El presidente de Bolivia, Evo Morales, se refirió a la influencia de las telenovelas en el aumento de embarazos adolescentes, la violencia machista y la infidelidad. También habló de la descomposición del matrimonio y la familia.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Viernes 21 de noviembre de 2014
Fotografía: Wikimedia.
Morales realizaba un discurso durante la promulgación del nuevo Código de Familias, y se refirió a un problema en ascenso en Bolivia: la violencia contra las mujeres.
Aunque Bolivia, con la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, declara y reconoce como prioridad nacional la lucha contra la violencia hacia las mujeres, aumentan los casos de acosos y violencia machista en todas sus formas. Según datos del Observatorio del Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM), de enero a junio de 2014, se registraron 98 asesinatos de mujeres, de los cuales, 59 son femicidios y 39 fueron considerados muertes violentas por otros motivos.
En su discurso, Morales habló del papel de las telenovelas, pero nada dijo de cómo influyen y naturalizan la violencia contra las mujeres las declaraciones y “chistes” machistas, tristemente comunes entre su gabinete, comenzando por el propio presidente. Él mismo en campaña electoral, comparó a los seguidores de su adversario con mujeres golpeadas, que mantienen su relación con el agresor.
Según Morales, fue educado en un ambiente libre de violencia y se le inculcó “que la mujer es algo ‘sagrado’ y que un varón deben casarse solo si tiene el dinero y una casa para mantener a su pareja”. Parece que las enseñanzas no fueron suficientes para evitar que Morales sea conocido por sus “chistes” machistas, que hace incluso contra las ministras de su gobierno.
En 2012, el presidente Morales participó del carnaval y cantó una copla que decía: “Este Presidente de buen corazón, a todas las ministras les quita el calzón”, refiriéndose a las funcionarias de su gobierno. Y cuando se disculpó lo hizo porque “para algunos medios de comunicación y opositores es delito o pecado, yo quiero, de manera muy sincera y humilde, pedir disculpas al pueblo boliviano por las coplas y las bromas, es por la confianza que tenemos”.
En 2011, Morales había llamado a los jóvenes varones a enamorar a las yuracarés en medio del conflicto con las comunidades indígenas por la construcción de la ruta en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). Morales dijo: “Si yo tuviera tiempo, iría a enamorar a las compañeras y convencerlas de que no se opongan. Así que, jóvenes, tienen instrucciones del presidente de conquistar a las compañeras yuracarés trinitarias para que no se opongan a la construcción del camino". En otra oportunidad había dicho: “Cuando voy a los pueblos quedan todas las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice Evo Cumple”.
Las expresiones y declaraciones de las figuras públicas, especialmente aquellas importantes como presidentes, inciden en las conductas y en lo que es aceptado o repudiado socialmente. Causan mayor indignación cuando se trata de políticos que se suponen “progresistas” o que dicen defender los derechos de las mujeres, las comunidades originarias y campesinas. Por eso Morales se ha ganado más de una vez el repudio de las organizaciones de mujeres, incluso muchas de las que apoyaron y apoyan su gobierno.
Según datos del Programa de mujeres de Naciones Unidas, Bolivia es el país de América Latina con el nivel más alto de violencia contra las mujeres, y el segundo después de Haití en violencia sexual. Es cierto que las telenovelas, así como las publicidades y otros productos culturales naturalizan la violencia y el sometimiento de las mujeres, pero el presidente colabora, y bastante, al degradar a las mujeres elegante y “cómicamente” con sus chistes y declaraciones.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.