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Red Internacional
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ESTADOS UNIDOS - DEBATES EN LA IZQUIERDA. Los Organizadores de la Policía no son Compañeros

Un organizador de policías fue votado para la dirección del DSA (Socialistas Democráticos de America). ¿Cuál es el carácter de la policía, y cuál debería ser la postura de los socialistas?

Jueves 7 de septiembre de 2017

Este artículo, Cop Organizers Aren’t Comrades fue publicado originalmente en Left Voice, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario.

El mes pasado el DSA tuvo su Convención Nacional, la más grande de su historia, reflejo del crecimiento masivo de su organización, así como también la creciente atracción de las ideas de izquierda en los Estados Unidos. Los delegados a la Convención votaron una serie de medidas progresivas como un llamado por reparaciones a los descendientes de quienes fueron esclavos en EEUU y apoyo a la campaña de Boicot, Sanción y Despojo. También votaron abandonar la Internacional Socialista – una organización internacional que ha llevado adelante programas de austeridad y ajuste a lo largo y ancho del mundo, como el Partido Socialista de Holanda, el PRI de México, y el PASOK de Grecia. Lamentablemente, en la votación, los delegados rechazaron una resolución que describía el peligro de trabajar dentro y cercanamente al Partido Demócrata.

Los delegados también eligieron a los nuevos miembros del NPC (Comité Político Nacional) “el cual funciona como directorio del DSA” y representa a la dirección política más importante del grupo. Danny Fentone, copresidente de la rama de Austin del DSA, fue uno de los 16 miembros elegidos para el NPC.

Al día siguiente, se descubrió que Fentone había trabajado para CLEAT (Asociaciones Combinadas de Fuerzas de Seguridad de Texas), el sindicato de policía más grande de Texas, el cual representa a más de 21.000 oficiales. Según un documento hecho público por miembros disidentes del NPC, en el tiempo que Fentone trabajó para CLEAT, el sindicato propugnó con éxito por cambios en su contrato que permitiría a los policías ver la evidencia en su contra antes de dar declaraciones. El sindicato también llevó adelante una campaña de un millón de dólares contra cambios en su contrato que hubiera podido hacer responsable a un policía violador de sus acciones. Más recientemente, CLEAT apoyó una ley que protegería a conductores que atropellaran manifestantes. El perfil de candidatura de Fentone omitió mencionar su tiempo invertido en la organización de policías, y miembros del DSA sostienen que no hubiera sido votado para la dirección si los delegados hubieran conocido su historia.

El tema de la posición del DSA hacia la policía no parece tener una salida cercana. Más allá del escándalo que resultó de la elección de Fentone, la dirección del DSA ha seguido apoyando a aquellos con vínculos cercanos a la policía. Por ejemplo, uno de los candidatos al Concejo Municipal es el Reverendo Khader El-Yateem. ¿Su trabajo? Enlace Clerical a la 68va divisón del Departamento de Policía de Nueva York.

El hecho que la organización de izquierda más grande de los últimos 30 años haya votado a un organizador de policías en su dirección abrió un debate importante alrededor del rol de la policía en la sociedad y sobre la posición que las organizaciones de izquierda deberían tener en relación a esta.

Luego del descubrimiento público del trabajo de Fentone, las primeras reacciones dentro del DSA variaron. La dirección del DSA de Austin redobló su apoyo hacia Fentone, pero el activismo trabajador levantó una posición más progresiva, llamando a Fentone a renunciar por el carácter antidemocrático de su elección, citando el hecho que la gran mayoría de los miembros no sabían que era un organizador de policías.

La declaración de este sector de trabajadores va más allá y dice, “Déjenos ser claros: la policía y sus sindicatos, en los EUA, son una herramienta de la supremacía blanca, la explotación capitalista y la opresión. Sirven para escudar a la policía de ser responsables de sus acciones. Son un instrumento clave para permitir el terror de la policía racista contra la cual nosotros nos organizamos activamente. Es el deber de los socialistas en el movimiento obrero, abogar no por la policía, sino por quienes son los más oprimidos por estas mismas fuerzas: gente de color que enfrenta la brutalidad policial racista, prisioneros en revuelta contra la esclavitud en la prisión, trabajadores que enfrentan policías que cumplen con los mandatos y el poder de la clase capitalista, y el pueblo pobre.” Su definición demuestra un entendimiento del carácter reaccionario del rol de la policía en la sociedad. Ya se organizó una propuesta alrededor de la promesa de entablar una huelga de aportes, donde miembros han votado no realizar contribuciones financieras a la organización mientras Fentone permanezca en la dirección.

Sin embargo, no es suficiente con remover a Fentone de la dirección; el DSA y otras organizaciones de izquierda tienen que dar pasos concretos a reconocer y afirmar que la policía y quienes trabajan directamente por ellos, no pueden ser socialistas. Es imposible para esta institución actuar como brazo armado del estado capitalista, y a la vez trabajar para destruir al capitalismo.

El NPC no logró la mayoría de dos tercios necesaria para remover a Fentone y todo parece indicar que permanecerá en la dirección de 16 miembros. Para algunos en el NPC la decisión se basó en cuestiones de procedimiento. Sin embargo, el hecho sigue siendo que el NPC ha confirmado que bajo las reglas actuales, no considera que tener un organizador de policías en la dirección no es un escándalo suficiente como para crear nuevos procedimientos dentro del DSA. En vez de marcar un precedente que muestre en los hechos que la policía es enemiga de la clase obrera, y que las organizaciones de la clase obrera no le deben nada más que desdén y desprecio a la policía, la nueva dirección del DSA decidió ocultarse detrás del procedimiento.

Esta controversia no se dio en el vacío. Durante las últimas semanas, el país ha visto un incremento de movilizaciones de nacionalistas blancos, incluyendo los ataques sangrientos en Charlottesville que dejaron el saldo de la muerte de Heather Heyer y otros heridos. La tibia respuesta de la policía a estas demostraciones neo-fascistas muestra un claro contraste con la represión desatada a manifestantes negros en ciudades como Ferguson. La semana pasada, Trump indultó al ex Sheriff de Arizona Joe Arpaio, que sistemáticamente perfiló latinos y violó los derechos básicos de la gente en prisión.

Frente a esta situación política, es importante que los socialistas tengamos definiciones claras sobre el rol de la policía en nuestra sociedad. La pregunta urgente que se tiene que hacer la izquierda estadounidense sobre el rol económico y social de la policía es: ¿La policía y quienes trabajan por ellos son trabajadores u opresores?

¿Cuál es el rol de la policía en la sociedad capitalista?

No hay nada de natural en la desigualdad bajo en capitalismo. No surgió de nuestra naturaleza organizarnos para que ocho personas sean dueñas de la mitad de la riqueza del mundo mientras la clase obrera mundial lucha con la pobreza, la violencia, la baja calidad educativa, la falta de cobertura de salud y el trabajo ultrajante. Cuando vemos la humillación diaria de quienes a duras penas producen la ropa que usamos, sirven el café que tomamos o limpian nuestras calles – trabajadores que son la aplastante mayoría del mundo y superan en número bastamente a sus jefes – nos preguntamos por qué no se rebelaron.

Hay varios factores que considerar para responder una pregunta tan compleja. Esto incluye la condición de una escasa consciencia de clase, es decir, la falta de conciencia de que nuestros patrones se hacen ricos a costa de nuestro trabajo y el escepticismo de que los trabajadores tienen el poder para cambiar todo. Sin embargo hay un aspecto más concreto: la policía que cumplen un rol central en garantizar el funcionamiento pacífico de un sistema basado en la desigualdad.

La policía es el brazo armado del estado capitalista; ellos garantizan el status quo de la ganancia capitalista. Vemos esto en movilizaciones de la clase obrera en los EUA y a lo largo del mundo entero. Por ejemplo, cuando protectores del agua en Standing Rock lucharon por defender el medioambiente y las tierras indígenas, la policía los atacó violentamente. Siempre que hay huelgas, paros, la policía reprime a los trabajadores mientras que a los patrones y carneros los deja en paz. Ellos reprimen a los trabajadores que llevan adelante piquetes y usan la intimidación, la golpiza y el asesinato para mantener a los trabajadores a raya, para que no contesten los golpes. Ya la policía ha ido más allá del gas lacrimógeno y los gases pimienta. Han asesinado a trabajadores en piquetes – desde la huelga de Lawrence de 1912 a la huelga general de Minneapolis de 1934 y hasta las luchas por derechos civiles como en Jackson, Mississippi.

La policía tiene una historia de ataques hacia los socialistas y sus organizaciones, como el Partido Socialista de 1920, liderado por Eugene Debs, o el partido de las Panteras Negras cuyo presidente en Illinois, Fred Hampton, fue asesinado a tiros por la policía mientras dormía. Más allá de todos los asesinatos y encarcelación masiva de izquierdistas a lo largo de la historia, han infiltrado organizaciones socialistas, llevándolas a su caída. Las fuerzas de seguridad a lo largo del país han esparcido mentiras y conscientemente crearon divisiones internas en organizaciones para frenar sus luchas. Esto no sólo es parte de la historia de los EUA, sino que más recientemente se ha registrado infiltración policial en el movimiento Occupy y Black Lives Matter. La policía como miembro de una organización socialista socava el mismo funcionamiento de la organización y lava la cara de una historia de tortura y asesinato de socialistas en sus manos.

La historia revela la verdad

En los primeros años de los EEUU, cada capitalista por su cuenta ofrecía el trabajo del cuidado de su propiedad privada. Sin embargo, como hace notar Time.com, a principio de los 1800’s “los comerciantes tuvieron la idea de ahorrar dinero transfiriendo el costo del mantenimiento de la policía al conjunto de la ciudadanía argumentando que era para el bien colectivo.” La policía fue creada, no para proteger el bien público, sino para proteger la propiedad privada de los patrones y comerciantes a principios de la historia de los Estados Unidos. El propósito central de los departamentos de policía – la protección de la propiedad privada y la garantía del funcionamiento pacífico de la ganancia capitalista – no ha cambiado hasta estos días.

Antes de la abolición de la esclavitud, la policía era usada para perseguir esclavos que huían y para reprimir las rebeliones de esclavos. La policía nació del miedo de los capitalistas a la pérdida de su propiedad privada, incluyendo la más valiosa que se tenía en el sur: la esclavitud de africanos que produjo la mayor parte de la riqueza inicial del país. Luego de que la esclavitud propietaria fuera terminada, la policía jugó un rol central en hacer cumplir las leyes Jim Craw y en establecer un sistema penitenciario que continuó el trabajo esclavo de facto.

La policía racista

El rol de la policía en apuntalar el racismo ha cambiado de forma a medida que las leyes cambiaron. Sin embargo, el carácter racista de la policía no ha cambiado. Esto quedó bien claro en los incontables videos de policías aterrorizando sin piedad a gente negra, muchas veces asesinándolos; en los videos de los asesinatos de Philando Castille, de Freddie Gray y Walter Scott así como con las de de mujeres negras como Korryn Gaines y Sandra Bland. Como los últimos años de abundantes casos de perfilamiento nos han mostrado, la policía mata con impunidad. La falta de condenas, incluso en los casos más escandalosos, prueba que la corte le ha dado a la policía un pase libre para matar a voluntad sin consecuencias.

La policía es el brutal puntal del capitalismo y la intolerancia, encerrando tras las barras a un número desproporcionado de gente de color para trabajar por debajo del sueldo mínimo en prisión y para garantizar mano de obra barata y los trabajos más precarios mediante la exclusión social de quienes fueron liberados. El trabajo en prisión es una industria de miles de millones de dólares, alimentada por los arrestos en masa llevados adelante por la policía que perfilan racialmente a la gente negra y latinos. El racismo y la intolerancia – apoyada y perpetuada por la policía – es central para engordar las ganancias capitalistas garantizando mano de obra barata dentro y fuera de la prisión y profundizando las divisiones al interior de la clase obrera.

Mientras neo-nazis, nacionalistas blancos, y neo-fascistas toman la delantera en actos llenos de odio, es importante recordar el rol de la policía en envalentonar a estos sectores racistas y opresores tanto en el pasado como en el presente. Hemos visto a esta policía proteger a estos nacionalistas y reprimir a los contra-manifestantes una y otra vez. En Charlottesville la policía hizo ojos ciegos a los ataques llevados adelante por sectores de derecha, incluso cuando uno de estos nacionalistas blancos abrió fuego contra un hombre negro. Esto se repitió en ciudades a lo largo de EUA. Al Jazeera informa que “la policía parece saber a quién quieren apuntar, y de algún modo nunca son los hombres blancos viejos envueltos en banderas estadounidenses ni los adolescentes en vestuario de guerreros romanos.”

Es inconfundible saber de qué lado está a policía. Como socialistas no puede haber confusión de que estamos del lado opuesto, el de las barricadas, figurativa y literalmente. Estamos del lado de los pobres y oprimidos. Estamos del lado de la clase obrera. Estamos del lado que quiere destruir el sistema capitalista y construir una nueva sociedad.

Los policías no son trabajadores

Algunos argumentan que la policía, al recibir un sueldo, son trabajadores. Estos argumentarían que los policías son iguales a otros empleados del estado, que cobran por su trabajo en la educación o la salud, en oposición a aquellos empleados por capitalistas individuales. Sin embargo, los factores que definen a la clase obrera van más allá del cobro de un sueldo – incluyen la función del trabajo. En el caso de la policía, esta función es la protección de la propiedad privada y el orden capitalista usando el terror racista y otras formas de represión violenta. ¿Cuál es el producto del “trabajo” de la policía? La respuesta es clara: prisiones abarrotadas de negros y latinos y la masacre de negros. Esto hace al “trabajo” de la policía, inherentemente antagónica al de la clase obrera.

Irónicamente, a la hora de recibir el salario, la policía se beneficia de las conquistas ganadas por las luchas de la clase obrera, como el derecho a la sindicalización. Sin embargo, dado que los policías no son trabajadores, los sindicatos policiales son muy diferentes a los de la clase obrera, que fueron creados para defender a los trabajadores del ataque de los gobiernos y sus patrones. Los sindicatos policiales existen para defender a los oficiales, que han sido encontrados plantando drogas en escenas de crimen falsas, o filmados asesinando a la juventud negra. Incluso CLEAT ha dicho que la policía difiere al resto de la clase obrera, demostrado cuando intentó pasar leyes para juzgar a la policía en cortes especiales.

Por lo tanto, organizar a la policía en sindicatos es esencialmente organizar a los enemigos de la clase obrera en pos de mejores condiciones para reprimir y derrotar a los trabajadores y la gente de color. Por eso Left Voice ha levantado el reclamo de que todos los sindicatos y gremios de la clase obrera echen a la policía y se nieguen a aceptar que se organicen a nuestro lado. Esta propuesta fue apoyada por el sindicato Local 2865 de Trabajadores del Automovil Unidos y por las Juntas de Negros y Latinos de SEIU Local 721 en Los Ángeles.

Es una cuestión de principios para los socialistas como individuos y a las organizaciones socialistas, para llamar la atención sobre el abismo que nos separa de la policía. Ninguna cuestión de procedimiento puede ser una excusa para romper con este principio socialista básico.

Cuando luchamos por la organización de la clase obrera, no lo decimos simbólicamente. Nos referimos a estar junto a los sectores más avanzados de la clase obrera en cortes y piquetes. Debemos estar dispuestos a enfrentar la represión policial. Debemos estar dispuestos a organizar cortes, paros y piquetes. Cuando decimos que luchamos por el socialismo, por que la clase obrera tome en sus manos los medios de producción, lo hacemos con la voluntad también de identificar y enfrentar a quienes atacan a la clase obrera por orden del capital.

Conocemos a nuestro enemigo: la policía, los capitalistas e imperialistas. Nos unimos a la clase obrera y el pueblo pobre para enfrentarlos y vencer. No queremos policía en nuestros sindicatos. No queremos policías en nuestras organizaciones.

Traducción: Federico Gozzi