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Red Internacional
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Apuntes Militantes. Los desafíos del Frente de Izquierda en el Sudoeste Bonaerense

El PRO apuesta estratégicamente a ampliar el polo petroquímico. El peronismo busca sus pre-candidatos ligados al campo, a los “industriales” y a la burocracia sindical. Los desafíos del Frente de Izquierda, en medio de una creciente polarización social y precarización de la vida.

Martes 23 de mayo de 2017

En Bahía Blanca, nudo de toda esta región, la apuesta estratégica del PRO es darle vía libre a la extracción de recursos naturales de las grandes multinacionales como DOW Chemical, asociadas al negociado de Vaca Muerta, e interesada en ampliar su planta petroquímica. Junto con esto, el Pro quiere rebajar los costos logísticos en el puerto, haciendo de Bahía Blanca una red de autovías de entrada y salida de camiones con las obras proyectadas.

Sin lugar a dudas, la mentada “lluvia de inversiones” solo tendrían que ver con las necesidades de los exportadores y los sectores más ricos. Estamos hablando de los patrones de estancia, que en ciudades de hasta 50 mil habitantes, como Tres Arroyos o Coronel Suarez, “se la llevaron en pala”: las exportaciones de cereales en Ing. White crecieron de 6 millones de toneladas en el año 2015, a más de 10 millones en 2016; la cosecha fina y la gruesa de 2017 ha tenido volúmenes similares y hasta con mejores rindes. En cuanto a los ganaderos, ya hace 5 años que vienen creciendo y con otras “reglas de juego” que con el kirchnerismo. El macrismo, como a nivel nacional, se jugó a consolidar su “núcleo duro” de votantes en todo el interior provincial. Por eso realizó la quita de retenciones, clave para su proyecto.

Esta bonanza y enriquecimiento del campo, contrariamente a la teoría del “derrame” que plantean desde el PRO, cuanto mucho podría dinamizar sectores que le son subsidiarios, como algunos parques metalúrgicos como el de Tres Arroyos. Estos “industriales”, nacidos de los negocios que se le caen a la oligarquía, mantienen un nivel de precarización laboral de jóvenes donde “el pique de la cosecha” significa largas jornadas de laburo, muchas de las veces en negro, en medio de los campos armando silos y soldando estructuras. La última trágica muerte por accidente vial en esta ciudad, que el PTS en el FIT denunciara aquí, es una foto de esta cruda realidad.

Para el caso de Suárez, los despidos de la textil ex –Gatic, una enorme industria de miles de obreros en medio de los campos más fértiles de la región, acrecientan la polarización y carestía de vida, mientras por otro lado suben las ventas de 4x4 para los “chacrers”, como pasó con el kirchnerismo. En Bahía Blanca ya cerraron Nutregal y Burgos, con centenares de despidos como vimos con Lucaioli, La Nueva, etc.

Mientras estos sectores aumentan sus ganancias el gobierno impulsa un ajuste para favorecerlos. Es por ello que crecen los niveles de desocupación que, siendo del 10,3% en Bahía Blanca, para la juventud es de un 20%. Pero no solo se trata de esto: hay 10.500 desocupados, 7.000 subocupados, y más de 23.000 trabajadores sobre-ocupados. La fuerza de la consigna “nuestra vida vale más que sus ganancias” en aquellas ciudades del interior, y la propuesta de Nico del Caño de “6hs x 5 días de trabajo” da en la tecla de una realidad que sufren decenas de miles.

Ellos no tienen nada para dar: organicemos el Frente de Izquierda

El macrismo tomó nota que los números de la pobreza en la juventud son enormes, y que esto ya no se trata de una “herencia del pasado K”. Por eso Vidal prepara junto al intendente de Bahía Blanca una bajada del “Plan Empalme” para la juventud: subsidiar a los empresarios que vienen despidiendo, para que blanqueen o tomen trabajadores de los planes sociales, con la garantía de que el gobierno pague la parte correspondiente al “plan”. Es decir, la solución es trabajo más barato, más precario, más inestable. Nos quieren seguir reventando.

Por su parte, el kirchnerismo está metido hasta los tuétanos en la interna de un peronismo que, entre Randazzo o Scioli, no para de ganar simpatías en viejos políticos patronales, burócratas sindicales y sectores empresarios. La contradicción del kirchnerismo es que tendrá que salir a bancar las candidaturas de personajes como Feliu, ladero randazzista de la Sexta Sección, y con operadores políticos como Moccero de Suarez, que no dudó en desalojar a trabajadores municipales con la Infantería cuando era intendente. Son candidatos que con Scioli a la cabeza de la provincia, bancaron un proyecto que reprimía las luchas de los pescadores artesanales de Ing. White; militarizaba Villa Delfina ante las tomas desesperadas de viviendas del plan Federal; le aprobaban las licencias ya caducas a radios como LU2, del Grupo Massot, etc. Es claro que ellos no tienen nada nuevo para ofrecer, solo demagogia.

Pero en las calles, ya desde 2015, vienen dándose movilizaciones y expresiones locales de fenómenos nacionales como el del Ni una Menos, que en ciudades como Punta Alta, la capital nacional de la opresión y violencia a las mujeres, es parte clave de la organización del activismo. Las marchas contra el “2x1” se dieron hasta en Sierra de la Ventana. Las luchas y paros de Municipales fueron un dolor de cabeza para los intendentes PRO de Suarez y Punta Alta; a su vez los docentes dieron la pelea y un sector, como por ejemplo en Tres Arroyos, por primera vez presentó una lista opositora independiente de la burocracia kirchnerista, la Multicolor, con una referente del PTS encabezando localmente. Todo esto que comenzó a aflorar por abajo es expresión de una creciente oposición al gobierno de Cambiemos; de los sectores que “no le deben nada” al kirchnerismo, también de los que ven con simpatía y se referencian con Nicolás del Caño y el Frente de Izquierda.

El desafío del Frente de Izquierda para el Sudoeste Bonaerense, es convertir la campaña en una organización amplia de los simpatizantes del PTS. Queremos hacer una experiencia doble: hacia los lugares de estudio y trabajo, por el otro hacia los barrios y las localidades de la Sexta Sección. Es decir, donde tenemos fuerza militante queremos tomar los aspectos más sentidos de la campaña nacional y darles una “traducción propia” de cada lugar, organizando comités entre militantes y simpatizantes que lleven adelante esta pelea. Y allá donde hay una corriente de simpatía en las localidades que el PTS presentó listas en las PASO 2015, queremos profundizar los lazos y hacer también campañas que tengan que ver cada vez más con la realidad de estas localidades.

Ante el escenario electoral de 2017, el PTS en el Frente de Izquierda tiene nuevas tareas planteadas. Pero para ello contamos con nuevas fuerzas, que hay que organizarlas en todos los niveles, desde los simpatizantes más activos que puedan “militar” la campaña hasta cientos de adherentes que pueden colaborar de mil maneras, inclusive con aportes financieros para hacer una campaña con las mejores herramientas posibles. El desafío de la izquierda revolucionaria es “organizar la influencia”, lo que nos permitirá acrecentar nuestras fuerzas para las duras batallas que más pronto que tarde vendrán.