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Red Internacional
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EL ESTADO DEL AMBIENTE. Los cambios en la matriz energética argentina: menos petróleo, más gas y renovables

El 85,7 % de la oferta interna provino de los hidrocarburos, con un proceso de sustitución entre gas y petróleo. Mientras, la balanza comercial de la matriz energética expone un saldo negativo.

Domingo 13 de septiembre de 2020 15:41

Si bien en Argentina la implementación de la Ley General del Ambiente (aprobada en 2002) establece para el Estado la obligación de presentar al Congreso Nacional “un informe anual sobre la situación ambiental del país”, este informe ha sido elaborado solo cuatro veces desde la aprobación de la normativa: en 2012, 2016, 2017 y 2018.

El Informe del Estado del Ambiente establece, por definición constitucional, “un análisis y evaluación sobre el estado de la sustentabilidad ambiental en lo ecológico, económico, social y cultural de todo el territorio nacional”. Uno de los tantos temas abordados (el último informe tiene 627 páginas) es el del estado de la energía, “insumo vital para el funcionamiento de las sociedades modernas”.

Según la Agencia Internacional de Energía, solo en Argentina el suministro total pasó de 43.808 ktoe (toneladas equivalentes a petróleo) en 1990 a 79.155 ktoe en 2018. La misma agencia prevé que su consumo, a escala mundial, aumentará por encima del 60 % hacia 2040, y que gran parte de dicho crecimiento estará relacionado con el consumo de los países que actualmente dependen de fuentes de energía fósil.

A pesar del acelerado desarrollo, la reducción de costos de las energías renovables y las mejoras en la eficiencia, “las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía podrían estar lejos de los objetivos del Acuerdo de París”, señala el último IEA.

En Argentina el 85,7 % de la oferta interna provino del petróleo, el gas y el carbón

Tanto la versión 2017 como 2018 del Informe del Estado del Ambiente describen a la matriz energética argentina como “heterogénea”, aunque “desde sus inicios mostró una alta dependencia de los hidrocarburos”. Durante 2018 casi la totalidad de la oferta interna provino de los hidrocarburos, con el 53,2 % correspondiente al gas natural, el 31 % al petróleo y el 1,5 % al carbón. El resto provino de la energía nuclear (2,4 %), hidroeléctrica (4,6 %), bagazo, leña, aceites vegetales y alcoholes (6,2 %) y eólica y solar (0,3 %).

Sin embargo, en las últimas décadas “se ha dado un proceso de sustitución en el uso relativo de los hidrocarburos”, con una disminución de la participación del petróleo (en 1960 representaba el 70 % de la matriz) y un incremento del gas natural (en 1960 representaba menos del 10 %). A su vez, “la oferta interna primaria de energía pasó de 16,9 millones de toneladas equivalentes de petróleo (ktep) en 1960 a 85,14 millones a principios de 2010”.

La matriz energética también incluye una balanza comercial, la que deja en evidencia “un saldo negativo en los últimos años, donde las importaciones superan a las exportaciones”, algo que ocurre desde 2015 y fue moneda corriente durante los años 90. La importación de gas natural se ha intensificado en los últimos años a través de la conexión de gasoductos con Bolivia y Chile, así como también mediante la regasificación de gas natural licuado (GNL) en los barcos ubicados en los puertos de Escobar y Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires.

Respecto a la energía eléctrica, su matriz mantiene un perfil dominado por la generación térmica, pasando de 40.000 Gwh en 2003 a 90.000 en 2016, año en el que concentró el 65 % del total. Por su parte, las centrales hidroeléctricas aportaron un 27,5 %, las nucleares un 5,5 % y las renovables solo el 0,4 %. La generación total de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables alcanzó en noviembre de 2018 los 428,4 Gwh, de los cuales el 52,4 % fue por tecnología eólica y el 33,3 % por hidráulica.

Los informes señalan un aumento interanual del 8 % en el consumo de gas natural en 2016 y una caída del 14 % en la utilización de fuel oil. A su vez, disminuyó fuertemente el consumo de carbón mineral, aunque el uso de gasoil para generar electricidad aumentó un 6 % respecto a 2015.

La energía hidroeléctrica constituye la principal fuente renovable representando el 20 % dentro de la matriz, siendo responsable del 30 % de la generación eléctrica. En cuanto a la producción de bioetanol, “se incrementó de 23.000 m3 en 2009 a más de 700.000 m3 en 2016”.

La producción de energía eólica es incipiente, pero con potencial. Rawson posee el parque eólico más grande, con 77 megavatios instalados, suministrando electricidad a 100.000 hogares. Algo similar ocurre con la solar. Los proyectos Cauchari en Jujuy supondrán la planta fotovoltaica más grande de Sudamérica con 1,5 millones de paneles distribuidos en 360 hectáreas. En esta provincia se aprobó la creación del Instituto de Energías Renovables y Eficiencia Energética.

En cuanto al Plan RenovAr, se prevé que las nuevas obras aporten para 2025 un total de 10 gigawatts de potencia al sistema eléctrico. Actualmente, la capacidad instalada estimada por tipo de tecnología es de 644 Mw de energía eólica, 114 Mw de fotovoltaica, 40 Mw de bioenergía y 243 Mw de pequeños aprovechamientos hidroeléctricos.

En 2017 se adjudicaron 147 proyectos, con una potencia de 4.466,5 MW y un precio promedio ponderado de USD 54,72/MWh, con el objetivo de alcanzar para el 2025 una contribución de las renovables del 20 % del consumo de energía eléctrica del país.