y cuestionó la cifra de 30.000 desaparecidos, Darío Lopérfido reflotó su discurso negacionista.
Lunes 13 de febrero de 2017 09:00
Lopérfido, exministro de Cultura y exdirector del Teatro Colón designado por el PRO, estuvo en la palestra nuevamente tras negar en público que el número de desaparecidos era 30.000. Esas declaraciones le valieron el cargo.
Sin embargo, los recientes dichos de Gómez Centurión en el mismo sentido lo hicieron volver a la carga: “[De los dichos de Gómez Centurión] no comparto una cosa. En una sociedad republicana lo que vale es lo que dice la Justicia, si la Justicia dice que fue un plan sistemático, fue un plan sistemático", dijo Lopérfido. "Lo que si reivindico es el derecho a opinar", añadió. "Yo respeto a todo el mundo, pero el fanático no razona, no quiere escuchar, es un religioso ortodoxo", dijo el exfuncionario en referencia a quienes lo atacaron por sus dichos.
Bajo el manto republicanismo y de “derecho a opinar”, el exfuncionario del PRO continúa su campaña para reflotar el negacionismo sobre los crímenes de la última dictadura. Como hemos dicho en otras ocasiones estas declaraciones por parte del Gobierno de Cambiemos no son inocentes o meras “opiniones personales”.
Se trata de voceros de un Gobierno que tiene al menos dos motivos fuertes para sostener este relato. En primer lugar, el Gobierno de los CEO cuenta entre sus funcionarios con muchos gerentes o exgerentes de empresas que tuvieron vínculos o directamente colaboraron con la dictadura genocida. Sin ir más lejos, la propia familia Macri se ha enriquecido sustancialmente en el periodo 76-82, gracias a los favores de los sucesivos Gobiernos. En segundo lugar, se propone avanzar sobre derechos conquistados en años de lucha por los trabajadores: reducir los salarios reales, profundizar la flexibilización laboral, como ya lo mostró en Vaca Muerta o como lo quiere desarrollar en AGR, entre otros ejemplos. Pero sabe que este camino no es fácil, que deberá enfrentarse a los trabajadores y que, para eso, “suavizar” el rol de la última dictadura resulta funcional a “suavizar” la represión por parte del Estado.
La lucha contra los dichos de Lopérfido y Gómez Centurión, por ende, no es solo discursiva. No se trata (solo) de una discusión histórica. Es una lucha por los derechos humanos de hoy, contra la impunidad, por la memoria y la justicia. Una primera cita de esta pelea es el próximo 24 de marzo, en que la Plaza de Mayo nos encontrará con esas banderas bien en alto.
Gabi Phyro
Historiador. Miembro del Comité Editorial de Armas de la Crítica