La juventud es perseguida por una política de Estado que los criminaliza y persigue. Es hora de organizarnos y recuperar nuestras herramientas de lucha.
Domingo 14 de mayo de 2017 18:17
Luego del episodio del lunes pasado, donde policías sin identificación me llevaron detenido en la puerta del Eduardo Wilde en San Martín, se expresó un enorme arco de solidaridad por parte organismos de derechos humanos, sindicatos, diputados de diversos espacios políticos, estudiantes y docentes de todo el país. La respuesta a la violencia policial fue contundente.
En ese marco se puso en debate la criminalización y estigmatización de la juventud. En las numerosas entrevistas y notas que salieron publicadas al respecto (C5N, Página / 12, Radio 10, Radio Libre, Diario Popular, Infonews, SM noticias, FM Fribuay, Radio El Mundo, entre otros) señalé cómo los jóvenes de los barrios son hostigados por el hecho de ser pobres y jóvenes. Cabe señalar que en un Estado democrático tenemos pleno derecho a exigir que la policía se identifique, y ésta no puede requisar cuando no existe ningún motivo para hacerlo, es parte de las libertades democráticas: hablar y caminar por la calle no es delito.
Lo que sucedió no es un hecho aislado sino que se da en un contexto de escalada represiva: represión a docentes en el Congreso y a trabajadores en el marco del paro general del 6 de abril; represión a los trabajadores de la educación en la provincia de Santa Cruz, solo por dar algunos ejemplos. Es parte de una política de Estado, donde se busca disciplinar para hacer pasar el ajuste. Incluso el ataque contra los trabajadores también se manifiesta en el discurso del gobierno. Las declaraciones del presidente Macri el día jueves, tildando a los docentes de mafiosos, da cuenta de ello. Es cínico, sobre todo considerando la relación que el mismo gobierno tiene con las mafias policiales y la burocracia sindical.
Es en este escenario donde se naturaliza que la policía requise en la puerta de las escuelas (o en las plazas) y lo que es más grave, que dicha situación se haya convertido en un paisaje cotidiano. En LID hemos denunciadola detención que sufrió el presidentedel Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias de Jujuy en el mes de abril, como el hostigamiento de la policía a un grupo de jóvenes quecantaban rap en la Plaza de San Martin, entre otros. Es hora de que los trabajadores y la juventud nos organicemos para enfrentar esa política de represión que busca que la crisis la paguemos nosotros.
La respuesta rápida de todas las organizaciones que se presentaron en la puerta de la comisaría es la expresión concreta del límite que le impusimos al abuso policial. La multitudinaria movilización del día miércoles contra el 2x1 a los genocidas es otro ejemplo, y el camino a seguir. Esa bronca manifiesta obligó que en el Congreso se vote una ley contra el 2x1, incluso aprobada por quienes meses antes habían dado el visto bueno a los tres jueces de la corte suprema que dictaron el fallo reaccionario: Cambiemos con el radicalismo incluido, el PJ y el FPV. Sin ir más lejos, el día después de la marcha se le negó la excarcelación al genocida y apropiador de Francisco Madariaga, Victor Gallo.
Los docentes de la provincia de Bs. As. tenemos una primera tarea esta semana que es recuperar nuestro sindicato -el SUTEBA-, y ponerlo al servicio de todas las luchas, para frenar el ajuste y enfrentar la represión. Esa batalla es la que damos desde La Marrón en la Multicolor (frente que integro como candidato en el distrito de San Martin-Tres de febrero). La vida no tiene nada que ver con las miserias que nos ofrece este sistema a los trabajadores, los jóvenes y las mujeres. Es imprescindible conquistar tiempo libre para dedicarlo al esparcimiento, a la cultura o al arte. Y la única forma de lograrlo es con la organización y la movilización.