En los días previos a la Mesa del Diálogo, los Comunes de Ada Colau y Jèssica Albiach han demostrado que están claramente contra el derecho de autodeterminación. Igual que el PSOE-PSC.
Jueves 16 de septiembre de 2021
Ada Colau y Jèssica Albiach con Pablo Iglesias. Foto: EFE
Durante las semanas previas al referéndum del 1O de 2017, los Comunes tenían un discurso de apoyo al derecho de autodeterminación, aunque siempre añadían la palabra “pactado”. No obstante, habían dado un apoyo pasivo y con la boca pequeña al referéndum. Ada Colau cedió locales de Barcelona para hacer las votaciones que todo el mundo sabía que serían masivas.
Lejos quedan aquellos días donde los Comunes querían tener una imagen de equidistancia. Una equidistancia imposible entre un pueblo oprimido y un Estado opresor. Y en estos días de debate sobre la Mesa de Diálogo se han acabado de sacar la careta. Ada Colau y Jèssica Albiach han sido las máximas defensoras de la política del PSOE.
La semana pasada Ada Colau se despachó en relación a la autodeterminación diciendo que “es evidente que no hay ninguna condición para plantear un referéndum a corto plazo. Es irreal”, y que la "la gente ya no está para tonterías". Años gobernando con el PSC en Barcelona y con el PSOE en Madrid le han dado más claridad sobre lo irreal que es un referéndum (cuando no se quiere desde el poder) y parece que la autodeterminación es una “tontería”. Esta posición coincide con la negación del gobierno de Pedro Sánchez de tratar el derecho de autodeterminación del pueblo catalán.
La portavoz del espacio de los Comunes en el Parlamento, Jèssica Albiach, pedía ayer al presidente Aragonés que vetara la presencia de los representantes de JxCat en la Mesa de Diálogo. Un otra coincidencia con el PSOE. Pedro Sánchez y Pere Aragonès no han querido que Jordi Turull y Jordi Sánchez sean parte de esta reunión.
Los Comunes vuelven a mostrar su verdadera cara. Es que cuando quieres encontrar un punto medio entre el opresor y el oprimido acabas directamente en los brazos del opresor. Ada Colau se alineó con el ultraderechista Manuel Valls para obtener la alcaldía de Barcelona. Los Comunes apoyaron a aquellos que tenían las manos sucias de cal. De romper los candados del Régimen del 78 han pasado a ser su salvaguardia.
El derecho de autodeterminación no es irreal, ni es una tontería. Decenas de miles de personas ocuparon las escuelas y se encargaron de abrirlas aquel domingo del 1O. Más de un millar fueron apaleados por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Pero, sobre todo, más de 2,4 millones salieron a votar aquel día. Fue real.
También fue real la gran huelga general del 3O que la clase obrera catalana hizo a pesar de que CCOO y UGT solo querían hacer una acción pasiva de quince minutos. Los trabajadores comprendieron que la represión en el pueblo catalán que quería ejercer un derecho democrática básico como es votar para poder decidir el propio destino, no podía quedar sin respuesta.
Los Comunes, como máximo, quieren la autodeterminación pactada con el mismo poder que ejerce la opresión nacional sobre el pueblo catalán. Un oxímoron que a duras penas sirve para tapar las miserias políticas de una corriente política que en tiempo récord ha pasado a ser parte de la casta que decía venir a combatir.
La casta de este decrépito régimen está al servicio de las grandes empresas de la IBEX35 y las grandes fortunas como la de la familia real y sus amigos. Solo se podrá combatir a los responsables de la precariedad y el empobrecimiento de millones; organizando y movilizando en la clase trabajadora y el pueblo golpeado por la crisis. Nunca negociando en palacio, ni con chalés millonarios en Galapagar.