Pandemia, pérdida de fuentes laborales, bajos salarios y alta precarización, son algunos de los problemas que enfrenta hoy la clase trabajadora uruguaya. Los empresarios, con el gobierno como aliado, buscan avanzar en distintas formas de ajuste. Hay conflictos y sectores de los trabajadores que se organizan para luchar pero lamentablemente el Congreso del PIT-CNT no definió un plan de lucha, una necesidad imprescindible para poder derrotar los planes de las patronales y la derecha.
Domingo 12 de diciembre de 2021
Aunque los peores momentos de la pandemia parecen haber pasado, es innegable que los trabajadores aún se encuentran en un momento de crisis, bajo salarios, precarización y pérdida de derechos laborales.
La leve recuperación económica de este último tiempo revirtió parcialmente algunas cifras, sobre todo en relación al número de desocupados, pero más allá de estas situaciones coyunturales hay un deterioro estructural de las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora uruguaya.
Esta situación no se modificó en los tres periodos de gobierno frenteamplista, que mantuvo los pilares del modelo económico (y en algunos puntos lo profundizó) y sufre actualmente los embates de un gobierno de derecha, que expresa más directamente los reclamos y posturas de los empresarios y las patronales.
La propia pandemia sirvió de excusa para que Lacalle y compañía, favorecieran la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, con cláusulas que directamente proponían aumentos por debajo de la inflación.
A su vez el enlentecimiento de la actividad económica que ocasionaron las medidas de restricción de la movilidad que se dispusieron para enfrentar el coronavirus afectaron el nivel de ganancia empresarial, por lo cual desde este sector se alentaron medidas para que fueran los trabajadores los que pagaran el costo de esta crisis vía pérdida de empleo, recortes de derechos, y rebaja salarial.
El gobierno, afín ideológicamente a este sector social, no vaciló en tomar las medidas que le reclamaban. La ayuda social para los más afectados fue escasísima, priorizándose claramente el salvataje empresarial.
A su vez el gobierno pretende avanzar con su proyecto más de fondo: la Ley de Urgente Consideración (LUC) es un conjunto de medidas que en distintos órdenes expresa el ajuste y el modelo neoliberal y privatizador que vino a imponer la derecha así como brinda una cobertura legal para un mayor avance represivo que limita el derecho a la protesta o criminaliza la pobreza desde una visión punitiva y de control social. La reforma de la seguridad social, con un encare privatizador y de mayores ganancias para las AFAPs, así como su aumento de la edad jubilatoria es una de las “tareas” principales que tiene Lacalle para este periodo de gobierno.
Congreso del PIT-CNT, mucho ruido y pocas nueces
Hace poco más de un mes sesionó el XIV Congreso del PIT-CNT. Tres documentos fueron presentados en esa instancia, por parte de las 3 corrientes existentes. Por una parte la mayoritaria Gerardo Cuesta, integrada por dirigentes del Partido Comunista y la corriente sindical Articulación; En Lucha, conformada centralmente por la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado y la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (ADEOM) de Montevideo, y la Coordinación de Sindicatos que integran los militantes de la Unión Ferroviaria, el Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Enseñanza Privada, la Asociación de Funcionarios Postales del Uruguay y la Federación Nacional de Municipales, entre otros.
Los documentos analizaron distintos aspectos de la realidad nacional e internacional, entre ellos las características actuales del capitalismo y la situación en América Latina, la política del gobierno de la Coalición Multicolor, un balance de los gobiernos progresistas del Frente Amplio, etc.
En el congreso resulto ganadora una alianza entre la Gerardo Cuesta y En Lucha, y de esa manera Marcelo Abdala fue elegido como presidente, Joselo Lopez como vice y Elbia Pereira, de FUM-TEP, como secretaria general.
Con la mayoría que ostenta la Gerardo Cuesta hace primar en el movimiento obrero una estrategia que se aleja de la independencia de clase y busca alianzas con sectores de la pequeña y mediana burguesía. En sus posturas se muestra un programa de tintes desarrollistas, que promueve una mayor intervención del Estado para poner algún límite a la sed de ganancias de los empresarios. Las denuncias que aparecen hacia el sistema capitalista, terminan siendo un discurso abstracto y sin relación con acción política concreta.
Con la mira puesta en la repartija de cargos En Lucha terminó siendo funcional a la Gerardo Cuesta. Mientras tanto la Coordinadora de Sindicatos, si bien es minoritaria expresa a los sectores que sí luchan por la independencia de clase, aunque tiene el desafío por delante de ser una verdadera alternativa que desplace a los sectores más conciliadores.
Los trabajadores pueden derrotar los planes del gobierno y los empresarios
El propio presidente Lacalle Pou ha dicho en estos días que hay un aumento de la conflictividad social con paros y medidas de distintos sindicatos.
La disposición a la lucha de sectores de trabajadores son el puntapié inicial para poder enfrentar verdaderamente los planes de la derecha y los empresarios.
Pero para que se exprese todo el poderío de la clase trabajadora hay que superar el techo que le impone la dirigencia oficial del PIT-CNT.
Los conflictos se suceden, ya sea en defensa de la fuente laboral, contra los bajos salarios o ante ataques patronales, pero no dejan de ser medidas aisladas y puntuales que quedan libradas a su suerte mientras las corrientes mayoritarias que dirigen la central sindical miran para el costado.
Un plan de lucha, que coordine todos los conflictos y ponga la movilización y el paro general en el centro de la escena es el gran debe del reciente congreso del PIT-CNT. Hay que unificar los conflictos, solidarizarse activamente con los que se desarrollan y levantar un programa que de una salida de fondo a la crisis desde la perspectiva de la clase trabajadora y no en función de alianzas con sectores burgueses o de cálculos electorales que alientan un retorno del FA en 2024.
La luchas a mediados de este año de Soofrica contra los despidos y la persecución sindical o de los trabajadores de la pesca por un nuevo convenio salarial muestra que se puede luchar de manera independiente y por fuera de las lógicas y prácticas que intenta imponer la dirigencia de la Central Sindical.
El referéndum contra la LUC, luego de una recolección de firmas masiva que mostró la capacidad de los trabajadores organizados, puede ser un hito en el proceso de lucha que enfrente verdaderamente los planes del gobierno y sus medidas privatizadoras, neoliberales y antiobreras. 2022 también será un año definitorio en relación a la reforma jubilatoria. Todo el régimen, incluyendo el Frente Amplio, parecen estar de acuerdo en subir la edad jubilatoria y mantener las AFAPs, se hace necesario también en este punto acciones contundentes de la clase trabajadora contra los planes del gobierno a tono con las recetas del FMI.
Párrafo aparte merece la situación de las fuerzas represivas del Estado, al mismo tiempo que se recortan áreas fundamentales como salud o educación, se aumenta el presupuesto de las fuerzas represivas (política que también llevó adelante el FA) se les da nuevas prerrogativas con la LUC y se mantienen sus privilegios jubilaitorios, ya que la reforma de la seguridad social prácticamente no toca este sector. Al mismo tiempo la dirigencia oficialista del PIT-CNT logró bloquear la expulsión del sindicato policial e insiste con su nefasta política de caracterizarlos como trabajadores. Caracterización que por otra parte a cada paso se demuestra equivocada. Para un ejemplo, basta ver la reciente represión por parte de la policía a los trabajadores del transporte interdepartamental, quienes luchan contra los atropellos patronales y el ajuste en el sector.
Actualmente existen múltiples conflictos en distintos sectores, tanto privados como estatales en el contexto de la ronda de negociaciones salariales. En la educación también se ha expresado la resistencia de estudiantes y docentes contra los planes del gobierno y sus recortes.
La reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial y el reparto de las horas de trabajo, la nacionalización y puesta en funcionamiento bajo control de sus trabajadores de toda empresa que cierre, la lucha contra los despidos, la flexibilización y la precarización laboral, la pelea por el aumento de salarios, contra las privatizaciones y tercerizaciones son algunas de las demandas que hay que imponer con un plan de lucha discutido democráticamente desde las bases y con los métodos históricos de la clase obrera; es decir un cambio profundo que va en el sentido contrario a los planes de la derecha y también de la salida que propone las corrientes hegemónicas del PIT-CNT.
Al contrario de lo que plantea la corriente mayoritaria de la central, el desafío principal de la clase trabajadora no consiste en desarrollar una política de “bloques” hacia las “mayorías nacionales”, subordinándose en el camino a la patronal pequeña y mediana y adaptándose a los sectores medios. Por el contrario, la clase trabajadora para construir el bloque histórico que le permita derrotar a los capitalistas primero debe conquistar su independencia política y constituirse en un actor hegemónico, desarrollando su política de alianzas hacia los sectores populares, el movimiento estudiantil, el movimiento de la mujer, y demás movimientos en lucha. Esa es la gran tarea del momento. No subordinarse políticamente al Frente Amplio.